BoA aterriza en La Habana: un viaje a la capital cubana detenida en el tiempo

Estar en La Habana, Cuba, es como ser un viajero del tiempo. Los edificios coloniales, con sus fachadas de color pastel, y los coches antiguos que circulan por las calles transportan a una época pasada, mientras que la vitalidad y el espíritu de la ciudad le recuerdan al visitante que se trata del presente.

​Este 26 de octubre, BoA inauguró su vuelo semanal directo entre Santa Cruz de la Sierra y La Habana. Para celebrar este evento, la aerolínea estatal invitó a un grupo de periodistas y agencias de viajes a un tour por los sitios turísticos de la capital cubana.

La visita duró un día. Antes de abordar, en el aeropuerto internacional Viru Viru, el embajador de Cuba en Bolivia, Danilo Sánchez, y la ministra de la Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, cortaron la cinta e intercambiaron algunas palabras y adulos. 

“Estoy emocionada porque este sueño se ha hecho realidad para beneficio de ambos pueblos. Hoy se despegan alas de esperanza”, dijo Prada. Mientras que Sánchez destacó que “es una posibilidad nueva que tienen los empresarios para llevar y traer mercancía, también para las áreas culturales y científicas”.

Ya a bordo del vuelo, la música y el entretenimiento no se hicieron esperar. Cantantes deleitaron a los pasajeros y el influencer ‘Tío Chelelo’ hizo su parte para elevar el ánimo a alturas aún mayores. La ministra también sorprendió a todos al entonar una cueca chapaca acompañada por el guitarrista Pablo Canedo. 

El vuelo transcurrió durante aproximadamente seis horas y 35 minutos; aunque, la buena atención de la tripulación y el entretenimiento a bordo hicieron que el tiempo pareciera ‘pasar volando’.

El aterrizaje en La Habana fue recibido con la eufórica canción “Guantanamera” de Compay Fernández y el avión fue rociado con agua, un ritual simbólico que marcó el inicio de esta travesía.

Sin embargo, pocos minutos después, dos apagones de luces en menos de 20 minutos en el aeropuerto José Martí mostraron la realidad a la que se enfrentan a diario los cubanos. La crisis energética en Cuba es un problema que afecta a todos los sectores de la sociedad, y es una muestra de los desafíos que enfrenta el país.

Saliendo del aeropuerto, un cómodo autobús o “guagua”, como es conocido en Cuba, esperaba a la delegación boliviana para explorar los sitios más emblemáticos de la isla: la majestuosa Plaza de la Revolución, donde la historia revolucionaria de Cuba se hacía tangible; la Escalinata de la Universidad de La Habana, un monumento a la educación y la lucha estudiantil; y el pintoresco Malecón, que regaló vistas impresionantes del mar caribeño.

​Leinad Vásquez Iglesias, guía turístico de la empresa Transtur, fue el encargado de mostrar estas maravillas y contar un poco de la historia y la cultura de Cuba.

“A diferencia de lo que se dice en el mundo, Cuba es un país como cualquier otro, con sus cosas buenas y malas como cualquier otro”, señaló Leinad. Aunque admitió que la isla arrastra un golpe detrás de otro desde hace tres años. La pandemia de covid-19, el bloqueo económico de Estados Unidos y la crisis alimentaria mantienen a este país en un estado de estancamiento. 

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba alcanzaron su punto más abierto desde 1959, cuando Fidel Castro llegó al poder, durante el segundo mandato del presidente Barack Obama en diciembre de 2014. No obstante, el presidente Donald Trump reinstauró restricciones comerciales con la isla, las mismas que Joe Biden mantiene en la actualidad.

​El paseo en la guagua fue veloz, tanto así que la mayoría de los invitados al vuelo inaugural de BoA se quedaron con las ganas de comprar un habano, ya que, en la parada siguiente, en el icónico Hotel Nacional, las autoridades cubanas tenían preparada una cálida bienvenida. Compartieron sus visiones acerca del futuro de las relaciones entre Cuba y Bolivia en el ámbito del turismo.

“Este vuelo de seis horas crea una gran facilidad y conectividad entre ambos pueblos. Ponemos nuestras playas al disfrute de todos los bolivianos y será nuestra tarea a partir de ahora, dar el mayor servicio, con el mayor cariño, con la mayor calidad. No va a faltar el calor de nuestro pueblo. Eso ya está probado”, aseguró el ministro de Turismo de Cuba, Juan Carlos García Granda.

El Hotel Nacional es un símbolo de La Habana, y es un lugar donde se han hospedado algunas de las personalidades más importantes del mundo.

Claudia, encargada de la limpieza de los baños en el salón de eventos donde se llevó a cabo la conferencia de las autoridades y a quien se le ha cambiado el nombre, inicialmente mostró cierta resistencia a entablar una conversación. Después de unos minutos se sintió más cómoda y decidió compartir su realidad. 

“La vida aquí es dura. No conozco otros países, pero dicen que se vive mejor (…) Con lo que ganamos no alcanza para vivir dignamente, no recuerdo la última vez que comí carne de res y hasta el pollo aquí es un lujo”, confesó. 

Claudia, poco a poco, se abría más y compartía detalles sobre la vida de la mayoría de los cubanos, quienes dependen del salario del estado (equivalente a unos sesenta dólares al mes) y se ven obligados a buscar otras formas de ingresos para llegar a fin de mes. 

​La jornada de paseo en la capital cubana concluyó por la noche con una visita al legendario cabaret Tropicana, cuya rica historia se remonta a 1938. Este espectacular cabaret, hogar de uno de los shows más importantes de Cuba, sumergió a los viajeros en una noche de música, baile y entretenimiento deslumbrante, poniendo así punto final a un viaje lleno de contrastes y emociones en una isla que, a pesar de sus desafíos, sigue siendo un destino único en el mundo.