Los habitantes de Guayaquil viven tras las rejas, en un intento por mantener la seguridad, limitando sus salidas debido a la constante paranoia provocada por la violencia en la ciudad.
Las fiestas por la Independencia de Guayaquil se desarrollan con cautela. Aunque se trata de días de celebración y feriado prolongado, la realidad es que al preguntar a los guayaquileños sobre la vida actual en La Perla del Pacífico, la narrativa festiva se apaga.
“La situación es bastante caótica, hay una sensación de miedo e inseguridad”, relata Kennet Triviño, residente del sur. Elisabeth Barba, quien vive en el norte de la ciudad, comparte un testimonio similar: “Al salir, es necesario revisar cada esquina y persignarse“.
Estos comentarios han revivido una escena similar a la de marzo, abril o mayo de 2020, por la pandemia del COVID-19, cuando en el mundo se referían a Guayaquil como “la Wuhan de Ecuador“.
Es que la vida nocturna ya no es como antes, casi todos los guayaquileños prefieren encerrarse y no salir por miedo a la inseguridad. Desde las 22:00 son pocos los que pueden estar en las calles, tal como ocurrió hace casi tres años. Como si fuera un déjà vu, la ciudad vive otra pandemia, pero de violencia.
Sicariatos, balaceras, y extorsiones en Guayaquil
Tal como los testimonios de Kennet y Elisabeth, entre la población hay una sensación de temor, quizás similar a la que se percibía durante los primeros meses de la pandemia del COVID-19, cuando poco se conocía de cómo combatir el virus mortal por esas fechas. Hoy parecería ser igual. Cualquiera es propenso a morir. En cualquier sitio, a cualquier hora.
De hecho, las muertes violentas en la Zona 8 aumentan sin freno. Hasta finales de septiembre, el número de casos ya llegaba a 1 967, superando al mismo periodo del año anterior. Otros delitos como extorsiones y secuestros también han aumentado en este tiempo, lo que causa mayor miedo entre los ciudadanos.
El aumento de las extorsiones, a escala nacional, se evidencia en la cantidad de detenidos por ese delito, esa cifra se duplicó de 72, en el 2022, a 144 en lo que va del 2023. Este año se han denunciado 4 655 casos, la mayoría corresponde a Guayas, con 940. Incluso estos delitos han llegado a las escuelas.
La Policía culminó en una investigación en el distrito de Nueva Prosperina, en el noroeste de la ciudad, que el 16% de estudiantes en nueve planteles de ese sector tienen vínculos con tres bandas narcodelictivas.
“Si aquí existen más de 2 000 estudiantes, imagínese el 16%, son más de 200 estudiantes que están vinculados a estas bandas”
Los implicados son alumnos desde la edad de 12 años, que acuden a las aulas cada dos semanas para extorsionar a docentes y a sus compañeros de clases, a quienes también les piden un dólar para no agredirlos.
Aunque, en abril y en noviembre de 2022, el presidente de la República, Guillermo Lasso, decretó estados de excepción por grave conmoción interna por razones de seguridad ciudadana, la violencia no se redujo.
De hecho, el Gobierno volvió a aplicar la medida, en abril de 2023, por el índice de criminalidad, pero ya poco efecto tiene entre la población que vive con miedo de convertirse en la próxima víctima.
Así las fiestas por la Independencia de Guayaquil llegan empañadas por una violencia inédita extendida en el resto del país.
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