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Vie. Nov 22nd, 2024
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Reunidos en Consejo Europeo los días 14 y 15 de diciembre, los Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros reiteraron sin sorpresa su deseo de que la Europa de la defensa acuda en ayuda de Ucrania con “un apoyo militar rápido, previsible y duradero”, según las conclusiones de la cumbre.

A pesar de que la Hungría de Viktor Orbán vetó un paquete de ayuda de 50 millones de euros para Kiev, el Consejo reiteró su objetivo de entregar un millón de proyectiles de artillería antes del próximo mes de marzo, seguir invirtiendo en defensa y desarrollar “sus capacidades”.

En 2017, la Unión Europea comenzó a invertir en proyectos militares por primera vez en su historia. Cuatro años más tarde, incluso se creó un Fondo Europeo de Defensa (FED) de 8.000 millones de euros para apoyar a la industria, allanando el camino para un lobbying desenfrenado en la Comisión Europea.

El lobby armamentístico es un viejo negocio en Bruselas. Pero para Laëtitia Sédou, miembro de la Red Europea contra el Comercio de Armas (Enaat), lo más sorprendente es la reciente rapidez de su desarrollo: “Hoy en día, hemos llegado a un punto en el que ya nadie tiene un ojo crítico sobre lo que la industria armamentística puede permitirse pedir o afirmar. Todo es asumido a coro por la Comisión y el Parlamento”.

Con motivo de la publicación del último informe de la Enaat, que resume la evolución del lobby armamentístico en Bruselas desde 2014 hasta la actualidad, la autora se declara ahora “horrorizada” por la normalización de los vínculos entre altos funcionarios europeos y fabricantes de armas. 

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, se ha acelerado el proceso de financiación de las industrias militares que ya había comenzado antes. El Parlamento ha aprobado nuevas subvenciones no previstas en el presupuesto, como la Ley de Apoyo a la Producción de Municiones (Asap), poniendo a disposición 500 millones de euros en julio de 2023, y la Ley de Fortalecimiento de la Industria Europea de Defensa mediante la Adquisición Común (Edirpa), que invirtió otros 300 millones de euros el pasado septiembre.

Además de prestar una mayor atención política a la industria, también se ha acelerado su acercamiento a la Comisión y al Parlamento Europeo, con impulsos procedentes de ambas partes. Creada en 2021 y adscrita a la Comisión, la Dirección General de Industria de Defensa y del Espacio (DG Defis), su Director General Timo Pesonen y su Presidente, el Comisario Thierry Breton, se han venido reuniendo con la industria de defensa con mucha frecuencia. Desde 2020, se han celebrado unas tres reuniones individuales al año con una treintena de empresas, entre ellas los gigantes franceses Airbus, Thales, Safran y Dassault.

Para los autores del informe, esta Dirección General se ha convertido en un “canal permanente de diálogo” entre la industria y los funcionarios europeos. Además de reuniones puntuales, el informe denuncia la creación en 2021 de un “grupo de expertos” cuya misión es supuestamente orientar las “pertinentes” políticas de defensa. Más de la mitad de este grupo de trabajo está formado por empresarios del sector, con más de 35 representantes de grandes grupos como Airbus, Thales, Dassault o los armadores italianos y alemanes Leonardo y Rheinmetall. En otras palabras, los propios beneficiarios de estos fondos participan en su desarrollo.

Un sistema de “juez y parte” claramente habitual en el sector. El pasado mes de marzo, Mediapart reveló que el Ministro francés de las Fuerzas Armadas había nombrado a Laurent Collet-Billon para dirigir una misión destinada a aumentar la producción de obuses de 155 mm, omitiendo mencionar que trabajaba para una empresa especializada en la producción de estas municiones.

Hoy, el Comisario Thierry Breton es el principal objetivo de los grupos de presión armamentísticos de Bruselas, con los que ya no oculta su cercanía. Breton, ex director general de Atos cuyo nombramiento para la UE ha hecho sospechar a varias ONG sobre la existencia de un conflicto de intereses realizó varias visitas a fabricantes de armas europeos en la primavera de 2023. “Debemos apoyar directamente, con dinero de la UE, la potenciación de nuestra industria de defensa”, dijo Breton durante una visita al gigante alemán Rheinmetall. Unos meses más tarde, en julio de 2023, se votó el Asap, con el que se recaudaron 500 millones de euros para apoyar a la industria.

“En la actualidad hay un nuevo evento cada mes, si no cada semana“, explica Laëtitia Sédou. Entre los salones de armamento, a las que la DG Defis viaja asiduamente por toda Europa, las audiencias en el Parlamento, donde son invitados regularmente a intervenir los fabricantes de armas, y las cumbres organizadas por la Comisión o la industria, la connivencia es frecuente.

La Enaat no olvida señalar que los registros de transparencia de las reuniones que rellenan los eurodiputados son sólo voluntarios. Según esos registros, Airbus se reunió 261 veces con la Comisión y 78 veces con eurodiputados entre 2014 y 2023. Según los autores, Airbus es la empresa que más gasta en lobbying, con un presupuesto dedicado de hasta 1,5 millones de euros al año.

Dado el contexto de la guerra en Ucrania, que llevó a la UE a prometer, el 20 de marzo, la entrega de un millón de proyectiles, de artillería y de misiles en doce meses, parecería necesario este tipo de diálogo entre fabricantes de armas y funcionarios de la UE . Sin embargo, aunque el diálogo ya estaba muy avanzado incluso antes de que empezara la guerra, la industria están utilizando su influencia en Bruselas para lograr otros objetivos que les importaban mucho, empezando por la lucha contra la inmigración.

En 2023, la industria armamentística ha mantenido contactos con la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). El pasado mes de marzo, Frontex, la Comisión Europea y Europol invitaron a varias empresas, entre ellas Airbus e Idemia, a proponer soluciones para “diversos aspectos de la gestión y la seguridad de las fronteras”. Lo que surgió de la conferencia fue reforzar la cooperación de Frontex con la industria: en otras palabras, militarizar más las fronteras. Los fabricantes de armas también son visitantes habituales de la sede de Frontex en Varsovia, en las “jornadas de la industria” que se celebran varias veces al año.

Otro punto desconcertante del informe de la Enaat es el objetivo, apenas disimulado, de reforzar la competitividad de la industria de defensa en el mercado internacional. Este objetivo figura explícitamente en los principales planes de financiación, como el Fondo Europeo de Defensa, Edirpa y Asap. Es decir, los fondos liberados para ayudar a los fabricantes a producir armas para enviar a Ucrania también se están utilizando para ayudarles a exportar.

Entrevistado el viernes por Sud Radio, el ensayista y polìtico francés Raphaël Glucksmann se mostró preocupado por la disminución de la ayuda militar europea a Ucrania: “Producimos millones de proyectiles con fondos europeos, quevendemos a Emiratos, Arabia Saudí… ¡y no a Ucrania! Eso es cobardía y negocio por parte de Macron y Scholz”, declaró.

En la actualidad, la UE es el segundo exportador mundial de armas, y Arabia Saudí fue su principal cliente hasta 2020, a pesar de su implicación en crímenes de guerra en Yemen. Las empresas francesas, que se llevan casi el 30% del fondo europeo de defensa, tienen como principales clientes a Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Qatar, India y Arabia Saudí (durante el periodo 2013-2022).

A pesar de esta constatación, poco halagüeña para la ética de los fabricantes de armas, desde el año pasado han tomado la costumbre de subirse a la moda del comercio sostenible, tan apreciada por la Unión Europea. En febrero de 2022, los lobbies adoptaron una nueva retórica basada en la “sostenibilidad” del sector armamentístico. Desplegaron una nueva estrategia de influencia a raíz de la publicación por un grupo de expertos de los nuevos criterios denominados ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza), creados para orientar los flujos financieros europeos hacia actividades menos contaminantes y más honestas.

Los lobbies han desarrollado un curioso discurso que vincula el armamento europeo y la seguridad colectiva con la cohesión social. Ahora esperan que se les incluya en los criterios sociales de este proyecto de taxonomía, aún en trámite y que, de tener éxito, podría impedir a la industria armamentística acceder a nuevas financiaciones. Este debate está ahora en punto muerto y la industria sigue intentando demostrar su “sostenibilidad”.

Desde el trauma causado por el reglamento Reach de 2005 sobre sustancias químicas, que prohibió el uso de determinadas sustancias en la fabricación de armas, la industria del armamento tienen muy presentes las políticas medioambientales que se elaboran en Bruselas y tratan de anticiparse para influir en ellas con mayor eficacia.

Publicado el pasado mes de noviembre, el informe del Observatorio de las Multinacionales titulado “Sangre en el Pacto Verde” acusaba a los fabricantes de haberse asegurado de que materiales esenciales para la fabricación de armas, como el titanio o el aluminio, figuraran en la lista de los llamados materiales “críticos”, y pudieran utilizarse prioritariamente para garantizar la transición energética, a pesar de ser menos útiles para este fin.

Los autores creen que los fabricantes de armas han presionado “agresivamente” a la Comisión y a la DG Defis, una vez más con el apoyo de Thierry Breton e incluso del Gobierno francés. Sobre este punto, el comisario europeo, con cuyo equipo se puso en contacto Mediapart, insiste en que “la Comisión ha escuchado las preocupaciones expresadas por todas las partes interesadas, tanto la sociedad civil como la industria”, y añade que no tiene ningún comentario que hacer sobre los dos informes citados.

Para el investigador Adrien Estève, “cuando hablamos del lobby de defensa, hablamos también de agentes gubernamentales que ejercen presión en las capitales. Es el caso de Estados cuya industria de defensa es un pilar económico, como Francia y Dinamarca”. En una visita a Villepinte (Seine-Saint-Denis) en junio de 2022, el propio Macron comentó los criterios de la taxonomía europea, explicando que “no puede ni debe descalificar a nuestros fabricantes ni ponerles en dificultades”. 

Los miembros de la Enaat están preocupados porque, además de pretender derogar normas medioambientales como el Pacto Verde, una iniciativa clave de la UE para luchar contra el cambio climático, el uso militar de las armas además de su función destructiva es altamente contaminante. Los científicos calculan que más del 6,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están relacionadas con las actividades militares, “una horquilla baja” para el especialista Adrien Estève, que señala que los estudios no tienen en cuenta ciertas actividades como las maniobras. “Se trata de un sector que nunca ha sido señalado en la UE por su impacto climático”, añade.

Traducción de Miguel López

Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/mediapart/ue-fabricantes-armas-relacion-vez-intima_1_1672154.html


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