Una cadena norteamericana de panaderías-cafeterías se enfrenta a dos demandas distintas por homicidio culposo interpuestas por familiares que alegan que un ser querido murió tras ingerir una bebida que contenía altas cantidades de cafeína.
La bebida en cuestión es una limonada azucarada cargada con el estimulante. Aunque no se ha confirmado la cantidad exacta de cafeína consumida en ambos casos, las dos demandas alegan que la mujer de 21 años y el hombre de 46 murieron poco después de beber un vaso de 90 cl del producto, que podía contener hasta 390 miligramos de cafeína y 124 gramos de azúcar, si no se utilizaba hielo. A modo de comparación, una taza de 23 cl de café contiene entre 80 y 100 miligramos de cafeína, y una lata de 25 cl de una bebida energética de la marca Red Bull contiene 114 miligramos de cafeína.
La cantidad de cafeína consumida en estos casos importa porque el estimulante puede afectar a las personas de distintas maneras, lo cual es una de las razones por las que los científicos especializados en nutrición advierten con frecuencia contra el consumo excesivo.
“En dosis muy altas, la cafeína puede ser tóxica o incluso letal”, afirma Rob van Dam, profesor de Ciencias del Ejercicio y Nutrición de la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington (Estados Unidos).
Pero calcular la cantidad de cafeína de un alimento o bebida no siempre es fácil. Parte del problema es que la cafeína no se considera un aditivo cuando se encuentra de forma natural, como en el café, el té y el chocolate.
En estos alimentos, “no encontrarás ‘cafeína’ en la etiqueta”, dice Marilyn Cornelis, profesora asociada de medicina preventiva en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (EE. UU.). En cambio, en Estados Unidos sólo se exige que la cafeína figure como ingrediente cuando se ha añadido a determinados productos. Incluso en esos casos, no existe ninguna normativa que obligue a revelar la cantidad exacta de cafeína que contienen, explica Cornelis.
¿Qué es la cafeína y cómo actúa?
Derivada de las hojas, el tallo, el fruto o los granos del café, el té, el cacao y el guaraná, la cafeína es el estimulante del sistema nervioso central más utilizado en el mundo. Está contenida de forma natural en muchas plantas y alimentos que comemos y también se añade en forma sintética a muchos productos como los refrescos de cola y las bebidas energéticas.
La cafeína pertenece a un grupo de compuestos químicos conocidos colectivamente como metilxantinas, que se absorben rápidamente en el torrente sanguíneo y afectan al sistema nervioso central. Lo hacen, en parte, uniéndose a los receptores de adenosina de todo el cerebro y el cuerpo.
La adenosina es una sustancia química que desempeña un papel importante a la hora de promover el sueño y ayudar al cuerpo a sentirse cansado. Cuando la adenosina aumenta durante los periodos de vigilia, se une a su receptor, provocando somnolencia.
Pero como la molécula de cafeína se parece a la adenosina, puede unirse a los receptores de la célula nerviosa, impidiendo así que la adenosina lo haga. Sin la adenosina que señala el sueño, el individuo permanece despierto y alerta. Esta interferencia acelera la actividad de la célula e impide que se ralentice como lo haría la adenosina.
Además, las investigaciones demuestran que la cafeína también aumenta los niveles de cortisol y epinefrina, dos hormonas asociadas a la sensación de excitación, estrés y ansiedad.
El lado positivo de la cafeína
Debido a estos efectos, la cafeína puede ser un estimulante útil para aumentar la agudeza mental y reducir la fatiga. También es útil para mantener el rendimiento de las personas privadas de sueño y los soldados del ejército estadounidense la utilizan con este fin.
Algunas investigaciones demuestran que la cafeína también puede mejorar la función de la memoria y la capacidad de concentración. Su consumo a largo plazo también se ha relacionado con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson.
El consumo moderado de café y té también puede mejorar la salud cardiovascular en algunas personas, dice van Dam, aunque se apresura a señalar que cualquier beneficio asociado se debe probablemente a otros compuestos de estas bebidas, como las propiedades antioxidantes asociadas con el ácido clorogénico y la trigonelina, y no necesariamente al contenido de cafeína de la bebida.
“En general, los beneficios para la salud de la ingesta de cafeína son relativamente menores y no lo suficientemente significativos como para fomentar su consumo”, afirma Jennifer Temple, directora del laboratorio de investigación sobre nutrición y salud de la Universidad de Buffalo. Es más, “cualquier beneficio potencial podría verse contrarrestado por otros componentes de las bebidas, como un mayor consumo de azúcar.”
De hecho, al igual que los 124 gramos de azúcares añadidos de la citada limonada supercafeinada, muchas bebidas con cafeína suelen estar cargadas de azúcar.
Esto se debe a que, aunque los fabricantes afirman que la cafeína se añade para “realzar el sabor” de sus bebidas, “la cafeína es muy amarga y en realidad hace que haya que añadir más azúcar u otro edulcorante para que estas bebidas sean apetecibles”, afirma Temple.
Los inconvenientes de la cafeína y los riesgos de su consumo excesivo
Además de evitar las elevadas cantidades de azúcares que contienen muchas bebidas con cafeína y los problemas de salud que las acompañan, también es importante evitar el consumo excesivo de cafeína en sí.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) recomienda que los adultos sanos limiten el consumo de cafeína a no más de 400 miligramos diarios, lo que equivale a unas cuatro tazas pequeñas de café.
“Los niños y adolescentes sanos mayores de 12 años pueden consumir con seguridad hasta 100 miligramos de cafeína al día”, afirma Temple. Sin embargo, los efectos de la cafeína en esta población más joven están menos estudiados que en los adultos, por lo que “se están realizando investigaciones dirigidas a este grupo demográfico, impulsadas por la creciente preocupación que suscita el consumo de bebidas energéticas”, afirma Cornelis.
Los expertos desaconsejan el consumo de cafeína en niños menores de 12 años.
Aunque muchos adultos toleran cantidades superiores a estos límites diarios, existen perjuicios asociados a la ingesta demasiado frecuente de cafeína. Entre ellos, mala calidad del sueño, temblores, vómitos, frecuencia cardiaca acelerada, niveles bajos de potasio, irritabilidad, dolor de cabeza, inquietud y ansiedad.
Los estudios demuestran que la cafeína también puede crear hábito y tiene algunos efectos adversos a largo plazo. Entre ellos, “un mayor riesgo de hipertensión, prediabetes, enfermedades renales y cardiopatías en algunas personas que consuman varias tazas de café al día”, afirma Ahmed El-Sohemy, profesor de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Toronto (Canadá).
La cafeína puede ser especialmente peligrosa en niveles muy altos.
La FDA advierte de que pueden producirse convulsiones cuando se consumen hasta 1200 miligramos de cafeína con demasiada rapidez, algo que puede ocurrir cuando se toman demasiadas bebidas supercafeinadas, se toman pastillas de cafeína o se consume la forma en polvo del estimulante; una sola cucharadita puede contener la misma cantidad de cafeína que 28 tazas de café. “Los productos con cafeína pura y altamente concentrada representan una importante amenaza para la salud pública y han contribuido al menos a dos muertes en Estados Unidos”, señala la agencia sanitaria.
¿Quién es más vulnerable?
También existe un mayor riesgo para las personas con determinadas afecciones médicas.
Las personas con diabetes, por ejemplo, deben tener cuidado al consumir cafeína, ya que se ha demostrado que este estimulante altera la forma en que se metaboliza el azúcar: disminuye la sensibilidad a la insulina y aumenta la concentración de glucosa.
Las personas con enfermedades hepáticas crónicas también pueden ser más sensibles a sus efectos “debido a su menor capacidad para metabolizar la cafeína”, afirma Adrienne Hughes, médico de urgencias y toxicóloga de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón (Estados Unidos). Y la Asociación Americana del Corazón advierte a las personas con hipertensión grave (presión arterial de 160/100 mm Hg o superior) que eviten tomar incluso cantidades modestas de cafeína, ya que sólo dos o más tazas de café al día se han asociado “con el doble de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular” en tales individuos.
También se desaconseja el consumo de cafeína a las personas que sufren acidez estomacal con frecuencia, sobre todo las que padecen reflujo ácido extremo, como las diagnosticadas de ERGE.
Las mujeres embarazadas también deberían limitar el consumo de cafeína, ya que se ha demostrado que este estimulante contrae los vasos sanguíneos de la placenta y el útero, lo que podría reducir el riego sanguíneo al feto e inhibir su crecimiento.
“Ahora hay pruebas sustanciales de que el consumo de cafeína por parte de las madres durante el embarazo puede ralentizar el crecimiento del feto e incluso aumentar el riesgo de aborto espontáneo”, afirma van Dam.
Etiquetas de advertencia y normativa
Debido a los riesgos asociados a un consumo excesivo, los científicos especializados en nutrición afirman que las empresas deberían ser más transparentes sobre la cantidad de cafeína que contienen los distintos productos.
En cuanto a las demandas por homicidio culposo, por ejemplo, cada una alega que, en su momento, no se anunció que la bebida “limonada cargada” contuviera cantidades muy elevadas de cafeína. Debido a casos como estos, dice van Dam, “se puede hacer más para garantizar un etiquetado claro de la cantidad de cafeína en bebidas que no son fuentes obvias de cafeína”.
Esto no es tan problemático en el caso de los refrescos, ya que las leyes no permiten que ninguna bebida tipo cola supere un límite de 200 partes por millón de cafeína (,02 por ciento), pero las leyes y normativas cambian en el caso de marcas de bebidas energéticas como Red Bull o Monster.
“Las bebidas energéticas, que tienen un alto contenido de cafeína, no están reguladas por la FDA, ya que se consideran suplementos y no bebidas”, afirma Temple. “Esta laguna legal permite a las empresas de bebidas energéticas añadir tanta cafeína como quieran”. Por ello, cree que debería haber límites de edad para la compra de todas las bebidas energéticas: “Otros países lo han hecho, pero Estados Unidos no”.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2024/03/se-puede-consumir-demasiada-cafeina-si-y-es-muy-peligroso
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