El viernes asesinaron a un policía y a un supuesto informante, mientras se realizaba una transacción de narcotráfico en un céntrico edificio de Santa Cruz de la Sierra. La versión oficial es sustentada por el policía y también viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, quien ha monopolizado la información sobre este hecho.
Cerca al mediodía del viernes se oyeron disparos en un departamento del condominio Torre Fiori, ubicado muy cerca de la exFiscalía. De allí salió un policía muerto y un informante malherido (con cuatro disparos), que falleció tiempo después. El viceministro Aguilera dijo que se trataba de una operación encubierta y que las dos víctimas fueron descubiertas y ejecutadas. Es más, afirmó que el uniformado debería ser tomado como héroe, pues murió en el cumplimiento de su deber.
Sin embargo, cuando se conocieron las declaraciones de los testigos del edificio, ellos dijeron que no escucharon gritos, solo disparos, y que cuando salieron a ver qué pasaba, solo vieron a un uniformado de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, al que identificaron con nombre y apellido, que salía presuroso y que además intentaba guardar fajos de dinero en el cuerpo. Después volvió a entrar al edificio en circunstancias muy extrañas. Los testigos también dijeron que no vieron a los extranjeros a los que acusa la Policía.
Por si esas contradicciones no bastaran, ayer por la tarde el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, informó en su muro de Twitter, que uno de los acusados de ser autor intelectual del crimen había sido capturado en Beni, pero inmediatamente borró el posteo. Al rato, la Policía emitió un escueto comunicado señalando que no habían capturado a nadie aún y que la persona mostrada por el ministro tenía rasgos somáticos parecidos al sindicado.
¿A quién creer con el contexto explicado?
Ya antes ocurrió cuando tres uniformados fueron ejecutados en el municipio de Porongo. El entonces jefe de la Policía Boliviana, Jhonny Aguilera, daba información contradictoria y generó tantas dudas que terminó siendo alejado de esa función. Después volvió como viceministro y ahora provoca similares interrogantes. Quizás sería oportuno que lo mantengan lejos del caso, a fin de generar credibilidad y certidumbre a la ciudadanía que no deja de estar espantada por los sucesos en pleno centro de la ciudad,
Más allá de esa autoridad, los cuestionamientos acerca de si fue un volteo o una operación encubierta deberían ser un poderoso llamado de atención a la Policía y al Gobierno en su conjunto, porque se demuestra que no hay fe en la institución verde olivo, habida cuenta de que son muchos los uniformados que han sido vinculados con el narcotráfico en diferentes ocasiones y circunstancias.
Es de esperar que, por la memoria de las víctimas del crimen, haya un esclarecimiento de los hechos. Sobre todo, que se informe con la verdad y que se capture a los verdaderos responsables. Que se esclarezca por qué un policía salió del edificio guardando fajos de dinero, por qué el ministro posteó sobre la captura de un presunto autor y luego borró el informe.
Hasta el momento, tres personas han sido enviadas a la cárcel por haber alojado a los autores del crimen.
En suma, son muchas contradicciones que no le hacen bien a la confianza ciudadana y, menos aún, al Gobierno de Luis Arce Catacora.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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