Las trabajadoras en la educación infantil han dicho basta después de años arrastrando unas condiciones laborales más que precarias y tras más de doce meses con el convenio sin renovar. Educadoras, limpiadoras, personal administrativo de toda España han ido a la huelga los días 19 y 25 de octubre y se han concentrado este sábado 28 en la Plaza de Callao de Madrid.
De no haber acuerdo en la próxima mesa negociadora entre sindicatos y patronal prevista para el 2 de noviembre, volverán a los paros los días 8 y 15. Hasta el momento, sólo Comisiones Obreras ha convocado las jornadas de huelga, que han tenido un seguimiento medio del 60%, algo superior en Galicia y Madrid donde han superado el 80%. El sindicato habla de “éxito rotundo” a pesar de unos mínimos “abusivos” y de denunciar presiones por parte de algunos centros. Además, han instado al resto de organizaciones a unirse a los paros y “no sólo acudir a las concentraciones después de ver la repercusión mediática del caso”.
“Lo que pedimos es el desbloqueo de la mesa negociadora y que haya avances. Estamos hablando de un sector muy precario con un malestar inmenso. Hay sueldos muy bajos que no se corresponden con la responsabilidad de las trabajadoras y las tareas que tienen”, explica Pedro Ocaña, secretario de Privada y Socioeducativo de Comisiones Obreras, que dice no ser “muy optimista” respecto a la reunión del dos de noviembre: “Nos hemos encontrado con patronales que querían recortar aún más un convenio de donde no hay qué rascar. Esperamos que entiendan la señal que manda el éxito de las movilizaciones”.
No es la primera vez que las trabajadoras de Infantil van a la huelga. Ya lo hicieron a finales de junio, sin conseguir ninguna mejora laboral, y en 2019, cuando se firmó el actual convenio colectivo, que lleva caducado desde 2021.
Hace tres años las educadoras de Infantil no llegaban a mileuristas. Tenían un salario medio de 930 euros que, tras la negociación colectiva, se mejoró levemente. Con la actual tabla salarial, de 2021, el sueldo base que cobran estas trabajadoras es de 1.134 euros brutos al mes, poco por encima del SMI, excepto en el caso de las que educadoras de los centros privados, cuyo convenio establece un sueldo de 1.028 euros, sin llegar al mínimo legal establecido este año.
Las diferencias salariales y, en general, de las condiciones laborales entre las trabajadoras de los centros públicos, concertados y privados son abismales. Andrea P. trabaja en un centro público de la Comunidad de Madrid, pero durante varios años lo ha hecho en uno de gestión privada. “Yo cobraba 600 euros con un contrato de 5 horas, que era el que me daban. Mis compañeras a jornada completa no superaban los 1.000 euros. Ahora, después de haber aprobado las oposiciones, cobro 2.500 euros, que no está del todo mal, aunque las condiciones siguen siendo malas, especialmente en ratios, horas de trabajo, descansos…”, explica a infoLibre.
Otra de las situaciones habituales que denuncian las trabajadoras es el despido de gran parte de las profesionales durante los meses de julio y agosto, en los que suele haber menos niños inscritos, una práctica que, insiste Ocaña, es “ilegal”: “No estamos ante una actividad estacional y esto no lo digo yo. Lo dice el Supremo y se pueden consultar diferentes sentencias que afirman que es una actividad permanente, por lo que no debería de haber ningún educador fijo discontinuo”
Nadia M., graduada en Educación Infantil y opositora, lleva dos años encadenando contratos temporales en centros privados, algunos de pocos días o semanas y de no más de tres horas diarias. “Cuando terminas la carrera lo normal es estar así durante mucho tiempo. Lo peor es que me hacen contratos en los que ponen que son auxiliar, cuidadora… cualquier término con el que puedan pagarme menos de lo que deberían por mi formación”.
Explica a este medio que no es nada fácil encontrar trabajo en el sector privado, a pesar de que ella ha notado “una falta evidente de personal en las aulas” y “un exceso de horas trabajadas”: “Los ratios son altísimos y no hay tiempo libre para preparar las clases o hacer tutorías”. “En nuestro país, las educadoras de esta etapa escolar no obligatoria trabajan 38 horas semanales, todas ellas lectivas, por lo que cualquier otra actividad complementaria tienen que realizarla en su tiempo libre”, añade Ocaña.
“Es mucho riesgo y mucha responsabilidad. Tienes a más de una decena de niños a tu cargo, además de las reuniones y el contacto directo con los padres, las comidas, estar pendientes de las alergias y demás, los pañales, si el niño llora o le pasa algo… No se corresponde con lo que se cobra para nada, es muy precario”, explica Sara L. , técnico de Educación Infantil en una escuela de Nueva Carteya, en Córdoba.
Antes de conseguir este trabajo a tiempo completo, Sara L. también ha trabajado como auxiliar y cuidadora. Cobra 1050 al mes, aunque tiene amigos a los que les pagan algo más, porque “todo depende del convenio y del tipo de centro”. Ella denuncia que, por su contrato, no tiene “ni días libres para ir al médico”. Trabaja de 8:00 a 2:30 con 13 niños a su único cargo, a excepción de en la época de recogida de aceituna – trabajo principal en su localidad- en la que cuenta con una auxiliar que le ayuda en las horas de más trabajo.
Las tres educadoras consideran que su sueldo no corresponde con la responsabilidad que tienen y que sus condiciones laborales dificultan aún más su trabajo y la atención que reciben los bebés y niños. “Hay una persona para 8 bebés, otra para 15 niños de 1 a 2 años, y otra para 20 de 2 a 3. Es una locura… son vidas que tienes en tus manos y no se da abasto”, explica Andrea P. La recomendación de la Comisión Europea es que haya una persona por cuatro bebés, seis niños de 1 a 2 años y entre 12 y 14 en el caso de los 2 y 3 años. En España, de media, se duplica esa cifra. Tampoco se cumple la norma que marca que haya una maestra y dos educadoras por cada aula.
El sector de la educación infantil está feminizado prácticamente en su totalidad. Un 95% de las empleadas son mujeres y, desde las organizaciones sindicales, denuncian que la congelación de sus salarios no hacen más que “aumentar la brecha salarial” que hay en nuestro país.
“Si el 95% de los contratos fueran de hombres no veríamos estas condiciones retributivas y laborales, de eso estoy seguro. El gran problema es que no se las valora. Históricamente se ha asociado esta etapa a lo asistencial, no a lo educativo y hay una parte de la sociedad y de las administraciones que sigue viendo Infantil como un sitio donde dejar a los niños para ir a trabajar y poco más”, critica Ocaña.
A todo ello, añade Ocaña, se le suma que hay Comunidades Autónomas y localidades que están externalizando sus servicios de manera sistemática: “Estas empresas a las que se les conceden ciertos servicios por concurso luego están representadas en la mesa negociadora y, por supuesto, no tienen ningún interés en mejorar las condiciones de trabajo. Esto pasa cuando los gobiernos no entienden el valor que tienen estas personas que cuidan y educan en la etapa más importante a nuestros hijos”.
Nadia M. recuerda que la escuela infantil “es esencial en la socialización de los niños, en su desarrollo social y en la estimulación cognitiva”, además de “ofrecerles oportunidades para desarrollarse emocionalmente” y “detectar de forma temprana necesidades especiales”.
“Es un trabajo muy bonito, son niños y están siempre felices, pero es agotador. Sientes que no puedes más, que no cubres como deberías sus necesidades. Son completamente dependientes y es a quienes más les afecta esto”, concluye Sara L.
Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/politica/bajos-sueldos-jornadas-interminables-responsabilidad-trabajadoras-infantil-dicen-basta_1_1626510.html
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