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Mié. Nov 6th, 2024
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La mujer contó que vivió una “pesadilla infernal” en la cárcel de Obrajes y pide la liberación de su hija, quien llevaba la droga para consumo personal.

Silvia y Virginia son madre e hija uruguayas que tenían la ilusión de conocer el Salar de Uyuni y el lago Titicaca. Las mujeres, de 60 y 27 años, fueron hasta Bolivia pero el viaje se convirtió en una pesadilla. Al emprender el regreso a Uruguay fueron detenidas en el Aeropuerto El Alto por tener siete gramos de marihuana. Ambas fueron enviadas a la cárcel en régimen de prisión preventiva.

Las mujeres fueron juzgadas por el delito de tráfico de estupefacientes, que tiene una pena de entre 10 y 25 años de cárcel. Sin embargo, la defensa de las uruguayas demostró que Virginia no es narcotraficante sino consumidora y que su madre no es una cosa ni la otra. Por eso, Silvia logró salir recientemente de la prisión y ahora pide por la liberación de su hija.

Tras salir de la cárcel, la mujer envió un audio en el que cuenta el mal momento que vivió en Bolivia. “Hola, soy Silvia. Mamá de Virginia, Sofía y María”, comienza el mensaje divulgado por El Observador. Contó que viajó a Bolivia con la “ilusión” de conocer esos dos destinos turísticos, pero que su viaje se convirtió en una “pesadilla infernal” cuando la detuvieron por llevar siete gramos de marihuana en una mochila. Recién a principios de julio logró su liberación.

El abogado de las uruguayas demostró que una de las detenidas no era ni narcotraficante ni consumidora (Reuters)
El abogado de las uruguayas demostró que una de las detenidas no era ni narcotraficante ni consumidora (Reuters)

“Sí, lo sé. Sé lo que estarán pensando: ‘Qué imprudencia, qué inconciencia, qué irresponsabilidad’. Sí, todo eso es cierto. Pero la pesadilla que vivimos después y que nos tiene aún retenidas en Bolivia no la merece nadie. Fuimos tratadas como narcotraficantes”, dijo la mujer.

Silvia recordó que primero fueron trasladadas a una “celda fría y oscura” y luego fueron enviadas al penal de Obrajes. “Estar presas en un país extraño aisladas de la familia y amigos, sin nadie a quien recurrir en condiciones muy depresivas y a cuatro mil metros de altura es aterrador. Los días transcurren lentos y la incertidumbre es bestial”, comentó.

“Hoy estoy libre, después de 106 días presa, ya que se pudo demostrar una inocencia. Virginia sigue presa, aunque no debería estarlo porque en Bolivia el consumo no se pena con prisión. En el caso de los extranjeros se los pena deportándolos a su país de origen. Eso es lo que más deseamos, que la deporten y que mi hija vuelva a casa”, agregó.

Vista del Aeropuerto Internacional de El Alto (Bolivia). (EFE/Martín Alipaz/Archivo)
Vista del Aeropuerto Internacional de El Alto (Bolivia). (EFE/Martín Alipaz/Archivo)

Silvia agradeció a la Embajada de Uruguay en Bolivia por la actuación en su caso, aunque reclamó la ayuda del gobierno para que su hija sea liberada. Para este jueves 11 está prevista una audiencia en la que se podría decretar la liberación de la joven uruguaya.

Estando presas, las mujeres vivieron momentos de tensión este miércoles en la cárcel cuando se conoció que el Ejército intentó dar un golpe de Estado contra el presidente Luis Arce. Silvia y Virginia vivieron un “momento de pánico” y sintieron incertidumbre sobre lo que podía pasar, declaró el defensor Rodrigo Rey al medio uruguayo.

La Cancillería uruguaya se mantuvo en contacto con la familia y con el abogado desde marzo, al tiempo que el embajador Fernando Marr realizó al menos nueve visitas a los centros penitenciarios para asegurarse del estado sanitario de las mujeres y atender las necesidades que planteaban.

La familia de las mujeres, en tanto, envió semanas atrás una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores para que realice gestiones para lograr la liberación de las uruguayas. “Estar preso siendo inocente es una de las peores pesadillas que una persona pueda soportar; si a eso le sumamos que es un país extranjero, sin redes de contención afectiva, sin visitas que acompañen, sin comprender la idiosincrasia, sin conocer las leyes, las instituciones, las dinámicas culturales, es aterrador. En este proceso de tanto sufrimiento, ha sido muy importante el acompañamiento del embajador uruguayo en Bolivia, a quien le estamos profundamente agradecidos”, decía un fragmento del texto.

infobae.com


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