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Mar. Nov 5th, 2024
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¿Qué tienen en común Libia, Myanmar y Estados Unidos? Los defensores del sistema métrico afirman que las estas naciones tienen una vergonzosa similitud: utilizan medidas imperiales (pies, libras y millas) en lugar de metros, gramos y kilómetros.

La verdad, sin embargo, es más complicada: aunque las unidades imperiales son de uso común en EE. UU., el sistema métrico decimal es en realidad el sistema de medida preferido del país.

Si es este el caso, ¿por qué los estadounidenses no lo utilizan? He aquí cómo evolucionó el sistema métrico y por qué sigue luchando por afianzarse en la vida cotidiana.

Escondido a plena vista

Primero, los hechos. “En Estados Unidos es legal utilizar el sistema métrico decimal desde 1866”, afirma Elizabeth Benham, responsable del programa métrico federal del Instituto Nacional de Normalización y Tecnología, la agencia federal encargada de los pesos y medidas estándar.

De hecho, la política gubernamental desde los años 70 ha designado el sistema métrico (también conocido como SI o Sistema Internacional de Unidades) como el sistema de medida preferido por la nación para el comercio. Pero como EE. UU. ha adoptado un enfoque voluntario, empujando a las industrias y a los particulares a utilizar el SI en lugar de hacer de su uso una política general, la adopción está resultando ser un esfuerzo que les está costando siglos en normalizar.

Los caóticos orígenes del metro

El reto se refleja en la a menudo caótica historia del sistema de medición, cuyos orígenes se remontan a la Revolución Francesa. A finales del siglo XVIII, los franceses de la época de la Ilustración vieron una tentadora oportunidad en la agitación política que se apoderó de su nación. Hasta entonces, Francia había sido el hogar de una vertiginosa variedad de pesos y medidas, con hasta 250 000 unidades de medida en uso sólo en Francia, y otras naciones e incluso regiones dentro de las naciones tenían sus propias formas de cuantificar el mundo que les rodeaba. Todo ello constituía una pesadilla mensurable para los científicos, que soñaban con un estándar internacional basado en alguna constante universal e inmutable.

Encargada de determinar un nuevo sistema, la Academia Francesa de Ciencias decidió que la medida en que se basaría consistiría en la longitud de una diezmillonésima parte de la distancia entre el Polo Norte y el Ecuador, medida desde París (Francia). Esta medida (conocida como metro y minuciosamente documentada por un grupo de científicos) se convirtió en la base de todas las unidades métricas de peso y medida posteriores. Incluso las medidas de volumen se basaron en el metro: un mililitro, por ejemplo, es el volumen de un centímetro cúbico de agua.

Un cambio lento

El Estado francés adoptó rápidamente el nuevo sistema, pero el público siempre ha tardado mucho más en seguirlo. La implantación se retrasó, a pesar de que el nuevo sistema sedujo a científicos de todo el mundo, que utilizaban el metro para ayudar a definir cosas como la electricidad y el magnetismo. Y el concepto empezó a extenderse: en 1866, la idea fue adoptada por Estados Unidos, que ese mismo año aprobó una ley que permitía el uso del sistema métrico decimal en el comercio.

Poco a poco, el sistema métrico se extendió por todo el país, primero gracias a los estándares de latón que se enviaron a los estados para ayudarles a estandarizar sus pesos y medidas, y después gracias al Tratado del Metro, un acuerdo de 1875 firmado por Estados Unidos y otras naciones poderosas como Alemania, Rusia y Francia. Este tratado creó un organismo internacional de pesos y medidas, allanando el camino para que Estados Unidos hiciera el cambio a mayor escala.

Pero la adopción estadounidense seguía retrasada, a pesar de que los científicos continuaban mejorando el sistema y aplicándolo a cada vez más campos de investigación. En 1960, el sistema métrico se había ampliado y modernizado para abarcar aspectos de toda la Tierra, desde el voltaje a la velocidad, pasando por la capacidad calorífica o la radiancia. Ese año se definió y adoptó en todo el mundo el Sistema Internacional de Unidades (SI).

La mayoría de las naciones adoptaron obedientemente el SI, cambiando las señales de tráfico y los envases y enseñando el sistema métrico en las escuelas. Incluso el Reino Unido, que se había quedado rezagado durante años, adoptó el sistema en un esfuerzo por seguir el ritmo de otros países de la Unión Europea (desde que el Reino Unido abandonó la UE, los detractores del sistema métrico han argumentado que el país debería dejar de utilizar unidades métricas, una controvertida propuesta que aún no se ha adoptado).

A pesar de la adopción internacional y de la creciente política federal que fomentaba el uso de unidades métricas, Estados Unidos siguió dando largas al asunto. La resistencia fue alimentada en parte por los industriales, que argumentaban que el sistema era demasiado complicado y caro de implantar, los legisladores, recelosos de la influencia “extranjera”, y las controversias sobre si la adopción federal a gran escala podría infringir los derechos de los estados.

El resultado final fue la confusión. Aunque Estados Unidos declaró oficialmente el SI como el sistema preferido del país mediante la Ley de Conversión Métrica de 1975, incluso los organismos federales tardaron en adoptar el sistema métrico decimal en la industria, la educación, el comercio y la vida cotidiana. Un ejemplo son las señales de tráfico: aunque los funcionarios federales intentaron convertir una nueva carretera interestatal de Arizona en un ejemplo del sistema métrico decimal a raíz de la Ley de Conversión Métrica, e incluso le pusieron indicadores kilométricos en lugar de en millas, los funcionarios de transporte nunca extendieron la señalización exclusivamente métrica al resto del sistema federal de carreteras.

Según Benham, ambos sistemas siguen utilizándose ampliamente en todo el país. “Trabajamos en un arriesgado entorno de medición híbrida”, señala. Las etiquetas dobles son habituales y, a menudo, las medidas métricas se ocultan a plena vista en reglas, señales de tráfico y herramientas. Esto puede dar lugar a costosos errores de cálculo y a la confusión del público.

“Las grandes organizaciones que disponían de recursos y personal técnico para facilitar el sistema [métrico] vieron enseguida que les daría una ventaja estratégica”, explica Benham. “Adoptaron las mejores prácticas y siguieron adelante”. Pero las empresas más pequeñas y los particulares necesitan ayuda para hacer el cambio, al igual que los educadores preparados para informar a las futuras generaciones de alumnos nativos del sistema métrico decimal.

El cambio al sistema métrico decimal

No obstante, Benham sigue creyendo que la metrificación voluntaria en EE. UU. es posible, y anima a los ciudadanos a buscar las medidas métricas que ya les rodean. “Utilizo la analogía de un iceberg. En la superficie están las unidades imperiales de EE. UU., pero muchas industrias ya utilizan medidas métricas, como las etiquetas de los alimentos, los velocímetros de los coches y los termómetros.

En última instancia, dice Benham, la transición completa al sistema métrico decimal no será posible hasta que las personas den el paso y se decidan a utilizarlo en su vida cotidiana. Por eso ella se centra en la educación en su trabajo y se ha pasado al sistema métrico decimal en su vida diaria, configurando su smartphone para medir la longitud en kilómetros en lugar de millas y utilizando grados Celsius en lugar de Fahrenheit.

“Tenemos la tecnología”, afirma; “el cambio se va a producir. Es sólo un cambio más lento que un enfoque obligatorio”.

Benham recomienda echar un vistazo a las herramientas en línea del NIST, que incluyen consejos para incorporar las medidas métricas a todo, desde la cocina hasta la jardinería y la salud. “Una vez superado el obstáculo de aprender más unidades, es fácil”, explica. Y la metrificación generalizada también podría ser fácil, si los estadounidenses tuvieran la voluntad de hacerlo.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2024/06/estados-unidos-sistema-imperial-verdadera-razon-uso-resitencia-sistema-metrico-decimal

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