La campaña de recolección de firmas para impulsar el plebiscito por una deuda justa recorre todo el país y en caso de que se ratifique la iniciativa mediante la consulta popular, se estiman grandes impactos en la población, fundamentalmente en personas endeudadas de los sectores más desfavorecidos. Además, no solo las víctimas de la usura ponen su firma.
Ya son miles los adherentes que han firmado por una deuda justa, es posible encontrar casos tan diversos que sería imposible generalizar, lo único en común es que consideran que el sistema financiero nacional requiere un cambio y que las personas que adeudan grandes montos necesitan una ayuda extra para estar al día con sus pagos y salir de la morosidad.
Entre los tantos casos que pasan por las mesas de recolección de firmas, llegó el de Sibila, una persona que no tiene deudas, pero que decidió ayudar en diversas ocasiones a ciudadanos que, por una compra simple, una urgencia u otro motivo, accedieron a préstamos y luego no pudieron cubrir la totalidad de los pagos. “Lo firmé por la gente que compra un juego de living y termina perdiendo la casa”, aseguró en diálogo con La Mañana.
Si bien ella no tiene este problema, indicó que no solamente hay que mirar las circunstancias de cada uno, sino también las injusticias que le suceden a los demás. “Vas por la calle y es innegable la cantidad de casas de créditos existentes, eso indica que hay un gran negocio en el rubro”, analizó Sibila. Agregó que las personas que más solicitan préstamos son quienes cuentan con menos información y, muchas veces, menos preparación. “Suelen ser personas económicamente vulnerables que piden créditos por los que luego terminan embargándoles todo el salario, con unos intereses impresionantes”.
Sibila tuvo varios casos de empleadas que trabajaban en su casa, que cayeron en usura. “Las ayudé como pude con mi abogada, para que puedan conocer sus derechos y que las empresas no se abusen con los recargos. Además, no solamente son las casas de préstamos el problema, también las cooperativas de compras”, dijo. Indicó que una en particular, si el deudor finaliza su convenio de pago debe, excluyentemente, presentar una carta que certifique que desean borrarse, porque si no las cuotas siguen corriendo, “pero no los informan de eso, y se enteran cuando tiene una nueva deuda generada”.
Lamentó que sean organizaciones a las que se le hace publicidad en televisión, radio y en la vía pública con figuras famosas que ponen la cara para generar confianza. “Lo que no dicen es que si te atrasás un día van a sumar un 130 por ciento de intereses. Mi pregunta es, ¿cómo el Estado no controla esto? Cuanta más facilidades ofrecen para los préstamos, más hay que dudar”, reflexionó.
De víctima de estafa a víctima de usura
En junio de 2015 María tenía una tarjeta de crédito de un banco privado que generaba puntos en un reconocido supermercado. Tenía intenciones de darla de baja por lo que se dirigió a hacer el trámite en la oficina de la institución bancaria. Recordó que su límite de crédito era de 29.200 pesos y en esa época los váuchers se firmaban en papel. Durante el trámite le indicaron que para dar la baja debía terminar con un crédito que sacó de un viaje a Dubái para cuatro personas, en el que cada cuota tenía un valor de ochenta mil pesos.
María no había realizado esa compra, además de que era imposible ya que su límite era insignificante al lado del monto del viaje. “Le comenté al funcionario que eso no me correspondía, por lo que no iba a abonarlo y me respondió que lo tenía que pagar y que después me reintegraban el dinero, pero me mantuve firme en que no iba a abonar”, aseguró a La Mañana.
Luego, desde jurídica, trataron de convencerla de pagar, sin embargo, no estaba dispuesta a abonar algo que no le correspondía, entonces decidieron realizar el rastreo de los váuchers. En ese ínterin comenzaron las llamadas del callcenter del banco –ubicado en Perú– y una mañana la llamaron 167 veces. “Hasta que les pregunté si su objetivo era que acabara con mi vida frente a tanto hostigamiento”, debido a la desesperación que le generaban.
La entrevistada recordó que era una cuestión tan desesperante que comenzó a bloquear los números. “Debí empezar a tomar medicación porque tenía ideas de muerte por esa deuda”, lamentó. En el proceso habló con un gran amigo y vecino y le pidió prestado lo que en el callcenter le decían que debían abonar para dar de baja la tarjeta: 34 mil pesos. “Mi amigo me asesoró con un abogado, fui con él a abonar y quedó todo saldado con solo dos mil pesos, que era lo que verdaderamente me correspondía”, indicó.
Atesorar los comprobantes de pago
Más de ocho años después de ese suceso, en 2023, a María le llegó un mail de un estudio jurídico de Argentina que le reclamaba una deuda de 250 mil pesos por el banco en el que tuvo la tarjeta de crédito. Les respondió que la deuda estaba paga y que tantos años después no podían reclamar algo que pagó. “Me dijeron que rastrearían nuevamente los váuchers. Lo cierto es que los mails de esa empresa los marqué como spam para que no siguiera afectándome el tema”, sostuvo.
A pesar de su respuesta, comenzaron a llamarla para reclamar el dinero. “Esta vez me asesoré y me sugirieron que no cayera de nuevo, que es una modalidad a la que en Argentina se les llama caranchos, y el que cae, cae. Buscan extorsionar a la gente, martirizarla”, informó.
Su amigo, el que le había prestado los 34 mil iniciales, tiene los comprobantes de pago guardados porque son los únicos papeles que certifican que su deuda está saldada. María es de Atlántida, y en la época en la que ella sufrió la estafa, hubo más casos similares, clientes con tarjetas de crédito a los que se les generaban compras de electrodomésticos caros, por ejemplo, incluso le pasó a una de las empleadas del supermercado. “No sé cómo lo pudieron solucionar, si corrieron con la misma suerte que yo,o si pagaron y aún los hostigan”, reflexionó.
“La deuda que se me adjudicó era inexistente e imposible que pudiera asumirla. La realidad es que fui a la agencia de viajes, pero para hacer una compra de pasajes a Buenos Aires, la que no me permitieron hacer debido a que me faltaban doscientos en el disponible. Si me pasó eso, ¿cómo me iban a financiar un viaje a Dubái para cuatro personas?”, se cuestionó.
Llegar a extremos para terminar con el acoso
El padre de María falleció hace doce años y tenía varios préstamos, los cuales quedaron activos a pesar de la muerte, “solo una borró la deuda con la presentación de la partida de defunción. Las otras nos continuaron llamando a pesar de que él ya no estaba. A sus dos hijos nos martirizaron durante mucho tiempo, y una abogada nos indicó que les dijéramos cuán irrespetuosos estaban siendo, que nos puciéramos firmes y agresivos al responder, por más que ese no es nuestro estilo. Lamentablemente llegamos a ese punto para poder frenarlos”, dijo.
La entrevista comentó que conoce diversos casos y que los invita a firmar por una deuda justa porque sabe que muchos pagan cosas que no corresponden y deben asesorarse mejor. “Entiendo que hay quienes le temen al sistema legal, o desconfían de las asesorías, y ‘por las dudas’ pagan lo que les quieren cobrar. Al mismo tiempo hay quienes no saben que pueden ir al consultorio jurídico de la Universidad de la República, sin costo”, recordó.
Si bien ella contaba con conocimientos de Derecho por haber cursado la mitad de la carrera, además tuvo la suerte de tener abogados cerca que la ayudaron y aconsejaron, “pero no es humano vivir escapando a las llamadas telefónicas, o que te amenacen si atendés”, expresó. También enfatizó en el asunto de los problemas de salud mental que pueden generar en una persona recibir tantas llamadas y mensajes amenazantes.
“Quisiera que este proyecto sea una realidad para que empresas como la que ofrece una tarjeta prepaga y brinda prestamos en línea no pueda cobrar 157 por ciento de recargo cuando sacás un préstamo. Hace un tiempo debí tomar uno de manera urgente de diez mil pesos y terminé pagando casi treinta mil, sin atrasos. En esta empresa, si te atrasás con dos cuotas te envían al Clearing de informes. A su vez, cambian los términos y condiciones de manera constante”, puntualizó.
Redacción
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