Estambul, 13 nov (EFE).- En las oficinas del FC Barcelona y de Limak Construction, la empresa turca encargada de remodelar el Spotify Camp Nou, hay dos fechas marcadas en rojo en el calendario: noviembre de 2024, cuando se espera que el primer equipo de fútbol vuelva a jugar en el estadio con un 66% del proyecto completado, y junio de 2026, fecha en la que se prevé que finalicen las obras.
“Para el Barça acabar esta obra a tiempo no es negociable”, subraya Joan Sentelles, director de Operaciones del Espai Barça, en un encuentro informativo celebrado en las oficinas de Limak en Estambul.
Y de momento, la constructora otomana no solo está cumpliendo los plazos, sino que incluso los está anticipando. Terminó un mes antes de lo previsto -el 30 de septiembre de 2023- la demolición de la tercera gradería. Algunos trabajos menores, como el derribo de la fachada de tribuna y los aparcamientos subterráneos, finalizaron en octubre. Un hito que, según Sentelles, será recompensado con un bonus cercano al millón de euros.
Y es que en el contrato entre la constructora y el Barça se incluyó una partida reservada a bonificaciones extraordinarias por completar fases de la obra antes del tiempo estipulado, así como penalizaciones por demoras en la entrega.
“Ojalá tenga que pagar muchos bonus”, sostiene Sentelles, quien cita “el buen hacer” de Limak y el conocimiento adquirido con el derribo parcial de la gradería a finales de 2022 como las claves que han permitido derrumbar la estructura del tercer anfiteatro en cuatro meses.
Aunque Haldun Firat Köktürk, director general de Limak Construction y uno de los nombres claves del proyecto, apunta que si han podido finalizar antes esta primera fase es también porque “hay un número importante de trabajadores locales que conocen la reglamentación”.
Concretamente, 450 personas han trabajado en la demolición de la tercera gradería, de los cuales un 80% aproximadamente eran residentes en España y otro 20% de otros países, mayoritariamente de Bulgaria, Rumanía y Turquía.
Está previsto que este porcentaje se sitúe en una proporción de 70-30 con el inicio de la remodelación propiamente dicha del estadio, cuando se puede alcanzar una cifra de 1.500 trabajadores.
Y en esta carrera a contrarreloj, Körkturk tiene un papel fundamental. Este ingeniero civil turco reconoce que ha dirigido proyectos técnicamente más complejos. Es el caso de la construcción del Aeropuerto de Estambul o del segundo rascacielos más alto de Europa de la futura sede del Banco Central Turco, de 379,5 metros de altura, pero sabe que remodelar el estadio del Barça tiene mucha repercusión.
Porque para Limak, cuyos contratos de construcción en curso alcanzan un valor de 10.200 millones de dólares (unos 9.546 millones de euros), remodelar el Camp Nou significa una plataforma para desembarcar en países del oeste del continente europeo, donde la compañía nunca había operado hasta la fecha.
Para afianzar su expansión no solo en Europa sino también en América Latina, la compañía ya ha abierto una oficina en la capital catalana, donde prevé que trabajen unas 200 personas en 2026.
No es casualidad, pues, que Körktur pase parte de la semana en Barcelona, donde ha alquilado un apartamento cerca de la calle Via Augusta. Lo mismo ha hecho Resit Yildiz, jefe de inversiones de Limak, que vivirá en el barrio de Les Corts mientras duren las obras.
De los 1.450 millones de euros del crédito que el Barcelona cerró este año con 20 inversores para financiar el Espai Barça, Limak Construction facturará un máximo de 960 millones.
“Nos llevó un año completar el contrato con el Barcelona. Las discusiones no solo fueron financieras, tuvimos que convencerles de que completaríamos la obra en tiempo y presupuesto”, recuerda el ejecutivo de Limak. Y añade: “Si abres el estadio unas semanas antes, los ingresos para el cliente aumentarán”.
Y de los ingresos que genere el futuro Spotify Camp Nou -hasta 247 millones de euros anuales adicionales según las estimaciones del club- dependen parte de la recuperación económica de la entidad y el pago del crédito a los inversores del proyecto, que también siguen muy de cerca la evolución de las obras.
De momento, la empresa otomana ya ha ejecutado casi un 10% del total de la obra. Según Sentelles, los volúmenes de construcción serán “enormes” en los próximos doce meses para conseguir el objetivo de que el primer equipo vuelva a jugar en el estadio con un aforo de 65.000 espectadores.
En esa fecha (noviembre de 2024), el club prevé tener, además, el 50% del aforo VIP disponible, una parte de la estructura de la tercera gradería construida y el museo del club -ahora en el espacio donde se ubicaba el palacio de hielo- abierto. También se empezará a instalar el cableado de la cubierta del estadio, uno de los retos técnicos del proyecto, según reconocen los responsables de la empresa turca.
El siguiente hito apuntado en el calendario será en agosto de 2025, cuando la estructura del tercer anfiteatro estará totalmente construida con un 90% del aforo, la misma capacidad que los dos anillos VIP ubicados entre la segunda y la tercera gradería. Las previsiones apuntan que la cubierta -izado del cableado y membrana- esté finalizada y que la nueva tienda del club ya funcione a pleno rendimiento.
En verano de 2026, el FC Barcelona confía en que las grúas de Limak ya no formen parte del ecosistema del Camp Nou, que tendrá una capacidad de unos 104.600 espectadores, una superficie total de 220.000 metros cuadrados y una cubierta de 48.000 metros cuadrados.
¿Y por qué el Barcelona y Limak Construction están convencidos de que se cumplirán los plazos? “Lo que hemos hecho es que la producción sea muy superior a la que se hace en una obra tradicional. Trabajar en paralelo parece muy lógico, pero para las constructoras es un rompecabezas y Limak está acostumbrado a hacerlo”, responde Sentelles.
Y los responsables de construir el proyecto son conscientes de que la máxima prioridad de su cliente es el tiempo: “Este es el mayor reto. Somos muy sensibles a ello. Estamos convencidos de que podemos cumplir los plazos”.
En los despachos de la compañía, recuerdan que fueron capaces de construir en cuatro años y medio -dieciocho meses antes de lo previsto- el puente colgante 1915Çanakkale ubicado en Turquía, el más largo del mundo. También sacan pecho por los 134 días que tardaron en construir en 2013 el Estadio de Mersin con capacidad para 25.000 personas.
Para cumplir o incluso avanzar los plazos, el club y Limak tienen reuniones periódicas para definir un ‘plan B’ en el caso de que elementos externos, como la meteorología, frenen el ritmo de construcción.
Con todo, tras culminar el derribo un mes antes de lo previsto, llega el momento de la remodelación. En los alrededores del estadio ya se vislumbra una de las seis inmensas grúas que Limak ha transportado desde Kuwait. El primer objetivo: que el primer equipo de fútbol vuelva a casa en noviembre de 2024. La cuenta atrás ya ha empezado.
Víctor Martí
Fuente de esta noticia Infobae
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