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Sáb. Nov 2nd, 2024
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Desafío. En todo el país hay grupos de mujeres que se organizan para patinar.

El Skateboarding es un  deporte donde históricamente predominaron los hombres; pero las chicas del país aprenden a caerse, sacudirse, levantarse y rodar con libertad.

Este texto fue escrito por Nathalie Aguilera y es producto del taller La Hora Lab

Mientras arranca un grumo de rímel de sus pestañas Joss, dice que con lluvia no hay Skate, su amiga Adriana compra chupetes y una Pony Malta, asienta con la cabeza y susurra un garabato.

Empieza la tarde y el ruido áspero de las ruedas deslizándose por el agrietado suelo se confunde con el reggaetón que sale de un parlante escondido entre maletas; el clima no es alentador, las nubes cada vez más oscuras y el olor a tierra mojada en el ambiente, hacen que la pista de La Presidencial en Ambato quede totalmente vacía de patinadores.

“Joss” y Adriana esperaban su turno para rodar cerca de un árbol, toman sus tablas por los trucks y caminan con aire de desaliento a la tienda de abarrotes del barrio para refugiarse del agua.

Patinan desde hace dos años y aún no lo dominan del todo; se caen, se frustran y muestran orgullosas los moretones con raspones de piernas y brazos.

-Nos dicen machorras, drogas, dañadas y vagas, pero nadie se pone a pensar que también estudias, trabajas y algunas somos mamás.

Con videos de YouTube y siguiendo los movimientos de los chicos que ya llevan sus años de ventaja, las faldas y zapatillas rosas ya se ven en las pistas del país.

-No es muy común ver chicas rodar, pero ahí le hacemos al skate, y sí, ¡nos gusta sacarnos la chucha! cuenta Adriana, sentada en la entrada de la tienda soltando una carcajada mientras tuerce los ojos y se encoge de hombros.

Las décadas de los sesenta, setenta y ochenta fueron un periodo en que las mujeres jóvenes tuvieron oportunidades para hacer historia en el skateboarding, un deporte que estaba en su apogeo, y que colocó a California como la ciudad del Skate.

Según el portal Acción Femenina, cada mujer que se sumó a este deporte agregó lo suyo en la década de los 70: Kim Cespedes se convirtió en un símbolo de la persistencia deportiva, Ellen Berryman agregó trucos gimnásticos y piruetas, Laura Thornhill puso su granito de arena para visibilizar la participación femenina en el skateboard, y Peggy Oki se arriesgaba con nuevos trucos que no eran hechos por hombres en aquel entonces.

Con los años las mujeres se alejaron de este deporte y el género masculino ganó más protagonismo, creando competencias, auspicios y que se convierta en una disciplina olímpica.

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Diversión. Vanesa hace bowl levantando los brazos al cielo.

Sentir la adrenalina

Paola Hidalgo llega a la pista de Latacunga deslizándose por el pavimento, con la rapidez de una libélula en el viento, atrayendo miradas; saluda con beso y choque de puño a sus amigos y de forma coqueta a quienes están más lejos, levantando ligeramente la barbilla y sonriendo.

Con pantalones anchos, zapatillas negras, cabello rizado y maquillaje prolijo, la “tía Paola” como algunos le llaman en la pista, en alusión a un video viral de TikTok, lleva tres años patinando, y cuenta que desde que se subió a una tabla nunca más pudo parar.

-Llena los vacíos que tengo, cuando bajas una loma a una velocidad increíble y tienes que  pisar súper fuerte para que la tabla no te bote; ahí sientes el miedo, sientes la vida, la verdadera libertad y es una experiencia indescriptible.

Paola tiene 19 años y hace tres que conoció el skate cuando fue a pasar en Guayaquil con su familia paterna por la temporada de pandemia.

Creció con su padre, el que le aportó dinero para comprar su primera tabla: una Almost toda armada que costó 180 dólares.

Mientras habla de skate su rostro se ve relajado, sus manos adornadas con un pequeño tatuaje de figuras geométricas, se mueven con rapidez para explicar lo que siente por este deporte; pero al momento de subirse a rodar se nota la tensión en su rostro, muerde su labio superior al momento de hacer un Fakie Pop Shove It y con el mismo equilibrio y delicadeza de una bailarina de ballet que busca concentrarse para mantenerse en pie, Paola logra volar con su tabla por segundos y girarla en el aire con la destreza de sus pies.

¡Sas!, aterriza la tabla y el truco salió, mira al horizonte repleto de personas que aprovechan el domingo de parque: niños ríen y gritan en la zona de césped, adultos trotan en la pista atlética y perros ladran mientras sus dueños los separan. El parque está lleno de gente, pero pocos saben lo que Paola logra, la energía chispeante en su interior; se siente orgullosa, plena, cargada de adrenalina, cada truco es una meta alcanzada.

-Cuando un truco sale, te crecen alas, el vello de la nuca se te eriza, vives un orgasmo, tienes ganas de gritar, de compartir esa alegría, dice Joss.

-¡Uy! ¿y si te grabaron?, interrumpe Adriana.

-Pues mucho mejor, lo ves una y mil veces, no puedo explicar cómo es, cuenta Joss, sentada en la tienda viendo la lluvia caer y en la radio de la Seño Gloria suena ‘Tarjetitas’ de Tercer Mundo.

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Dificultad. A pesar de las caídas, prejuicios y complejidad, Paola se eleva para lograr un truco.

Un poco de resistencia

El Skate no es inmune a los problemas culturales de raza, género y orientación sexual, Paola cuenta que nunca le ha costado hacer amigos en un skatepark, pero en Guayaquil donde suele viajar a quedarse en casa de amigas para rodar bajo el sol, la cosa es distinta, cada persona patina por su lado.

-Acá en Lata tengo amigos a los que les gusta compartir su experiencia, decirte como debes pararte, lo que puedes mejorar y así he avanzado mucho.

En grupo o solas las mujeres van apareciendo cada vez más en las pistas del país, en Guayaquil el grupo ‘Las Gerlas’, reúne a cerca de 17 chicas que se juntan para recorrer las calles superando obstáculos, subiendo rampas y bajando escaleras sin importarles las restricciones de la Policía Municipal o las malas caras de otras mujeres. Hacen videos, organizan concursos y viajan por el mundo.

En Quito ‘Radical Girls’ busca que en las federaciones deportivas se imparta el Skate como otros deportes olímpicos y se recepten a niñas que puedan competir internacionalmente y por qué no llegar a las olimpiadas.

En los Juegos Olímpicos de Tokio, tres niñas conformaron el podio más joven en la historia mundial, Momiji Nishiya, de 13 años, recibió la medalla de oro; Rayssa Leal, también de 13, obtuvo la de plata; y Funa Nakayama, de 16 años, el bronce.

Sentada en la sala de su casa Vanesa de entonces 21 años, vio por redes sociales esta noticia y sintió que podía ser skater y llegar lejos montada en su tabla.

Rodeada de un paisaje de grafitis Vanesa, se sienta en un obstáculo de cemento construido en la pista de Latacunga, su mirada tímida se esconde bajo una gorra negra, carga una mochila desgastada y sostiene la tabla por la punta mientras lima la uña de su pulgar con la lija.

Empezó a patinar a los 20, había visto varias veces a su hermano hacerlo, pero solo cuando conoció a su novio Fabricio “Sambo”, pudo aprender en medio de caídas, incentivos, consejos, miedos y besos robados.

-Esto te motiva, mi sueño es algún día competir, subirme a la tabla sin miedos y ¿quién sabe? que algún día una chica ecuatoriana llegue a las olimpiadas, dice con una voz suave y baja que se mezcla con el sonido de las ruedas y los gritos de frustración por trucos fallidos.

Con una sonrisa a lo lejos la observa El Sambo, su novio; orgulloso cuenta que le da alegría compartir este deporte con su novia, él cree que las chicas pueden ser más constantes, más coordinadas y más ligeras para lograr trucos, ya lo ha notado en Vanesa.

foto 4Aprobación. Muchos hombres ayudan y acompañan a las chicas que practican el deporte en las calles y pistas.

Rompiendo barreras

Cuando llegas a las pistas, es común encontrarte con decenas de hombres  en patineta, patines, y bicicletas BMX, las miradas suelen estar fijadas en el pavimento o en sus pies para concentrarse en sus trucos, pero al ser mujer no puedes evitar sentirte observada.

-La principal barrera cuando empecé a rodar fue la estúpida vergüenza, me decía a mí misma: que foca si me caigo, se van a reír estos manes que me miran con cara de: ¿esta niña que hace?, cuenta Joss, mientras retira un cabello que se metió en la comisura de su labio.

A lo lejos doña Gloria dice que las niñas deberían tener cuidado de caerse, lastimarse y hasta despeinarse, “no es algo para las chicas, es peligroso; yo si les digo que mejor hagan otra cosita más tranquila”, dice con voz alta y cuenta un vuelto con el dedo índice encima de la vitrina.

Por años se encasilló al Skateboarding como una disciplina para hombres, pero los chicos que practican el deporte también se sienten una minoría al no tener los espacios correctos para hacerlo, pues cuentan ser víctimas de persecución, ataques de la Policía Municipal y la ciudadanía en general que los encasilla y relaciona con vicios y hábitos destructivos.

Paola cuenta que hay chicos que sí se sienten intimidados, pero la mayoría siempre son muy abiertos a que las mujeres lo practiquen.

-A veces escuchas bromas pesadas, chistes machistas, comentarios pasivo agresivos, pero no patinamos para que alguien nos vea o para tener aprobación, lo hacemos por nosotras, dice Paola.

Antes de salir a la pista se arreglan, eligen su ropa, a veces pintan sus labios, uñas y maquillan sus ojos, se ponen shorts o faldas, no dejan de ser las chicas que son en su vida cotidiana por el Skate.

En la familia de Paola sus primos practican deportes extremos como BMX, Skate y escalada, pero ella al ser mujer ha sentido el peso de las críticas porque no lo ven como femenino. Cuenta que el Skate tiene muchos estigmas por ser urbano pero en realidad es mucha concentración, disciplina, pasión y dedicación, virtudes que las mujeres al igual que los hombres poseen.

De pie y mientras encera los trucs de su tabla con una vela blanca, como quien lava con fuerza un pantalón, Manuel Armendáriz, quien patina más de 10 años, dice que le encanta que existan chicas en el deporte, pero reconoce que a veces pueden sentirse intimidadas al ser peligroso o encontrar espacios llenos de hombres.

-Todas las personas pueden aprender un deporte si les gusta, es cuestión de apasionarte y ponerle mucha dedicación, no importa si eres hombre, mujer, adulto mayor o niño, dice Manuel.

En Latinoamérica, como en muchos otros ámbitos el cambio del deporte se va dando lento pero seguro, con figuras femeninas como Rayssa Leal y Letícia Bufoni en Brasil, o la inspiradora historia de “Imilla Skate” en Bolivia, grupo de mujeres que dominan la tabla vestidas en polleras y trajes típicos de la localidad.

-Sigues siendo una chica, una doctora, una abogada, una madre y una hija, el Skate no te quita eso, más bien te suma valor, coraje, amigos y experiencias, dice Adriana, quien comenta que en Ambato los chicos patinan por un lado y pocas chicas lo hacen por su cuenta.

Convicciones

El sol se esconde tras nubes plomas en una tarde que no quiere terminarse, Paola estira su mano y muestra su dedo pulgar, explica que lo tiene esguinzado por poner las manos en el suelo y no raspar su cara, tiene lesiones graves en los tobillos que no están bien curadas y debe tratarlas para mejorar sus trucos.

A lo lejos se escucha el ¡cuidado! porque una tabla perdida se dirige a toda velocidad hacia sus piernas, las que sin temor mueve como si fuese una rutina de danza.

Los golpes, el sudor en la cara, el pelo enredado, el rímel corrido, manos y rodillas raspadas, son parte de la experiencia.

-Así es todo en la vida si no te arriesgas por miedo a caer nunca harás nada, porque en la vida siempre tendrás tropezones y bajones por más que estemos en la cima, explica Paola.

En ocasiones pasan entre tres y cuatro horas intentando una y diez mil veces el mismo truco, girando la tabla se golpea las canillas, caen sentadas y adoloridas el coxis, la paciencia en ocasiones termina bajo el sol o con el viento quemándoles las mejillas.

-Ninguna de mis amigas patina, siempre me advierten que puedo tener un accidente o quedar con cicatrices, que mejor juegue básquet o corra, cuenta Vanessa, con una sonrisa que encierra rebeldía y un tono de incomprensión.

Anatómicamente el Skate requiere de fuerza en piernas, abdomen y espalda para poder realizar distintos trucos independientemente de si se realizan piso o bowl, además, de una concentración para hacer los movimientos precisos antes, durante y después del truco.

-Cuando me animé a patinar por primera vez tenía una patineta Aurik de mi hermano que estaba botada en una bodega, había visto un video de Alexis Sablone en los X Games, haciendo Flips 50-50 de Switch y me pareció tan increíble, tan original tan único. Era lo que yo siempre quise ser, dice Joss, levantándose del suelo mientras sacude su pantalón en la parte trasera.

-Simón, dice Adriana mientras mastica el chicle del chupete que ya está consumido y asienta la cabeza bajando los párpados y mirando ligeramente hacia abajo.

-¿Cuál es su mayor meta en el Skate?

-Hacerlo toda la vida, sacar nuevos trucos, rodar por el mundo sintiendo el viento de todas partes en mi cara y gritar con tanta emoción y la tabla en lo alto cuando por fin algo sale tan perfecto como un simple truco, dice Joss mientras carga un bolso negro con un logo de cosméticos.

-¿Crees que algún día existan más chicas en el deporte?

Rascando su ceja derecha con las uñas a despintadas con un rastro de color morado Adriana responde:

-Creo que ese momento ya está aquí y siempre hemos podido.


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