El IVA del 0% en el aceite de oliva será imperceptible para los consumidores debido a su precio récord en enero

Junts per Catalunya rascó al Gobierno la semana pasada la reducción del IVA del aceite de oliva del 5% actual al 0% a cambio de salvar su decreto ómnibus. El descuento apenas se notará porque será de entre 5 y 10 céntimos en la botella de litro, aunque el sector del aceite da la bienvenida a la medida como un pequeño apoyo extra a un producto que nunca antes había sido tan caro, y que seguirá subiendo de precio en 2024 salvo sorpresa.

El coste del aceite de oliva virgen extra en origen —lo que se paga por él en el campo— supera ya los 9,30 euros por kilo, casi un 70% más que hace un año, cuando costaba 5,2 euros, según el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía. Si se compara con el histórico, se ha encarecido mucho más, ya que el litro de virgen extra en la última década ha costado de media 3,30 euros. Por supuesto, también se sitúa en cifras récord el precio del aceite virgen extra en el supermercado: según el INE, los españoles pagan hoy un 56% más que en enero de 2023, y un 125% más que en enero de 2019.

La explicación para esta subida tan agresiva fue primero la guerra de Ucrania, que disparó el coste de producción para los agricultores por la subida de los combustibles, los fertilizantes, la maquinaria y la mano de obra. Pero a ello se ha sumado el cambio climático, que durante dos cosechas consecutivas (2022 y 2023) se ha cebado con el campo, según relata Cristóbal Cano, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Jaén.

Por una parte, Andalucía hace frente a la mayor sequía desde que la Agencia de Meteorología tiene registros, que datan de 1961. Los olivos de secano que dependen de la lluvia apenas han visto agua en los últimos dos años y la calidad del cultivo cae en picado, según los expertos. El rendimiento graso esperado de la aceituna el año pasado era el 21,2%, según Cano, y finalmente ha sido del 20% —en el mejor de los casos— lo que provoca que con la misma cantidad de fruto, salga menos aceite.

Aparte de la sequía, el sector apunta a las temperaturas del año pasado, el más cálido de la historia en Andalucía. A finales de abril y principios de mayo, la región sufrió una ola de calor temprana que quemó la flor de miles de olivos y redujo la cosecha. La suma de calor extremo sequía provocó que Andalucía produjese en 2023 un 46,5% menos de aceite que en los últimos cinco años.

El encarecimiento de este producto, un pilar de la dieta mediterránea, ha provocado una caída de su consumo entre los hogares, que han buscado cobijo en el aceite de girasol. En los primeros ocho meses de 2023 (el último dato disponible) el consumo de aceite de oliva virgen extra fue casi un 10% menor al año anterior, mientras que el de girasol subió un 8,4%, según el Ministerio de Agricultura.

El sector del aceite de oliva teme desde hace un año que la subida del aceite de oliva desplace permanentemente a los consumidores a otros aceites, aunque por ahora la caída es pequeña y coyuntural. Ayudó la rebaja del IVA del 10% inicial al 5% en 2023, a la que se sumaría la nueva rebaja pactada entre Junts y el Gobierno, que previsiblemente se incorporará a través de una enmienda al real decreto aprobado la pasada semana de medidas anticrisis, durante su tramitación como proyecto de ley.

“Estamos en precios récord en las tres variedades de aceite —virgen extra, virgen y lampante— y la bajada del IVA es bienvenida, aunque solo sería un alivio puntual”, opina Javier Olmedo, gerente Fundación del Olivar, una organización que promueve el consumo de este producto y monitoriza su precio. Su previsión para el precio del aceite en 2024 es que se determinará según la temperatura y las lluvias que haya durante el año. “Si no hay un cambio climatológico, el precio seguirá escalando”, explica.

Aunque el año ha comenzado con mayor humedad de lo normal en el sur de España, entre febrero y abril se esperan unas precipitaciones estándar en toda la península, según el Centro Europeo de Previsiones a Medio Plazo (ECMWF), lo que sería insuficiente para compensar la sequía andaluza. En cuanto a las temperaturas, hay una probabilidad de entre el 50% y el 70% de que febrero, marzo y abril estén entre los más cálidos del histórico.