Una treintena de autobuses con casi 1.600 migrantes da inicio este 10 de octubre de 2023 al traslado directo y coordinado del flujo migratorio entre Panamá y Costa Rica en medio de la crisis que registra el continente, una medida que pretende bajar la tensión en la frontera entre ambos países tras incidentes entre los viajeros y residentes del área.
La subdirectora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, María Isabel Saravia, afirmó que los primeros nueve autobuses, con 593 personas migrantes, cruzaron temprano esta mañana la frontera de Paso Canoas para dirigirse al Centro de Atención Temporal de Migrantes, establecido por las autoridades de Costa Rica a 17 kilómetros de la línea limítrofe dentro de su territorio.
Panamá aplica desde hace años la operación de flujo controlado, que consiste en acoger a los migrantes irregulares en unas estaciones instaladas tanto en la frontera sur (Darién) como en la norte, en Los Planes de Gualaca, cerca de Costa Rica.
En estas estaciones las autoridades de Panamá toman los datos biométricos de los migrantes, les dan asistencia de salud y alimentación y los embarcan en autobuses que los mismos viajeros deben sufragar y que, hasta ahora, los dejaban en la frontera de Paso Canoas.
Pero a partir de este 9 de octubre y con la «extensión del corredor humanitario de Estado a Estado», como lo ha descrito Saravia, los migrantes ya no llegan a Los Planes de Gualaca sino que van directo desde Darién, «en una labor conjunta, coordinada y vigilada entre Estados«, al Centro de Atención Temporal de Migrantes en territorio costarricense, tras pagar un pasaje de 60 dólares por persona.
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