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Sáb. Nov 23rd, 2024
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Empezamos a verlo desde que se constituyeron los ayuntamientos el pasado mes de junio y se ha convertido en una constante. En un empecinamiento tenaz que puede no haber hecho más que empezar pues, apenas pasados los primeros cien días de cortesía, con los nuevos concejales de Vox aún acomodándose a sus sillas, ya se ha producido una catarata de casos concretos de censura, especialmente en el ámbito de la cultura, que es el que están ocupando desde la ultraderecha allí donde el PP les ha abierto la puerta.

El modo de actuar ha sido calcado en diferentes localidades de distintos tamaños, con el hilo conductor de la novedosa presencia de Vox tratando de cercenar sin miramientos propuestas muy concretas de las programaciones heredadas de las corporaciones anteriores. Todo empezó con Orlando, de Virginia Woolf, en Valdemorillo (Madrid) y siguió por Briviesca (Burgos), donde se prohibió un espectáculo sobre un maestro republicano, o Toledo, ciudad en la que se canceló una obra contra la pederastia titulada La infamia. Incluso un Romeo y Julieta protagonizado por Ana Belén y Jesús Noguero se cayó de la programación de Jaén, según ellos nunca por motivos ideológicos, sino por cuestiones administrativas.

Estos lances constituyen la punta del gran iceberg que, como suele ser habitual, mantiene sumergida la gran parte (se dice que en torno al 90%) de su volumen. Lo que se ve llama poderosamente la atención, pero lo que no se ve es lo que puede hacer que todo se tambalee y termine haciéndose añicos. “Aquí tienen el patrón de la sutileza pero, mientras tanto, poco a poco van pasando cosas en la ciudad como si no pasara nada”, apunta a infoLibre el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Valladolid, Pedro Herrero, añadiendo que desde esta derecha extrema siempre se “utilizan las excusas burocráticas” para ir limando e imponiendo su visión en las cuestiones cotidianas.

Esta es una actitud que se repite en todos los grandes ayuntamientos en los que Vox entró tras las ultimas elecciones municipales y autonómicas. En total, el partido de Abascal tiene responsabilidades de gobierno en 140 ayuntamientos de los casi 1.000 en los que logró representación en las elecciones del pasado 28 de mayo, entre ellos cinco capitales de provincia: Valladolid, Burgos, Guadalajara, Toledo y Ciudad Real, que gobernará con el PP. A estas hay que añadir otras poblaciones destacadas como Alcalá de Henares, Móstoles, Elche, Talavera de la Reina, Ponferrada o Gijón.

Esta última ostenta desde hace unas semanas el honor de protagonizar la primera ruptura de un gobierno con Vox, después de que desde la formación de ultraderecha se anunciara el deseo de cambiar los contenidos del Festival de Cine de Gijón para adecuarlo a sus valores y principios. La cultura al rescate, de alguna manera, al convertirse repentinamente en el talón de Aquiles de un partido que se está haciendo con estas competencias de manera prácticamente calcada en todos los ayuntamientos para, desde ahí, desde una responsabilidad aparentemente menor en comparación con otras, emprender su dichosa batalla cultural a partir de las pequeñas cosas.

Esto es algo que está ocurriendo por ejemplo en Móstoles, donde gobierna el PP y Vox lleva exclusivamente la Concejalía de Cultura. Allí, como en el resto de consistorios, la programación del presente año en los espacios públicos -teatros, auditorios y demás- viene más o menos cerrada desde el ejercicio anterior, con lo que por ahí Vox tiene estrecho margen de maniobra por ahora, si bien hay que tener en cuenta que los ayuntamientos se encuentran actualmente ya trabajando en el siguiente tramo de temporada. “Desde la oposición no tenemos noticias, así que vamos con mucha cautela”, reconoce a infoLibre la portavoz de Podemos Móstoles, Mónica Monterreal.

“Pero así, como detalle, lo primero que organizaron desde la Concejalía de Cultura fue un ciclo de actos por la Hispanidad, con unas personas nada partidistas ni nada sectarias, como Luis Antequera de Radio María“, continúa, detallando que se trataba de una serie de conferencias “sobre evangelización de América como el modelo genuino español de colonización… unas cosas que la verdad es que dan cierto respeto“. “Aquí la Concejalía de Cultura en los últimos años había estado haciendo ciclos de cine feminista, más social, haciendo llegar a los mostoleños y mostoleñas una forma de cultura muy plural, con muchas actividades al aire libre en las plazas. Que sea esto lo primero que organizan da un poco de repelús“, advierte.

Monterreal avisa de que esta dirección se está viendo en muchos otros municipios porque “está clara la línea del PP de que Vox gestione cultura para crear estas polémicas y desviar la atención de otras áreas” con más peso en los presupuestos como la económica: “Aquí en Móstoles van a presentar unas ordenanzas fiscales que van a quitar el recargo a los pisos vacíos de los bancos. Están cambiando medidas económicas muy sucintamente pero, por otro lado, haciendo un homenaje a la bandera el 12 de octubre, que es lo que causa revuelo. Muchas veces parece que es eso. Como ellos tienen la cultura como un área menor, dicen mira que se entretengan estos con las polémicas de cultura“.

En la misma dirección señala el portavoz del Grupo Municipal Izquierda Unida-Podemos del Ayuntamiento de Toledo, Txema Fernández, quien rememora el caso mencionado de La infamia, una obra “apalabrada, que no contratada”, cuya contratación “de repente se paraliza porque Vox niega la violencia de género”. “Es verdad que todavía nos manejamos con el presupuesto del anterior equipo de gobierno del PSOE, pero también es verdad que enseñan la patita y miedo me da la elaboración del futuro presupuesto para 2024, porque no tengo la percepción de que haya un plan estratégico cultural en absoluto y, si lo hay, va a estar lastrado por la ideología fascistoide que tiene Vox”, avanza el concejal, quien aprovecha para recordar otro detalle en absoluto baladí como fue la retirada “en los primeros cien minutos de gobierno” por parte de Vox de la bandera LGTBI del ayuntamiento.

Explica Fernández, asimismo, que en Toledo hay mayoría absoluta de derechas con 9 concejales del PP y 4 de Vox, si bien el partido de extrema derecha no gestiona Cultura, que está en manos del PP. “Pero la concejala de cultura del PP es la presidenta de la Red Madre, que es una red de marcado cariz antiabortista, son los que mandan gente a las clínicas abortivas. Así que no sé qué es peor, si que marque la política cultura Vox o este tipo de concejales”, plantea, alertando de que, por eso, la política cultural de la ciudad “viene dibujada por la Red Madre y con Vox en el gobierno marcando la agenda, porque aunque el PP tenga 9, Vox marca la agenda”.

Esto último se vio en un caso paradigmático en torno al Círculo de Arte, una sala de conciertos ubicada en la iglesia desacralizada de San Vicente, gestionada por la misma entidad durante los últimos veinte años y donde se hizo por ejemplo hace un tiempo una exposición de curas pederastas: “Qué curioso que ahora que gobierna Vox, en esa instalación que es municipal y es una concesión administrativa del ayuntamiento, se inventen que hay un daño patrimonial que puede hacerse a la iglesia cuando llevan veinte años cuidando un espacio exquisito. Se han intentado inventar esto, pero la presión popular ha hecho que vaya para atrás. En cualquier caso, la foto que estamos dibujando en el futuro cultural de la ciudad de Toledo vuelve a estar vinculada a la Iglesia y a la parte de la ideología más dura de PP y Vox. Y no quito ninguna responsabilidad al PP”.

Fue hace ahora un año cuando el vicepresidente de Vox de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, puso en el punto de mira a la Seminci de Valladolid quejándose, según el patrón, de la ideología de las películas proyectadas en su programación. Este derrape, aparte de la consiguiente trifulca política de declaraciones cruzadas, llevó meses después a Jesús Julio Carnero, actual nuevo alcalde del PP tras los últimos comicios con el apoyo de Vox, a sacar de las competencias de Cultura todo lo relacionado con la Seminci y con la próxima gala de los Goya, que se celebrará precisamente en la capital vallisoletana. “Como vio que esto le podía suponer un problema, dividió el área tradicional de cultura en dos: dejó cultura y aparte sacó la Seminci, los Goya y otra serie de eventos que le interesaron para meterlos dentro de un área nueva llamada Marca de Ciudad que lleva alguien del PP”, explica el portavoz socialista, Pedro Herrero.

Según detalla, esta operación no está “depurada desde el punto de vista jurídico”, es decir, “no está limpia”, y esa división “aún no se ha materializado, con lo que a día de hoy la Seminci está oficialmente en manos de Vox“, que es la formación que al mando de la Concejalía de Cultura. Una manera de anticiparse y poner la venda antes de la herida, que ayuda a evitar posibles sorpresas desagradables, más aún teniendo en cuenta que, tras aquel primer aviso de García-Gallardo, se han sucedido en Valladolid otros episodios en apariencia sin demasiada relevancia pero que mantienen a la oposición vigilante y “expectante“.

Así las cosas, sin previo aviso, mientras estaba al mando en funciones la primera teniente de alcalde, Irene Carvajal (Vox), un día “desapareció” una pancarta LGTBI en una calle céntrica supuestamente porque “molestaba a un camión que pasaba por allí”. “Dijeron que no era censura, pero en cinco años no había molestado a nadie y a los pocos días la volvieron a colocar tras el revuelo”, relata Herrero, quien comenta otro episodio acontecido en una verbena republicana que se viene celebrando desde hace muchos años en ferias: “Y no les daban el permiso para la celebración del concierto. Tuvieron que estar presionando los organizadores hasta el último momento porque el ayuntamiento no daba luz verde excusándose en cuestiones burocráticas“.

También en ferias hubo un encontronazo en torno a la actuación en la Plaza Mayor de un grupo de folk llamado La Bazanca cuando un grupo de gente de extrema derecha decidió congregarse allí durante su ensayo para “protestar” contra Pedro Sánchez. “Tuvo que ir la policía local porque la gente cargaba contra los artistas diciendo que les estaban impidiendo reunirse allí y entenderse por culpa del ruido”, indica Herrero, quien aún añade otro episodio que tuvo lugar en las Galerías VA (municipales) con la obra del artista Julio Falagán, que tenía allí expuestos unos rótulos en contra del monoteísmo del dinero: “Esto al parecer ofendió a alguien y obligaron a quitarlas. La concejala, eso sí, ha dicho que no es censura y que se debe a que la comunidad de propietarios no había dado su autorización expresa para colocarlos allí”.

En esta misma línea, prosigue Herrero aún enumerando un caso más, relacionado en este caso con la Plaza de Toros de Valladolid, que es de gestión privada. Cuando gobernaba el PSOE –hubo cambio en los últimos comicios con la unión de PP y Vox, a pesar de ser la socialista la lista más votada– se dejó de dar una subvención que a su vez anteriormente daban los populares. “Nosotros cortamos eso porque no tienes por qué financiar a una empresa privada para una cuestión que no es de interés público, pero estos lo han vuelto a reactivar, no con una subvención directa como entonces, algo que nos olemos que volverán a hacer el año que viene, pero sí han puesto unas lonas, unos carteles anunciadores, les han dejado espacios publicitarios… les están poniendo la alfombra roja”, destaca Herrero, no sin antes lanzar una coletilla final: “En fin, Fachadolid, que vuelve poco a poco”.

Sobre la programación cultural, incide Herrero en que estaba ya cerrada para todo el año, de manera que ahora será cuando ellos empiecen ya a “programar con sus criterios y sus ideas“. “Supongo que alguna sorpresa nos iremos encontrando, aunque saben que la lupa está puesta sobre ellos y se andan mucho por la linde. A medida que vayan pasando los meses me imagino que irán mostrándose más desinhibidos y enseñando lo que llevan dentro”, apostilla,

Igual opina Mónica Monterreal al expresar su temor de que sea a partir de navidades cuando “puedan ya intentar programar” y tomar más decisiones. “Pero cuando el que decide lo hace para restar libertades hay que estar muy atentos, evidenciándolo cuando ocurra e intentando que no pase, que es lo complicado. Ellos están en el poder, pero no vamos a dejar que se quede en silencio, al menos cuando pueda haber algún hecho similar al de otros municipios que hemos ido viendo desde el verano”, remarca, insistiendo además en que “la batalla cultural es muy importante“. “En su libertad, que cada uno haga lo que quiera y vaya a ver lo que quiera, pero estamos hablando de dinero público y de utilizarlo además de una manera sesgada que va en detrimento de las libertades, de manera que tenemos que estar encima de ellos y tenemos que tener cuidado en qué se programa culturalmente con el dinero de todos”, subraya.

Por último, Txema Fernández expresa su deseo de que la respuesta ciudadana que tuvo lugar en la ciudad en torno al Círculo de Arte sirve para mantener “la llama de la movilización cultural activa“, de modo que “cuando haya intentos de boicoteos o censuras la sociedad toledana responda como lo hizo” en este caso en particular. Resalta, además, que actualmente se está celebrando una nueva edición del Festival de Cine Social de Toledo (FECISO), que viene del anterior presupuesto: “Yo quiero ver si para 2024 la subvención para la empresa que organiza este evento se mantiene. Ya hablaremos, ojalá no por esto, para ver si este festival de cine social se mantiene o no, que yo me temo que no, porque son películas con mucha conciencia social y crítica“.

Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/cultura/sucintamente-vox-sacando-patita_1_1622372.html


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