El país que dio cuna a Bolívar y a tantos hombres que destacaron por la intelectualidad demostrada en provecho de la independencia y del desarrollo nacional, está viviendo estos días un océano de contradicciones.
Asimismo, una infinidad de argumentaciones que hablan no sólo de la voluntad de cambio político, económico y social que la mueve, también de expectativas capaces de modelar nuevas realidades a partir de la disposición de venezolanos convencidos de que “sí se puede”.
De venezolanos persuadidos de estar próximos a un amanecer con la luz de un sol que brindará nuevas energías, nuevos proyectos, nuevas posibilidades, nuevas oportunidades de alcanzar infinitos sueños que, durante 25 años, se han visto frustrados por el régimen político, toda vez que ha venido confinando violentamente derechos y libertades.
Caso: Venezuela
Ese mismo país llamado Venezuela, ha sido cultivo de saña que ha terminado dándole forma y fuerza a odios, resentimientos y revanchas. Aunque el repudio a tanto desafuero que desarregló al país, mediado y respaldado por la estructura de gobierno que logró arribar al poder en 1999, hizo que se encendiera la chispa que hoy ilumina calles, plazas y avenidas.
Desde que Venezuela padece del arrebato de derechos y libertades, se convirtió en víctima de una especie de onda expansiva que alcanzó familias, empresas, organizaciones, gremios y universidades. Sus efectos, casi siempre, se cubrieron de una sombra perturbadora y triste.
Muchas de ellas, fueran mutiladas para entonces forzarlas a desaparecer del plano físico. Con el concurso de infiltrados mercenarios foráneos, otros objetivos (de ataque) fueron destrozados, lo que incitó la crisis humanitaria que terminó desarreglando y arruinando distintos estamentos de la sociedad.
El miedo, la sumisión y la obediencia obligada, se convirtieron en pilares del modelo ideológico pretendido al cual denominaron “socialismo del siglo XXI”. Aunque resultó ser un vulgar disfraz para encubrir un remedo de “revolución”, el cual presumió actuar como el ropaje que, por sucio, percudió el pensamiento político del Libertador Simón Bolívar.
Problemas que engorronaron
Así, el ideario bolivariano terminó curtiéndose de manchones y borrones que sirvieron para tergiversar el sentido del discurso bolivariano. De esa manera, fue fácil ajustarlo a los intereses políticos que siguen caracterizando las necesidades demagógicas de las que se han valido las facciones político-partidistas afectas al autoritarismo tiránico para seguir haciendo del proselitismo, su mayor coartada delictiva.
Y que ha sido de sumo provecho al manejo de la administración pública asociada a operaciones requeridas por la corrupción y expoliación organizada de la hacienda pública nacional. Todo ello, sucedido en perjuicio de las libertades, derechos y garantías de la ciudadanía.
En los predios de las políticas que someten el país (Venezuela) al escarmiento de medidas que infringen valores morales y políticos, sólo queda la posibilidad de hurgar más allá para ver que puede encontrarse entre los rezagos que la historia ha sepultado.
En el caso específico de Venezuela, la desesperación de gobernantes empeñados en embestir aquello que no les cabe en la cabeza, escasamente dieron con vestigios de ideologías que, además de espantar a cuantos militaristas sirvieron de sepultureros, aunque sedujo a otros, sus resultados sólo sembraron terror, muerte y desolación.
Luces, aunque entre tinieblas
Fue así como dichos resultados se toparon con la intención de revertirlos, reconstruirlos y adecuarlos. Pero más pudo el peso de la decisión asumida, que el de la decisión pretendida, así que un tiempo luego, comenzó a brotar la brutal idea de afianzar los yerros cometidos con el uso de la represión, pues creyeron que era la ruta expedita para arraigarlos al modelo de poder político perseguido.
Por ello, se vieron cercenadas importantes oportunidades. Pero que, por culpa de la obstinación y la mezquindad sostenida, no pudieron evitar.
Así, repuntó la tercera década del siglo XXI. Después de tantas batallas, el camino vuelve a distinguirse entre los mogotes de las realidades que definen la lejanía. Comenzó a destacar el brillo de la libertad, al colarse entre la oscuridad del túnel que hace de ruta.
Entonces, resurgió la esperanza, la recuperación de la dignidad, la voluntad de poder alcanzar las estrellas y tantos deseos reprimidos que han comenzado a tomar nuevamente forma, sentido, dirección y magnitud. Así ha sucedido, a pesar de reconocer que el camino recorrido desde el inicio del siglo XXI, ha sido un periplo atestado por indecencias propias de gobernantes convencidos de ejercer, según sus políticas de insolencia, inmoralidad y amenaza.
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Del mismo autor: De la esperanza a la certeza
Antonio José Monagas
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/opinion/politicas-de-insolencia-inmoralidad-y-amenaza/
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