El inicio de un sumario por parte del Ministerio del Interior al director del Observatorio de Criminalidad de la cartera, Javier Donnangelo, puso en el centro de la polémica los números relacionados con homicidios vinculados al crimen organizado. Un estudio realizado por un equipo encabezado por el sociólogo Emiliano Rojido y solicitado por el propio Ministerio del Interior, sostuvo que el Observatorio de Criminalidad sobreestima en mucho el fenómeno de los asesinatos vinculados al tráfico de drogas.
En su informe, Rojido estableció una nueva manera de clasificar los homicidios, analizó los casos de 2019 y concluyó que apenas 1,9% de las muertes violentas se explicaban por guerras de bandas narcos. Esta información fue divulgada también por el asesor del Ministerio del Interior, Diego Sanjurjo, quien en su momento brindó una entrevista a La Mañana al respecto.
“Se toman decisiones desde la comodidad de una oficina”
Como integrante del equipo de asesores de Cabildo Abierto en materia de seguridad, el Com. May. (R) Jorge Gómez Arbiza se entrevistó con La Mañana analizando la situación y las inversiones anunciadas en materia de seguridad.
¿Qué opinión le merece la polémica en torno a la situación de Javier Donnangelo como director del Observatorio de Criminalidad y los números de homicidios vinculados al narcotráfico?
Lo primero que sería bueno aclarar es que mi concepto no obliga a los demás integrantes del equipo. Es bueno distinguir que el Ministerio del Interior debería trabajar con distintas áreas que se superponen e interactúan con el gobierno, Policía y asesores. Todo esto confluye en una toma de decisiones. Cuando se empieza a hacer más hincapié en la opinión de los académicos que no han estado en las tomas de decisión se busca la necesidad de entender algunas acciones. He conocido el trabajo de Donnangelo desde la anterior administración y el detalle que las conclusiones y evaluaciones nacen de un trabajo pensado y desarrollado. Otro tema es que esos resultados nos convengan o no.
Esa polémica a veces está empañada de un juego de egos y rivalidades de personas que están en determinados cargos que tienen esas diferencias. Hay diversas filosofías para aplicar, gente que responde a determinadas escuelas y no comparten otras, a veces los resultados no son esperables. La pregunta sería si los datos son objetivos o dependen del mensajero, desde ese punto de vista queda la idea de que no se ponen de acuerdo. Hay que cuidar algunos aspectos habiendo un lugar muy fino, ya que cuando se hacen análisis se puede caer en sanciones. Yo he visto algunos trabajos de, por ejemplo, Sanjurjo que hacen parte de la memoria colectiva de los mismos policías. Sacan conclusiones desde su propia visión siendo poco pragmáticas, eso no es culpa de ellos, sino que es culpa de que se toman decisiones desde la comodidad de una oficina.
Hace poco tiempo Diego Sanjurjo pretendía relativizar los delitos. ¿Qué se pretende hacer? ¿Este ida y vuelta no genera confusión en el ciudadano?
Es algo parecido a cuando estamos en un barrio peligroso y alguien viene a decir que es una sensación; no, lo que se está viviendo es una realidad en la base teórica, haciendo el convencimiento con que se induce al mando a entender que se necesita que las cosas se hagan bien. No podemos pensar que estamos haciendo las cosas bien si vemos que hay bajas denuncias, hay que tomar el pulso y quien lo puede hacer es el comisario. Será muy subjetivo, pero te puede dar una visión. Los números te dan una mirada fragmentada. Nosotros estamos cansados de decir que se perdió el dominio territorial porque no se ataca la sección. Las seccionales pueden tomar conocimiento de los hechos antes de que ocurran tomando la temperatura real. Actualmente esta medida de prevención no se puede tomar en la medida en que se necesita ya que las comisarías no tienen la acción operativa de antes.
Se compran escáneres, se compran aviones de guerra. ¿Esto apunta a combatir al crimen organizado tantas veces negado por el gobierno?
No sé si negado, yo pienso que públicamente no se ha dimensionado para evitar el pánico, tiene cierta realidad. Los escáneres los hemos pedido hace seis años, el Estado es medio paquidérmico. Está en nuestro programa y el Estado ha comprado aviones que no salen baratos. La oposición salta por las prioridades, pero esto se debía hacer hace tiempo, antes de que se prodigaran los vuelos ilegales. El tema es cuándo se toman las medidas, se tenía que haber hecho hace mucho tiempo atrás, ya que se tiene que evitar una ruta de salida, por suerte se compró. Las avionetas que ingresan a nuestro país en Paso de los Toros andan a 250 km por hora, es decir, en una hora pueden cumplir su cometido. Los aviones comprados tienen una velocidad de 500 km por hora, por lo cual, habiendo radares, pueden interceptar. Supongamos que hay un avión que está en Tacuarembó, que entra a 250 km, quiere decir que en media hora estará en Artigas o Rivera. El avión debe salir a interceptar, demorando una hora la normativa no ofrece las posibilidades prácticas de abatir. Son temas que tienen que ver con el protocolo.
¿Habría que pensar en bases estratégicas para optimizar los tiempos de respuesta?
Esa medida está tomada, entiendo que estos aviones están dispersos en las regiones de forma estratégica, el tema es tener los radares. Hay una situación en la que la Policía trabaja en prevención, reflexión y disuasión. Tener aviones genera disuasión, pero el tema está en que no pueden ser medidas aisladas ya que solo afectan los ingresos en lo aéreo, hay que potenciar lo terrestre y marítimo. La estrategia tiene que ser amplia.
En nota realizada a Robert Parrado, nos contaba sobre una prueba que hicieron entrando y saliendo con dos menores en el puente de Río Branco sin ningún tipo de control. Hace un tiempo se dispuso un cierre de frontera para un ciudadano uruguayo, quedando demostrado que el hombre no cumplía. ¿Deberían extremarse los controles para evitar que delincuentes eludan las decisiones judiciales?
Es un tema que forma parte del decálogo de Cabildo Abierto, se debe fortalecer la frontera. Migración es meramente un control administrativo nada más, del lado brasileño se puede mover. Buscamos un área ejecutiva fronteriza que tenga una presencia fuerte, ya que si ahora se detecta algo se llama a las autoridades locales, que no tienen personal ejecutivo para proceder en el lugar. Lo que debería existir es un punto disuasivo, eso es importantísimo. Migración debe tener un área de análisis para saber si una persona viene con cierto pasado, qué hace en el país, esto no lo vigila nadie. Podemos tener una gran cantidad de extranjeros cometiendo delitos en nuestro país, pudiendo haberlo evitado antes. Debemos tener un análisis de detección precoz, no es una cuestión de xenofobia es una cuestión de seguridad interna y nacional.
Iván Mourelle
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