El consumo de nutrientes esenciales a través de la dieta es fundamental para fortalecer las habilidades cognitivas. En qué alimentos se encuentran.
Para que el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo del cuerpo se lleve a cabo de manera adecuada es necesario tener una alimentación en la que se incluyan las 13 vitaminas esenciales: las vitaminas A, C, D, E, K y los ocho tipos de vitamina B.
Entre ellas, la que se destaca por aportar los nutrientes esenciales para el cerebro y prevenir el deterioro cognitivo es la vitamina B.
Sin embargo, aunque sea fundamental para las funciones del organismo, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) una de las deficiencias nutricionales más comunes incluye a la vitamina B, en especial la vitamina B12. Esto representa un riesgo en el desarrollo cognitivo de los niños y aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades relacionadas con el deterioro de la función cerebral en los adultos.
Para qué sirve la vitamina B
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), las vitaminas son sustancias orgánicas que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos y que son necesarias, entre otras cosas, para el metabolismo. Debido a que constituyen factores vitales en la nutrición diaria, la deficiencia en su consumo puede desencadenar enfermedades.
En el caso de la vitamina B los beneficios que ofrece están relacionados con prevenir el deterioro cognitivo y las enfermedades neurológicas. En conversación con CNBC, la psiquiatra y nutricionista de la Universidad de Harvard Uma Naidoo asegura que la vitamina B es la mejor para combatir el envejecimiento del cerebro, ya que contribuye a mantenerlo joven y saludable.
Por lo tanto, una nutrición rica en los ocho tipos de vitamina B es fundamental para la mejora de la memoria, la concentración y el rendimiento intelectual, así como para prevenir los trastornos de la memoria.
¿Qué tipos de vitamina B hay?
En el caso de la vitamina B presenta ocho tipos: B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 y B12 y cada una de ellas cumple una función importante para la salud del cerebro.
Vitamina B1, también conocida como tiamina, participa en el metabolismo de los nutrientes. El cerebro, al ser uno de los órganos metabólicamente más activos, necesita del apoyo de la tiamina para prevenir deficiencias que, a largo plazo, pueden provocar problemas neurológicos.
Vitamina B2, llamada riboflavina, asiste a las enzimas de las células que intervienen en los procesos de respuesta del cerebro. Además, incrementa la memoria, la concentración y la claridad mental al mismo tiempo que previene el deterioro cognitivo.
Vitamina B3 o niacina, forma parte activa del proceso de convertir los alimentos en energía para que todos los órganos del cuerpo funcionen, lo que incluye al sistema nervioso.
Vitamina B5 también conocida como ácido pantoténico, ayuda a producir y descomponer los ácidos grasos para obtener energía. Debido a que el cerebro está compuesto principalmente por agua y grasa, la vitamina B5 es esencial para la salud cerebral.
Vitamina B6 llamada piridoxina, contribuye al desarrollo cerebral y a mantener saludable el sistema nervioso.
Vitamina B7 o biotina tiene un papel fundamental dentro de las reacciones metabólicas y regula las señales de las células para que puedan comunicarse de manera rápida y eficiente. En el cerebro la señalización celular es crucial y ocurre a través de los neurotransmisores.
Vitamina B9 también conocida como ácido fólico o folato, es clave para apoyar la salud cerebral y neurológica, así como el funcionamiento de los neurotransmisores.
Vitamina B12 o cobalamina, favorece el desarrollo y la función del sistema nervioso. Junto con la vitamina B2, es la que más contribuye a la salud del cerebro y a reducir el riesgo de sufrir trastornos de la memoria o dificultades para la concentración.
Por otro lado, en un estudio publicado en Cureus, una revista sobre ciencia médica, se destaca que la deficiencia de vitamina B12 se relaciona directamente con problemas de deterioro cognitivo y de memoria e incluso con la enfermedad de Alzheimer. Entre los 202 participantes de dicho estudio, el 84% de ellos experimentaron mejoría en los síntomas de sus trastornos de la memoria luego de tres meses de una terapia de reemplazo de vitamina B12.
¿Cómo consumir vitamina B?
La doctora Naidoo, que también es autora del libro Lo que la comida le hace a tu cerebro (2021), señala que la vitamina B es fácil de incorporar a la nutrición diaria y recomienda algunos alimentos ricos en esta vitamina como el huevo, las legumbres, las semillas de girasol y los vegetales de hoja verde.
En el caso de los alimentos que contribuyen a la mejora de la memoria, es decir, aquellos que contienen altos niveles de vitaminas B2 y B12, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos destacan el hígado de res, los champiñones, las espinacas, el yogurt, el queso mozzarella, las nueces y el salmón.
¿Cómo saber si me falta vitamina B?
De acuerdo a Mayo Clinic, la deficiencia de varios tipos de vitamina B usualmente ocurre cuando no se consume suficiente vitamina B12 y, en este caso, los síntomas son los siguientes:
– Fatiga
– Dificultad para respirar
– Mareos
– Piel pálida o amarillenta
– Latidos cardíacos irregulares
– Pérdida de peso
– Entumecimiento u hormigueo en manos y pies
– Debilidad muscular
– Cambios de personalidad
– Movimientos inestables
– Confusión mental u olvido
¿Cuáles son los trastornos de la memoria?
Los trastornos de la memoria son condiciones neurológicas originadas por el deterioro cognitivo del cerebro. El Centro de Trastornos de la Memoria de la Universidad de Stanford, que se especializa en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, incluye entre ellas:
– La enfermedad de Alzheimer: es un trastorno neurológico debido a la muerte de las células cerebrales, lo que trae como consecuencia la pérdida de la memoria y es la causa más común de demencia.
– Demencia vascular: es provocada por la disminución de flujo sanguíneo, lo que daña al tejido cerebral. Es la segunda forma más común de demencia después de la enfermedad de Alzheimer.
– Defecto cognitivo leve: es uno de los trastornos de la memoria que puede ser precursor de la demencia. Se manifiesta a través de dificultades con las funciones cognitivas como aprender, tomar decisiones y recordar.
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