
Tiene 12 años y vende sus creaciones en la ciudad de Buenos Aires. Los fines de semana duerme en la calle junto a su familia. Sueña con ser artista y con tener un lugar para vivir.
Con 12 años, Walter es admirado por transeúntes que se detienen a elogiar sus dibujos y, en la mayoría de los casos, a pagar por ellos. El nene oriundo de Presidente Derqui devuelve con sonrisas los halagos que sobre los que cimenta el sueño de ser un artista famoso. La contracara de la historia, sin embargo, está marcada por una realidad dura de desempleo y noches en la calle.
En general, sus trabajos se venden entre $1.500 o $2.500 o «a voluntad» y en un día, aseguró, es capaz de recaudar 100 mil pesos. También hay quien aporta comida «o te compran las cosas que necesitas» y entre todo ello nunca falta el halago: «la gente me dice que dibujo re bien, que puedo ser artista, que tengo un futuro re-excelente», contó el niño en una nota emitida por la señal de cable TN.
Fue en el año 2018 la última vez que la familia de Walter supo lo que era mudarse a una casa, tener comodidades, rutina, estudios y comida asegurada. Por entonces, tanto él como sus cinco hermanos -eran siete en total pero uno de los niños falleció hace seis años- y sus padres se encontraban en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires.
Precisamente en la calle «me encontró una señora que me llevó a un campo en Rodríguez a cuidar caballos», relató su padre, para agregar que «me terminó estafando, nos agarró la pandemia, no teníamos a donde ir».
A través de gestiones del municipio de General Rodríguez, pudieron permanecer en el lugar hasta el año pasado. «Estuvimos ahi, yo estuve laburando, ellos iban al colegio pero perdieron el año porque justo nos desalojaron en las vacaciones», contó el hombre.
Desde entonces, la familia -incluido su perro Cherry- permanece los fines de semana en la Ciudad de Buenos Aires durmiendo en galerías, y de lunes a viernes en Presidente Derqui, también en condiciones precarias. «Allá (por Derqui) estamos durmiendo en un piso en los colchones, los chicos van al comedor», relató el padre, al tiempo que advirtió que de viernes a domingos, «en la calle nos organizamos como podemos, buscamos un lugar tranquilo para dormir».
Si bien destaca el talento de su hijo, que «tiene un re corazón» y que dibuja «para distraerse», reconoce que «no es infancia para él. Yo quisiera tener un techo para mi familia, estar trabajando, una vida normal».
En el mismo sentido, Walter recuerda como el momento más feliz de su vida aquel en el que «pudimos alquilar un lugar que nos dijeron que podíamos estar ahí, que iba a ser nuestro futuro y no fue, pero por un momento sí estaba feliz».
Es por esto que a la hora de imaginar un presente mejor, añora con poder tener «un lugar donde vivir porque donde vivimos no la estamos pasando bien, tener nuestro lugar propio».
Y si de futuro se trata, la visión también es cristalina y no da lugar a dudas: «mi sueño es ser un artista famoso».
