El Gobierno de Bolivia ha venido sosteniendo en los últimos meses que la economía del país se encuentra en buen estado. Para sustentar esta afirmación, el Ejecutivo ha presentado una serie de indicadores económicos que, a su juicio, demuestran que la economía está creciendo y generando empleo. Sin embargo, la caída en las Reservas Internacionales Netas (RIN) de $us 3.796 millones en 2022, a $us 1.709 millones al cierre de la gestión pasada, el aumento del riesgo país y la reducción de las exportaciones, reflejan otra realidad.
Uno de los indicadores más citados por el Gobierno es el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). En 2022, el PIB boliviano creció un 6,8%, lo que representa la tasa de crecimiento más alta de los últimos 12 años. Este crecimiento se debió, en gran medida, al aumento de la producción de hidrocarburos, que representa un importante porcentaje del PIB boliviano. Pero al primer semestre de 2023 llegó al 2,2%, lo que muestra una desaceleración.
Otro indicador que el Gobierno destaca es el aumento del empleo. Según la Encuesta Continua de Empleo, la tasa de desempleo en Bolivia se redujo al 3,7% a junio de 2023, lo que representa el nivel más bajo en los últimos 10 años. Este aumento del empleo se debe, en parte, a la creación de nuevos puestos de trabajo en el sector informal, que ahora son tomados en cuenta por el Instituto Nacional de Estadística.
Asimismo, la baja inflación es otro dato que se repite en los discursos, pero los precios bajos se mantienen gracias a la subvención de los combustibles y alimentos que suman $us 1.400 millones.
En general, el Gobierno boliviano sostiene que estos indicadores demuestran que la economía del país se encuentra en buen estado. Sin embargo, esta afirmación ha sido cuestionada por algunos analistas económicos, quienes consideran que algunas de las cifras mencionadas no reflejan la realidad económica del país.
Por ejemplo, sostienen que el aumento del PIB no se ha traducido en un aumento del bienestar de la población. Esto se debe, en parte, a que el aumento del PIB se ha concentrado en el sector extractivo, que no genera muchos empleos ni oportunidades de desarrollo para la población.
Además, que el aumento del empleo se debe, en parte, a la informalidad. Según la Encuesta Continua de Empleo, el 77% de los trabajadores en Bolivia se encuentra en el sector informal, que no ofrece las mismas condiciones laborales que el sector formal.
En conclusión, los indicadores económicos que presenta el Gobierno boliviano pueden dar una imagen positiva de la economía. Sin embargo, es importante analizar estos indicadores con cautela, ya que no siempre reflejan la realidad económica y quedan en evidencia cuando las empresas calificadoras miden el riesgo país.
Urge la transparencia en el manejo económico para planificar de una manera eficiente y aplicar medidas que ayuden a recuperar las RIN, que aumenten las exportaciones y que reduzcan el déficit fiscal que soporta Bolivia desde hace una década.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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