El domingo 20 de agosto de 2023, el fútbol femenino español tocaba el cielo. Lo que comenzó hace 50 años como el sueño de unas pioneras, culminó este año en Sydney con la capitana, Ivana Andrés, levantando la Copa del Mundo. Entre medias, décadas de lucha, de olvido y de discriminación, que la selección de fútbol femenino enterró con una actuación inolvidable. Desde entonces, jugadoras como Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Aitana Bonmatí o Cata Coll se han convertido en referentes a escala masiva para todas esas niñas que tuvieron que dejar de jugar al fútbol porque sus clubes no admitían chicas o que pensaban que el fútbol solo era cosa de hombres.
2023 ha sido el año del fútbol femenino. El año de culminación de un ascenso fulgurante que comenzaba en 2015, con la primera participación de la selección femenina en un mundial y que termina, 8 años después, con la consecución de la Copa del Mundo. Además, no de cualquier forma, el combinado español consiguió despertar el interés de todo el país, congregando a más de 7,3 millones de espectadores delante de la televisión o en las pantallas gigantes que se repartieron por toda la geografía española.
A ese éxito a nivel de selecciones también se ha sumado la hegemonía del Barça, campeón una vez más de la Champions gracias a una remontada épica e histórica ante el Wolfsburgo, y la de las jugadoras españolas, con el Balón de Oro de Aitana Bonmatí. De hecho, la victoria de la futbolista catalana ha hecho que las últimas tres ganadoras del máximo premio individual del fútbol mundial sean españolas.
En 2023 también de ha confirmado el impacto social de las futbolistas fuera de los terrenos de juego. Ha sido el año en el que las jugadoras españolas se convirtieron en referencia mundial con su “se acabó” tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, y en el que han organizando un movimiento para exigir la regeneración de la federación y el fin de la discriminación en su seno. Tanto es así que, como medida de presión, las jugadoras se negaron a jugar con la selección hasta que esos cambios llegaran. También se plantaron en la histórica huelga de septiembre, donde la competición liguera se paró hasta conseguir llegar a un acuerdo para el nuevo convenio colectivo.
Esta lucha lejos de los estadios es un recuerdo de que, pese a los logros deportivos y sociales conquistados este año, los retos pendientes para el próximo 2024 son todavía enormes.
El primero, y quizás el más importante a nivel deportivo, es continuar la senda de éxitos que ha tenido la selección durante este último año. El equipo ahora entrenado por Montse Tomé tiene como gran objetivo en este próximo año 2024 clasificarse, por primera vez en su historia, a los Juegos Olímpicos. Para hacerlo, la selección deberá llegar a la final de la Nations League, una competición de selecciones en la que España ya está en semifinales después de eliminar a Italia, Suiza y Suecia tras una fase de grupos envuelta en la polémica.
En esta ronda, que se juega a partido único, las de Montse Tomé se enfrentarán a la potente selección de Países Bajos. El encuentro se disputará en territorio español, aunque, por desgracia, aún no se conoce ni el estadio donde se celebrará el partido, ni la fecha concreta del mismo, ni su el horario, ni, en consecuencia, han salido las entradas las entradas a la venta. Una situación inaudita para una selección campeona del mundo que ejemplifica, sin duda, otro de los grandes retos a los que se enfrenta el fútbol femenino de cara al próximo año: la mejora en la planificación de los partidos, especialmente los del combinado nacional.
“Lo que hemos visto este año es que, muchas veces, no se da el suficiente tiempo a la hora de sacar las entradas a la venta, y en el caso de la selección es aún más llamativo, sobre todo porque, a dos meses vista, hace muy complicado que la gente se pueda organizar para ir a ver los partidos”, explica Mario Cuervo, cofundador de Era Fútbol Femenino, uno de los medios especializados más seguidos sobre el fútbol femenino.
Esta situación no sucede en Inglaterra, que según los expertos consultados, debería ser el modelo a seguir en cuanto a la planificación y promoción de los partidos. Mientras que en España la victoria en el mundial de la selección femenina no se ha traducido en un incremento significativo en los aficionados que acuden a los estadios, en el país inglés, cuya selección fue campeona de Europa en 2022, el boom ha sido mucho mayor. Varios récords de asistencia (como el de 59.042 personas en el Emirates Stadium) y estadios llenos durante muchísimos partidos tanto de liga como internacionales, avalan su modelo.
Además, otra de las claves para exportar este boom en la audiencia es la promoción de los partidos, los cuales siguen adoleciendo de una visibilidad bastante pobre. “Los clubes que también tienen sección masculina suelen informar poco sobre ellos y quitando el Barça, que es el gran ejemplo, el resto de equipos no suelen hacer demasiada promoción del femenino”, explica Cuervo.
Otro de los retos importantes de cara al próximo año es la mejora del producto a nivel general. Una parte de esa subida en la calidad pasa por pasar del césped artificial, actualmente hegemónico en los campos de fútbol femenino, al natural. Este hecho es trascendental, no solo para el espectador, sino también para la propia seguridad física de las futbolistas. Actualmente solo los equipos más importantes de la Liga F tienen césped natural, pero el resto de equipos, y sobre todo, los de divisiones inferiores aún usan masivamente el artificial.
En este punto, el de la salud física de las jugadoras, también existen retos muy importantes. El más acuciante quizás sea el de la investigación especializada y en profundidad de las lesiones de ligamento cruzado anterior, cuya falta de conocimiento aplicado en mujeres ha lastrado a multitud de jugadoras durante años. De hecho, 5 de las 20 mejores jugadoras del mundo el año pasado sufrieron esta gravísima lesión. Una de ellas fue la propia Alexia Putellas, quien reclamó, ya antes de romperse el ligamento, una mayor especialización en el tratamiento para las mujeres.
Por otra parte, uno de los retos más urgentes es la total erradicación de casos como el del Alhama, club de Primera RFEF, cuyo exentrenador, Randri García, acosó sostenidamente a diversas jugadoras a lo largo varios años o como el del beso no consentido de Rubiales. Para ello, es fundamental mejorar los protocolos y escuchar a las jugadoras, que durante este año han impulsado cambios profundos en la federación y en los clubes dirigidos a que estos hechos nunca más sean una realidad.
Aún queda mucho camino por recorrer, pero a corto plazo, una de las principales metas de cara a 2023 podría ser lograr la vuelta a la selección de Mapi León y Patri Guijarro, las dos jugadoras que renunciaron a jugar el mundial y que aún siguen fuera del equipo como protesta a los insuficientes cambios que se han producido en la federación. El regreso de ambas, dos estrellas de talla mundial del fútbol femenino, con motivo de una hipotética participación de la selección en los Juegos Olímpicos, significaría cerrar definitivamente el círculo de las polémicas en el seno de la selección española.
Para llegar a estos cambios estructurales, es fundamental una mayor coordinación entre la Liga F y la Federación. Los puentes entre ambas instituciones, que en la etapa de Luis Rubiales estaban completamente rotos, parecen ser algo más sólidos durante el periodo de gestoría posterior a la expulsión del dirigente de Motril. “Es importante que no existan obstrucciones como la que, por ejemplo, sí sucedió cuando las árbitras, dependientes de la Federación, se pusieron en huelga como medida de presión a la Liga F. Este depende de La Liga, por lo que la guerra Tebas-Rubiales acababa extrapolándose al femenino”, explica el periodista. La continuación de esta senda más conjunta se prevé muy importante para que no continuar con el boicot de la anterior etapa.
Por último, es imprescindible continuar con la senda de mejora de las condiciones laborales de las jugadoras. Si en 2023, tras una huelga, se consiguieron hitos como la subida del salario mínimo a 21.000 euros en las negociaciones del convenio colectivo, para el próximo 2024 se pueden plantear retos tan importantes como incluir ayudas a las futbolistas que quieran ser madres, facilidades en caso de que tengan que viajar o para la lactancia, o que quieran estudiar y mejorar los protocolos de protección contra el acoso laboral o sexual.
Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/igualdad/ano-1-despues-mundial-goles-dificiles-deben-marcar-alexia-jenny-futbol-femenino-no-quede-fuera-juego_1_1673391.html
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