Día de la Fuerza Aérea: ¿cómo se forman los pilotos de combate para volar el F-16 que se viene?

Este sábado 10 de agosto la Fuerza Aérea Argentina conmemora un nuevo aniversario de su creación. Un repaso por su pasado de gloria, sus hazañas legendarias y un futuro en el que la llegada de los F-16 desafía a sus efectivos. 

Este sábado 10 de agosto la Fuerza Aérea Argentina (FAA) conmemora el 112º aniversario de su creación. Su pasado, presente y futuro están marcados por la necesidad de custodiar los cielos de nuestro país, que representa la octava geografía mundial.

Como explicaron desde la FAA: “En poco más de un siglo de vida, la Fuerza ha tenido un crecimiento exponencial, posicionándose entre las instituciones de referencia de la Nación a partir de la probada capacidad, esfuerzo y compromiso de todo su personal y a su inestimable contribución al servicio del país”.

El recorrido no fue, ni es fácil. Aunque las expectativas son prometedoras: en el presente la Fuerza se prepara para recibir a los 24 aviones F-16 adquiridos a Dinamarca y, con ello, ser protagonista de un salto tecnológico de importancia.

En la Guerra de Malvinas: hazañas legendarias

En 1982, sin estar preparados para combatir en un escenario aeronaval, los efectivos de la Fuerza Aérea desafiaron a las fuerzas británicas en la Guerra de Malvinas.  Sus ataques y hazañas fueron, y aún son, admirados por el enemigo y por todos aquellos que analizaron y estudiaron la gesta.

Cabe señalar que, tras la recuperación de nuestras Islas, y aún conscientes de que no estaban operacionalmente listos para enfrentar una guerra aeronaval y de la superioridad aérea del enemigo -que además de modernas aeronaves contaba con misiles Sidewinder– la FAA se metió de lleno en el Conflicto. 

Y, como consignó el Informe Rattenbach, los pilotos argentinos debieron experimentar y llevar a la práctica inéditos sistemas de ataque a buques de superficie. En ese contexto, y sin medios apropiados y entrenamiento necesario, la FAA desarrolló operaciones aéreas -sin antecedentes- contra los medios navales enemigos: pese a la disparidad de fuerzas, le infligió daños fuera de toda proporción.

Los F-16 en el futuro inmediato de la Fuerza Aérea Argentina

En abril de este año se concretó el histórico acuerdo para la compra de 24 aviones F-16 Fighting Falcon. Fue el ministro de Defensa, Luis Petri, quien viajó -acompañado por el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Julián Isaac, y el titular de la Fuerza Aérea, brigadier general Fernando Luis Mengo– a Dinamarca para avanzar en la recuperación de la capacidad de interceptación supersónica.

Desde Copenhague, Petri calificó la adquisición aeronáutica militar como “la más importante desde 1983”.

Cabe destacar que la compra incluye unidades monoplaza y biplazas (para el entrenamiento de los pilotos). Además, se suma el armamento y equipo de apoyo. Asimismo, el acuerdo contempla simuladores de vuelo, motores, repuestos durante cinco años y la capacitación de los pilotos y mecánicos. 

En definitiva, estas aeronaves multipropósito -con funciones propias del combate aire-aire y aire-tierra– serán la columna vertebral del sistema de defensa aérea.

Se estima que este sistema de armas opere desde la VI Brigada Aérea, ubicada en la localidad bonaerense de Tandil. En el ámbito aeronáutico, esta unidad de caza es conocida como la “cuna de héroes”, por las misiones que recibieron y concretaron sus pilotos en la Guerra de Malvinas: un lugar en el que se respira mística y épica guerrera. 

En palabras del vicecomodoro Juan Manuel Sosa, jefe del Programa F-16 en la Fuerza Aérea Argentina, “el F-16 le aporta a Argentina la posibilidad de recuperar la capacidad supersónica. En síntesis, poder tener un control del aeroespacio completo”.

En líneas generales, la aeronave adquirida a Dinamarca posee sensores, aviónica y armamento que van a permitir la recuperación de la capacidad defensiva de disuasión. “Un Estado tiene que ser capaz de defender sus intereses, en su territorio, y el de su pueblo. Y para eso están los aviones”, resumió el vicecomodoro Cristian Dario Giaccaglia, jefe de Gestión de Implementación del Programa. 

¿Cómo se forma un piloto de caza argentino?

“Lo mejor de lo mejor”, así resumen, en la Fuerza Aérea Argentina, a quienes llegan a convertirse en pilotos de aviones de caza: ellos deben cumplir con una serie de requisitos académicos, médicos y psicológicos. 

En primer lugar, los hombres y mujeres que desean ser parte de esta fuerza de élite tienen que aprobar el ingreso de la Escuela de Aviación Militar que consta de tres tipos de exámenes:

• Intelectual (en el que  hay que dar cuenta de los conocimientos en áreas como matemática, física, lengua y literatura, historia e inglés)
• Físico (hay que cumplir con pruebas de resistencia, velocidad y capacidad física)
• Médico

Luego, y tras cuatro años de cursada, quienes egresan con el mérito y con las condiciones académicas aprobadas, pueden elegir una especialidad: para volar el F-16, por ejemplo, tendrán que optar por la de Caza Bombardero.

Entonces, se trasladarán a la Escuela de Caza, en la provincia de Mendoza, para atravesar una capacitación aún más exigente en términos físicos y académicos: el Curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Combate (CEPAC).

Un dato curioso: quienes finalmente son seleccionados para integrar al llamado escalafón de aire (los pilotos) en la Fuerza tienen que cumplir estrictos requisitos físicos indispensables. Por un lado, los que quieran convertirse en pilotos militares, no solo tienen que tener una altura mínima,  superior a 1.64, y una máxima, menor a 1.90 cm, sino también una vista perfecta (10/10). ¿A qué se debe esta exigencia?, básicamente a la operación de este tipo de sistema de armas.

Pues, arriba de las aeronaves, el piloto tiene que alcanzar y poder operar los pedales al máximo de profundidad. Además, debe poder acceder al instrumental existente. A eso se suma que, los asientos eyectables, tienen un peso máximo y mínimo de soporte para funcionar de acuerdo a las especificaciones del fabricante.

Exámenes físicos y médicos para los pilotos de combate de la Fuerza Aérea

A los requisitos mencionados, se suma el apto físico que se les exige a los pilotos de combate de la Fuerza Aérea. Se trata de un examen anual, extremadamente riguroso. Además, las pruebas cuentan con una instancia de cámara hipobárica e incluso, otra instancia de cámara que da cuenta de la capacidad de extracción de tripulaciones bajo el agua (aunque esta última no es una exigencia).

“Tienen que estar psicofisiológicamente aptos y aprobar una exigencia académica permanente, tanto para el estudio de la aeronave como para la operación”, reconocen los expertos, quienes agregan que las aeronaves de caza tienen diferentes sistemas, cada uno con un manual distinto. Eso explica la cantidad de requisitos y lo rigurosos que son.

También, los efectivos deben cumplir con el adiestramiento físico que la Fuerza Aérea le exige a todo su personal. Estas pruebas son obligatorias ya que estos sistemas de armas alcanzan altas velocidades. Arriba, la fuerza G -que determina la aceleración- hace que los pilotos tengan que soportar una serie de fenómenos físicos. Por ejemplo, en un viraje, su peso se duplicará o, incluso, tendrán dificultades para moverse y hasta podrán llegar a experimentar un black out (como le sucede a Maverick en Top Gun 2).

Esa es la razón por la que los pilotos de caza suelen vestir trajes especiales que comprimen los miembros inferiores, provocando que la sangre no fluya hacia abajo con facilidad.

De hecho, la tradición de usar pañuelos en el ámbito de los pilotos militares fue, antes, una necesidad: los precursores de la aviación de combate solían ajustarlos con fuerza en el cuello antes de salir a cumplir sus misiones. Por entonces, el pedazo de tela debía impedir que la sangre descendiera de la cabeza a los pies para evitar la pérdida de visión.

Presencia en el espacio y proyectos de guerra electrónica

Días atrás, en el marco de la conferencia bilateral “Oportunidades y desafíos en materia de industria de defensa”, las autoridades de la Fuerza Aérea se refirieron a los proyectos en agenda de cara al futuro. 

“Es muy importante lo que significó la incorporación de un sistema de armas de 4+ generación. ¿Eso qué supone?, que empieza a traccionar otras cosas”, afirmó, durante el evento, el comodoro Fabián Enrique Capellino, director general de Planes, Programas y Presupuesto de la FAA.

Además, el oficial habló de que es necesario considerar el concepto de “Net-centric” para entender que la Fuerza tiene que poder integrar sus capacidades para poder avanzar. Cabe destacar que las operaciones del tipo “net-centric” ponen el foco en las redes y en la obtención de información.

En palabras de Capellino la institución apunta a avanzar en materia de empleo de vehículos estratosféricos no orbitales (VENO) que, en líneas generales, se ubican entre los satélites y los vehículos no tripulados.

Asimismo, se trabaja con la intención de, en un futuro, poder colocar en órbita nanosatélites: “Hoy el concepto ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento) es el guía y el que tracciona, junto con un sistema de armas, el desarrollo de capacidades”.

Ante ese escenario, la adquisición del F-16 apresuró muchos de los planes que tenía la FAA. Por eso, el comodoro explicó que, además de contar con nuevas aeronaves, es necesario recuperar las capacidades de mantenimiento y sostenimiento para asegurar, de esa manera, el ciclo logístico necesario. A modo de ejemplo, el Comodoro mencionó los trabajos que se realizan en las distintas Unidades de la Fuerza Aérea en lo que respecta al mantenimiento de asientos eyectables, motores, armamento y hasta en guerra electrónica.

“Ya no está todo del lado del cañón y la bomba convencional, ahora es un nivel mucho más grande y la capacitación y la capacidad de sostener esos sistemas son cada vez más exigentes”, detalló.