La lucha por la tierra ha sido una constante a lo largo de la historia de Brasil, siendo un resultado de la concentración de tierras desde el período colonial. Revueltas, guerras y represión han dejado su huella en la lucha por la supervivencia en el país, destacando las batallas de campesinos, indígenas y quilombolas.
A fines de los años 70, se vivió un resurgimiento de las ocupaciones de tierras llevadas a cabo por campesinos, especialmente en el sur, en medio de una intensa represión durante la dictadura. Mientras tanto, la sociedad brasileña se organizaba para lograr la redemocratización.
El 22 de enero de 1984, en Cascavel (estado de Paraná), se congregaron campesinos, pequeños agricultores, ocupantes ilegales y excluidos de la vida rural durante el I Encuentro Nacional de los Sin Tierra. Este evento marcó el nacimiento del mayor movimiento social en pro de la distribución de tierras en el país, el Movimiento de los Sin Tierra (MST).
Según Sérgio Sauer, profesor de la Universidad de Brasilia e investigador de la problemática agraria en el país, el MST ha expandido sus luchas en las últimas cuatro décadas. “La organización que originalmente se enfocaba en la lucha por la tierra ha ampliado su alcance hacia otras causas: la lucha por la educación, la lucha por la salud, la lucha por condiciones de vida dignas en el campo. Sauer destaca que asegurar la vida en el campo va más allá del simple acceso a la tierra; implica un acceso digno que incluya crédito, asistencia técnica, condiciones saludables de producción, y menos violencia, entre otros aspectos.
Sin embargo, la violencia en el ámbito rural siempre ha sido un componente inseparable de la lucha por la tierra. Solo en 2022, 70 personas perdieron la vida en conflictos agrarios, según la Comisión Pastoral de la Tierra. Sauer subraya que la impunidad actúa como un obstáculo para reducir esta violencia.
Ceres Hadich, miembro de la Dirección Nacional del MST, sostiene que el uso de la violencia se ha convertido en una estrategia adoptada por el agronegocio contra aquellos excluidos del campo. “Ya sea a través de milicias organizadas o incluso por parte de agricultores y el poder cada vez más organizado y violento del agronegocio en el campo brasileño”.
El profesor Sérgio Sauer enfatiza que, debido a las desigualdades existentes en el campo, la reforma agraria sigue siendo una demanda social esencial. “Desde una perspectiva más estructural, económica y social, la reforma agraria continúa siendo una necesidad. Mientras que, por un lado, existen alrededor de un millón de familias asentadas en proyectos de reforma agraria, hay al menos otro millón o millón y medio de familias sin tierra o con menos tierra de la necesaria para vivir”. El movimiento de los sin tierra, añade Sauer, ha experimentado un crecimiento y actualmente está organizado en 1900 asociaciones, 185 cooperativas y 120 agroindustrias para producir y comercializar los productos provenientes de la reforma agraria.
Hadich afirma que el MST ha evolucionado y adaptado sus métodos de lucha. “En cada momento histórico, nos hemos organizado para garantizar que nuestros objetivos se alcancen de manera efectiva, que nuestra lucha se desarrolle conforme a nuestros principios, los cuales hemos mantenido a lo largo de estos 40 años”.
El MST informa que actualmente está presente en 24 estados, contando con 400.000 familias asentadas y 70.000 familias acampadas.
Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/geral/noticia/2024-01/sin-tierra-movimiento-celebra-40-anos-de-lucha-en-brasil
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