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Sáb. Nov 2nd, 2024
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Dos policías frente a una barricada de los manifestantes concentrados en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid el 7 de noviembre. (Eduardo Parra)
(Eduardo Parra – Europa Press/)

El 6 de enero de 2021 el mundo contempló atónito la violencia desatada en el Congreso de Estados Unidos por un amplio grupo de seguidores del entonces presidente Donald Trump. Tan solo dos años después, el 22 de enero de 2023, un episodio similar tenía lugar en Brasil, donde miles de partidarios del ultraderechista Jair Bolsonaro ocuparon durante horas las sedes del Congreso, Tribunal Supremo y Palacio Presidencial. Aquí en España, de momento, no se han producido altercados similares en ninguna de las sedes de los poderes del Estado, pero en los últimos días sí se han producido manifestaciones violentas de grupos radicales de extrema derecha ante la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid contra la futura ley de amnistía, una norma que beneficiaría a los encausados en el ‘procés’ catalán, y todo apunta a que se continuarán produciéndose.

Como ocurrió en EEUU y Brasil, estos altercados en España no surgen de la noche a la mañana, sino que son fruto, principalmente, de los discursos incendiarios y antidemocráticos de la ultraderecha que lidera Santiago Abascal, si bien el Partido Popular también se ha instalado desde las elecciones del 23 de julio “en la estrategia del insulto, de la deslegitimación política y ahora del activismo radical”, echando así más leña al fuego, indica a Infobae España la doctora en Ciencia Política Anna López.

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“Se trata de manifestaciones muy peligrosas porque han cruzado la barrera, especialmente Vox, incitando a no acatar las órdenes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo que incluso podría suponer un delito de rebeldía según el Código Penal”, dice López, especialista en extrema derecha, que recuerda que muchas de las concentraciones no contaban con autorización y en España se deben comunicar al menos con 24 horas de antelación. “Los límites de la democracia ya se han traspasado y especialmente con el uso de la violencia”, añade.

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Más allá de Vox, el Partido Popular también ha contribuido en buena medida a generar ese clima social de gran tensión, pues en los últimos meses ha extendido la idea de que España está ante un momento excepcional, de crisis de la democracia, y líderes populares como la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso han llegado incluso a decir que el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Junts para hacer presidente a Pedro Sánchez supone meter a España en una “dictadura”. Si el enfoque es, por tanto, que la democracia está en peligro, “hay un llamamiento implícito a hacer lo que haga falta, a interrumpir la dinámica de los acontecimientos”, añade por su parte Guillermo Fernández, profesor de ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, que asegura que “el PP tiene una responsabilidad notable” en cuanto a lo ocurrido en las últimas protestas.

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“Si calificas una situación no solo de excepcional, sino en los términos en que lo está haciendo el PP, estás dando pie a que se tomen medidas también excepcionales de cualquier tipo”, señala. Aunque Vox fuera el partido que comenzó a hablar de “gobierno ilegítimo”, añade, “el PP también ha aceptado ese marco”. El Gobierno de Sánchez surgió de una moción de censura exitosa en 2018 y después fue elegido presidente en las elecciones de 2019. Aunque no fue el candidato que más votos logró en las pasadas elecciones, será el que consiga los apoyos suficientes en el Congreso para poder formar de nuevo un Ejecutivo de coalición, porque así lo permite el sistema parlamentario, y, por lo tanto, guste o no, se trata de un Gobierno legítimo.

“Parece mentira, pero hemos llegado al punto de que hay que recordar que en España a veces no gobierna la lista más votada”, como le ha ocurrido al PP en las pasadas elecciones, dice López, que asegura que ese relato del Gobierno ilegítimo ha calado “porque la derecha y la extrema derecha tienen capacidad de acción comunicativa, tanto en redes como en buena parte de los medios donde inoculan este mensaje, que es una capacidad mucho más permeable en la opinión pública que la ha hecho la izquierda”.

Varias personas en la concentración en contra de la amnistía el 6 de noviembre. (Ricardo Rubio)
Varias personas en la concentración en contra de la amnistía el 6 de noviembre. (Ricardo Rubio)
(Ricardo Rubio – Europa Press/)

Agrupación y unificación, los logros de la extrema derecha

Por otro lado, las manifestaciones en Ferraz han visibilizado “el gran triunfo de la extrema derecha española en democracia, que es la agrupación y la unificación”, y que incluye el aglutinamiento de familias de esa ideología, de partidos políticos como el MSR (Movimiento Social Republicano), Democracia Nacional o España 2000, además de organizaciones como Desokupa, que empezaron a formar parte de la órbita de Vox desde que el partido accedió a las instituciones a finales de 2018. De hecho, añade la politóloga, las concentraciones ante el PSOE han servido para “ponerles rostro”: “Hay crepúsculos neonazis que forman parte de Vox”.

“Les podemos identificar porque hemos visto las esvásticas, porque hemos escuchado el himno de fondo de la Falange, porque hubo cánticos racistas de ‘España cristiana, nunca musulmana’, de Sánchez traidor o en contra del rey Felipe VI”, aclara López, que recuerda que en las concentraciones de esta semana se encontraban los líderes de esos grupos radicales ultras, desde la falangista Isabel Peralta al líder de Desokupa, Daniel Esteve. “Habíamos podido monitorizar el activismo político de Vox, pero hasta ahora no habíamos visto esa parte más radical de la extrema derecha española”, añade.

La amnistía “solo es una excusa”

Las concentraciones violentas han tenido como objetivo protestar contra la ley de amnistía para los independentistas catalanes, que podría beneficiar a unas 400 personas con causas en los tribunales por casos relacionados con la consulta del 9 de noviembre de 2014 y el referéndum del 1 de octubre de 2017, ambos ilegales y suspendidas por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, esa ley en realidad no es más que una “excusa” para salir a la calle y protestar contra el Gobierno progresista en funciones que lidera Pedro Sánchez.

“La amnistía ha sido el catalizador o la excusa para salir a la calle y manifestar ese odio contra el Gobierno progresista, no contra la propia amnistía”, sostiene López. En ese sentido, no se puede olvidar que la identidad nacional “es el catalizador para que la extrema derecha salga a la calle” en España, a diferencia de otros países europeos como Alemania, donde la inmigración es ese instrumento.

Decenas de manifestantes tras las vallas que les separaban de la Policía en la calle Ferraz. (Fernando Sánchez)
Decenas de manifestantes tras las vallas que les separaban de la Policía en la calle Ferraz. (Fernando Sánchez)
(Fernando Sánchez – Europa Press/)

De hecho, no sería extraño, añade Fernández, que como resultado de esas concentraciones se cree un movimiento nacionalista identitario, “que está a la sombra de Vox, pero que no es exactamente Vox”, tal y como sucedió en Francia con el grupo ultraderechista Generación Identitaria, caracterizado por ser hostil contra los migrantes, difundir discursos de odio e incitar a la discriminación, si bien en 2021 fue disuelto por el Gobierno francés.

La normalización de la violencia

Otro factor importante es el contexto de la posverdad en el que vivimos, donde las opiniones y las creencias son más importantes que los hechos, dice López por su parte, “con lo cual ese enemigo que ha creado Vox tiene mucho más peso y une a toda la extrema derecha enfurecida”. La experta tampoco descarta que los actos de violencia de los últimos días acaben en un asalto parecido al que hubo en EEUU en el Capitolio alentado por Trump.

“La violencia a la que había renunciado la extrema derecha para poder normalizarse como un actor político, especialmente con Trump, es la que vuelve a insertarse como una práctica política cuando uno no gobierna, cuando está en la oposición. Y este es el peligro, porque se ha normalizado el uso de la violencia como práctica política”, alerta López.

Cabe recordar que los discursos de odio y la crispación que siembran algunos partidos solo sirven para “romper la convivencia y hacer que aumente la polarización”, además de que, aunque pueda resultar paradójico, generan una desafección política, como ya se ha visto en las elecciones de algunos países europeos donde ha crecido la abstención.

Este mismo jueves, el exlíder del PP de Cataluña y fundador de Vox, Alejo Vidal-Quadras, recibió un disparo en la cabeza en pleno centro de Madrid, lo que le provocó una doble fractura mandibular, si bien su vida no corre peligro. Y pese a que aún es pronto para saber quién está detrás de los hechos, pues la policía continúa investigando, la extrema derecha ya hablaba en redes sociales sobre el político como “el nuevo Calvo Sotelo”, en referencia al asesinato que se produjo días antes del golpe de Estado de 1936.

Tan solo unas horas después, también resultaba herido el secretario general del PSOE de Sanlúcar de Barrameda y excalde del municipio, Víctor Mora, tras ser agredido en un acto, lo que a juicio de los socialistas fue “fruto del clima de crispación generado por la derecha”.

De momento lo único que queda claro es que la mecha puede volver a encenderse en cualquier momento.

 

 

Fuente de esta noticia Infobae


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