
Fuente: Stuart Murray Williams – El encuentro con los anabautistas
El 21 de enero de 1525, cerca de una docena de hombres caminaba trabajosamente por la nieve. Callada, pero resueltamente, solos o por parejas, llegaron de noche a la casa de Félix Manz, cerca de Grossmunster, la gran catedral. Lo desapacible del viento invernal que soplaba desde el lago no se igualaba a lo desapacible del desengaño que sobrecogía al pequeño grupo esa noche funesta.
Los dramáticos sucesos de la inolvidable reunión se han preservado en The Larqe Chronicle of the Hutterian Brethren (La gran crónica de Los Hermanos Hutterianas). El relato lleva la marca de un testigo que probablemente no era otro que George Blaurock.
Y sucedió que estaban juntos hasta sentir ansiedad, sí, de tal manera tenían oprimidos los corazones. Comenzaron a doblar sus rodillas ante el Dios Altísimo de los cielos denominándole el Conocedor de los Corazones y oraban pidiendo que les mostrase su divina voluntad y les diera de su misericordia. La carne y la sangre no les guia, puesto que bien sabían ellos que tendrían que sufrir las consecuencias.
Después de la oración se levantó George de la «casa de Jacob” y pidió a Conrad Grebel que, por amor a Dios, le bautizase con el verdadero bautismo cristiano, sobre la base de su fe y de su conocimiento. Y arrodillándose con tal solicitud y deseo, le bautizó Conrad, puesto que en aquel entonces no habla ministro ordenado todavía para realizar tal menester.
Después del bautismo de manos de Grebel, Blaurock procedió a bautizar a todos los presentes. Entonces, los recién bautizados se comprometieron a ser verdaderos discípulos de Cristo para vivir vidas separadas del mundo, enseñar el evangelio y conservar la fe.
Habla nacido el anabautismo. Con este primer bautismo se constituyó la primera iglesia de los hermanos suizos. Está claro que fue ésta la acción más revolucionaria de la Reforma. Ningún otro suceso simbolizó tan completamente el rompimiento con Roma. Aquí, y por primera vez durante la Reforma, un grupo de cristianos se atrevió a formar una iglesia según se pensaba que era el modelo del Nuevo Testamento. Los hermanos acentuaban la absoluta necesidad de una entrega personal a Cristo como algo esencial para la salvación y pre requisito del bautismo.
… Con este primer bautismo se constituyó la primera iglesia de los Hermanos Suizos. Este fue claramente el acto más revolucionario de la Reforma. Ningún otro acontecimiento simbolizó tan completamente la ruptura con Roma.
El resultado fue una iglesia alternativa
El movimiento anabautista del siglo 16 fue:
- Un movimiento centrado en Jesús que se comprometió a seguirlo
- Un movimiento de discipulado que tomó en serio el Sermón del Monte
- Un movimiento de plantación de iglesias, pionero en nuevas expresiones de iglesia.
- Un movimiento que tomó en serio el sacerdocio universal de los creyentes, que empoderó a sus miembros, hombres y mujeres
- Un movimiento por la paz que rechazó la violencia y abogó por la libertad religiosa
- Un movimiento por la justicia integral, incluyendo la económica
- Un movimiento perseguido que sufrió el exilio, el encarcelamiento y la ejecución
Los anabautistas fundaron las primeras iglesias libres de la era moderna en Europa: libres del control estatal, libres de las iglesias estatales.
Los anabautistas rechazaron la idea de que la Biblia era plana y cualquier intento de utilizar el Antiguo Testamento para marginar, ignorar o descartar las enseñanzas de Jesús.
Los anabautistas rechazaron el sistema de la cristiandad y la suposición de que Europa era cristiana y, en cambio, enviaron cientos de misioneros por toda Europa.
Los anabautistas rechazaron la coacción en relación con la fe y abogaron por la libertad de conciencia para todos.
Los anabautistas rechazaron el bautismo infantil por considerarlo antibíblico y pastoralmente perjudicial, y en lugar de ello bautizaron a aquellos que respondieron al evangelio y se comprometieron a seguir a Jesús.
Los anabautistas rechazaron el uso de la violencia letal en el sistema judicial y la guerra, comprometiéndose en cambio con la no violencia y el establecimiento de la paz.
Los anabautistas rechazaron los juramentos por considerarlos contrarios a las enseñanzas explícitas de Jesús y, en cambio, se comprometieron a decir la verdad en todas las circunstancias.
Por tanto, no sorprende que los anabautistas fueran perseguidos tanto por católicos como por protestantes, quienes los consideraban una seria amenaza para la Iglesia y el Estado. Hubo cientos de mártires que fueron quemados en la hoguera, decapitados o ahogados. Con el tiempo, esto llevó al movimiento a la clandestinidad o dio lugar a la migración de refugiados en busca de lugares seguros.
Pero el movimiento sobrevivió y ahora es global. En las sociedades post-cristiandad, donde los cristianos son miembros de comunidades eclesiales marginales, la visión anabautista tiene mucho que ofrecer. Y los cristianos de muchas denominaciones y tradiciones están descubriendo esto.
Por supuesto, es tentador idealizar un movimiento que nos inspira. Los anabautistas estaban lejos de ser perfectos. En su búsqueda de una iglesia pura de discípulos fieles, a veces se peleaban entre sí o se volvían duramente críticos. Se dieron cuenta de que se estaba haciendo mal uso del Antiguo Testamento, pero no estaban seguros de qué hacer con él. Bajo presión y tortura, a veces se retractaron y negaron su fe, pero muchos otros permanecieron fieles. Y en ocasiones se impacientaron y trataron de imponer sus convicciones por la fuerza, traicionando uno de sus principios fundamentales.
