El Gobierno paraguayo aprobó la liberación del trigo transgénico HB4 sin realizar consultas previas a la ciudadanía ni proporcionar información pública sobre el tema. La exención comercial del trigo HB4 fue “por trato diferenciado”, lo que supone que el país no debe hacer consultas ni estudios de campo al respecto.
El uso –por primera vez- del trigo genéticamente modificado hizo que empresas gastronómicas, expertos y ONG hayan abierto un debate que recién comienza. Itapúa, zona en la que vivo es un departamento eminentemente triguero y sojero.
Si bien dos de los países vecinos aprobaron este cereal y el descendiente del sabio suizo, el exministro Santiago Bertoni asegura que “el trigo HB4, con tolerancia a eventos climáticos como el calor y la sequía no es dañino para el consumo y que los cuestionamientos con respecto al uso de este grano estarían basados en ideologías sin fundamento técnico”, a nadie escapa que el glufosinato de amonio es un herbicida que se considera 15 veces más tóxico que el glifosato.
Esta sustancia es cuestionada y fue prohibida en varios países debido a su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa (enzima que ayuda al sistema nervioso a funcionar normalmente).
Otro aspecto no menos importante es que el uso del glufosinato de amonio pone en riesgo la destrucción de microorganismos que naturalmente contribuyen a mantener la dinámica de los agroecosistemas, como arañas, ácaros, artrópodos depredadores, mariposas y polinizadores como las abejas, entre otros.
Además, existe el riesgo de contaminación del agua y múltiples afectaciones en la salud de las personas, lo que supone una amenaza para la vida misma.
José González
Paraguay
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