Fibromas, miomas y pólipos: afecciones ginecológicas frecuentes que hay que controlar

Los fibromas uterinos, también conocidos como leiomiomas o miomas, son tumores no cancerosos que se desarrollan en la pared muscular del útero. Son el tumor pélvico benigno más común en las mujeres, afectando a hasta un 80% de las mujeres en algún momento de su vida.

Los fibromas pueden variar en tamaño, desde pequeños como una uva hasta más grandes que un melón. La mayoría de los fibromas son inofensivos y no causan ningún síntoma. Sin embargo, algunos fibromas pueden causar sangrado uterino anormal, dolor pélvico, presión o malestar en la vejiga o el recto, dificultad para orinar o defecar, infertilidad o complicaciones del embarazo.

La causa de los fibromas uterinos no se conoce con certeza, pero se cree que están relacionados con las hormonas estrógeno y progesterona. Los fibromas suelen crecer durante el embarazo, cuando los niveles de estas hormonas están elevados, y disminuyen después de la menopausia, cuando los niveles de estas hormonas disminuyen.

¿Cómo se diagnostican los fibromas uterinos?

Los fibromas uterinos generalmente se diagnostican mediante un examen pélvico. El médico también puede realizar una ecografía transvaginal o una resonancia magnética para obtener una imagen más detallada de los fibromas.

El tratamiento de los fibromas uterinos depende del tamaño, la ubicación y los síntomas de los fibromas. Las opciones de tratamiento incluyen:

• Observación: Si los fibromas son pequeños y no causan ningún síntoma, el médico puede recomendar una observación periódica.
• Medicamentos: Los medicamentos anticonceptivos orales o los medicamentos que reducen los niveles de estrógeno pueden ayudar a reducir el tamaño de los fibromas o controlar los síntomas.
• Cirugía: La cirugía es el tratamiento más eficaz para los fibromas uterinos. Las opciones quirúrgicas incluyen la miomectomía, que es la extirpación de los fibromas, y la histerectomía, que es la extirpación del útero.

Los controles ginecológicos periódicos son importantes para detectar a tiempo los fibromas y los pólipos, así como otras afecciones ginecológicas. Agenda tu consulta ya en el Hospital Británico.

¿Qué son los pólipos endometriales?

Los pólipos endometriales son crecimientos anormales que se desarrollan en el revestimiento del útero (endometrio). Son el segundo tipo de tumor pélvico benigno más común en las mujeres, afectando a hasta un 20% de las mujeres en algún momento de su vida.

Los pólipos endometriales pueden ser planos o redondos y pueden variar en tamaño, desde pequeños como una cabeza de alfiler hasta más grandes que una moneda. La mayoría de los pólipos endometriales son inofensivos y no causan ningún síntoma. Sin embargo, algunos pólipos pueden causar sangrado uterino anormal, dolor pélvico o dificultad para orinar.

La causa de los pólipos endometriales no se conoce con certeza, pero se cree que están relacionados con las hormonas estrógeno y progesterona. Los pólipos endometriales suelen crecer durante el embarazo, cuando los niveles de estas hormonas están elevados, y disminuyen después de la menopausia, cuando los niveles de estas hormonas disminuyen.

Los pólipos endometriales generalmente se diagnostican mediante un examen pélvico. El médico también puede realizar una ecografía transvaginal o una histeroscopia para obtener una imagen más detallada de los pólipos.

¿Cómo se tratan los pólipos endometriales?

El tratamiento de los pólipos endometriales depende del tamaño, la ubicación y los síntomas de los pólipos. Las opciones de tratamiento incluyen:

• Observación: Si los pólipos son pequeños y no causan ningún síntoma, el médico puede recomendar una observación periódica.
• Medicamentos: Los medicamentos que reducen los niveles de estrógeno pueden ayudar a reducir el tamaño de los pólipos o controlar los síntomas.
• Cirugía: La cirugía es el tratamiento más eficaz para los pólipos endometriales. La histeroscopia es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que se utiliza para extirpar los pólipos.