De todo como en botica hay en el abanico de candidatos a la Alcaldía de Bogotá, desde viles servidores de la violencia de estado, reacios a entender que Colombia cambió y que su mensaje odioso e intolerante no es de buen recibo por buena parte de la ciudadanía (Vargas y Molano), Tecnócratas con un discurso bien soportado, llamativo, diáfano, de corte muy académico, pero cuyas compañías y apoyos asustan hasta al más audaz, en especial después del fracaso de la presunta académica anticorrupción que nos timó a todos y depredó la ciudad (Oviedo y Ramos), Delfines permanentemente reciclados y de trayectoria usual en los altos círculos de la politiquería, desde donde poco o nada han hecho para ayudar a la gente que ahora intentan seducir, presentándose como el cambio que no son y simulando atributos (empatía, proximidad) que no tienen (Galán, Lara), hasta Líderes surgidos de la propia entraña del pueblo, luchadores sociales diáfanos, coherentes, empáticos, realmente próximos y solidarios, objeto de los aviesos ataques y señalamientos de agentes de la derecha que intentan mermar su popularidad ganada a pulso tras años de lucha…
En fin, como siempre, en la novela politiquera nacional hay de todo, como en un largo e interminable culebrón. El “ELIF” nacional tiene muchos personajes, un pintoresco sainete que incluye especies autóctonas como los lagartos y los delfines, algunos sujetos que, como dice la canción, “aparecen en elecciones” a deambular por los caminos que nunca recorren cuando ya están investidos de poder y estrechan sin asco las manos de miles de pequeñas almas que acuden como polillas a la “luz” del candidato a tratar de sacar aunque sea un tamal o, si están muy de buenas, la promesa de un contratico o un empleo mal remunerado en la nómina oficial…
Hay también, como en todo drama, víctimas que exhiben notoriamente sus heridas, galanes de todos los pelambres, unos más agraciados que otros, unos más pusilánimes, enredadores o embusteros que le hacen todo tipo de monerías y carantoñas a los transeúntes para mostrarse justamente como lo que no son, no serán ni nunca lo han sido: Seres de luz, asertivos, amables, solidarios, ajenos a componendas, seres diáfanos y puros, siempre sonrientes, unas verdaderas fieras para denunciar las inconsistencias de sus pares y del gobierno que pretenden reemplazar, pero también para ocultar su pasado…
Aquí, como en otras latitudes, también aparecen las encuestas con muestras ridículas, exiguas y manipulables, con preguntas tendenciosas y direccionadas, financiadas por la prensa mercenaria o por los propios candidatos, que le dan muy duro a los rivales del que las paga y enfatizan sobre los candidatos afines a los dueños y pagadores de los medios mercenarios. Nos quieren meter por los ojos, como siempre, a las fichas del establecimiento que se pliegan y defienden los caprichos y necesidades de los cacaos en abierta contraposición con las políticas de democracia real y efectiva del actual gobierno nacional.
No ocultan su intención. Lo hacen con obsceno desenfado de prensa prostituida y encuestadoras a sueldo…
La encuesta real es en Octubre…
En las entrevistas los candidatos del establecimiento empiezan a ajustar sus propuestas para hacerlas un poco más afines con los dichos y peticiones de la gente. Aceptan de dientes para afuera que hay que hacer cambios, pero que hay que “construir sobre lo construido”, como si el país no estuviera ad portas de la inviabilidad por su crisis social, como si los reclamos de la ciudadanía que llevaron al triunfo inobjetable del Gustavo Petro fueran simple retórica y maquillaje. “El cambio sí, pero no así” reiteran la cantilena que condujo al fracaso sorprendente y vergonzoso del referendo por la paz en uno de los países más amargamente violentos del orbe: “La paz si, pero no así” …
No es gratuita la alusión, hecha al comienzo de este artículo, al culebrón ELIF, famoso por su interminable duración, por el drama del secuestro de una pequeña niña: En el culebrón nacional la niña secuestrada son la ciudadanía, la honestidad, la coherencia y la confianza en que los mecanismos de la democracia puedan ser el vehículo del cambio que algunos abiertamente y otros a regañadientes aceptan como necesario.
Y aquí me detengo un poco para delimitar el alcance de esta nota. Sería muy extenso y complejo hablar en específico de cada uno de los candidatos, como decía mi abuela cuando la visitaba su ejército de nietos: “Son tantos y crecen tan rápido”, que deberíamos hacer toda una serie para alcanzar apenas a describir a unos cuantos.
Esa delimitación implica también hacerlo en términos geográficos, por tal motivo voy a referirme exclusivamente a Bogotá. Y no es porque algo de los que diga en esta nota no sea aplicable a otras ciudades, a otros candidatos o a otros delfines, sino porque Bogotá recoge un abanico muy interesante y representativo de candidatos que encarnan muchos de los vicios y también las cualidades de la opereta nacional.
Bogotá, la capital de este feudo, es una ciudad extensa, multicolor, pluriétnica, policultural, un lugar que atrae como moscas a colombianos y extranjeros, una urbe que seduce, enamora, maltrata, desprecia, abraza y nutre a muchos, ciudad de oportunidades, pese a todo segura si se compara con la inseguridad de nuestros campos y veredas, de nuestras ciudades pequeñas, una roca firme en medio de un proceloso y traicionero mar de violencia, incertidumbre y corrupción que anega este país, pero esa roca carga también con los problemas de la nación de la cuál es capital.
A la voz de manejar el enorme presupuesto de Bogotá aparecen por miríadas los interesados en ponerle la mano a esa enorme suma, gente ambiciosa, verdaderos emprendedores…de la corrupción.
Como las efímeras sus apariciones suelen ser masivas, espectaculares, nutridas. Muchas veces mueren quemados, pero se reconstruyen y reaparecen como modernas aves fénix con periodicidad preelectoral…
Una pequeña digresión histórica, si me lo permiten. Luego de varias administraciones que hicieron del escándalo su modus operandi, hace ya casi cuatro años apareció una opción que pretendía ser muchas cosas y materializaba en su figura menuda y su potente mensaje el empoderamiento de nuevas alternativas: Por una parte, una mujer al mando, seguidamente, una mujer lesbiana, para continuar, una líder anticorrupción, una pretendida nueva forma de gobernar con transparencia, proximidad a la ciudadanía, honestidad a toda prueba, asertividad y propuestas a tutiplén.
A mí, como a muchos, me ilusionó. Su discurso logró quebrar el escudo coriáceo del escepticismo generado por administraciones inefectivas, opacas, inanes que hicieron, como ya lo dije antes, del escándalo su modus operandi.
Hoy, luego de casi cuatro años de gestión la imagen de Claudia Nayibe López no sólo se ha desdibujado, sino que se ha envilecido, la que pretendía ser adalid anticorrupción resultó ser la cabecilla de una de las administraciones más corruptas de las que se tenga noticia y ahora ella y su grupo de cortesanos son reconocidos e identificados como “Nayibabá y sus cuarenta ladrones”: La mujer cercana, cálida, asertiva resultó poco menos que una gárgola arrogante, abusiva, la peor decepción , el más doloroso y monumental error…Nos equivocamos, como se dice, de “cabo a rabo”.
Y ya que hablé de galanes, de lagartos y delfines voy a centrarme en la figura del delfín de moda por estos días en Bogotá: En él se reúnen muchas de las características que mencioné arriba. A esta hora del partido ya todos debemos saber que me referiré a Carlos Fernando Galán.
Ya entrado en la quinta década de vida, Carlos Fernando Galán, al igual que sus hermanos, han vivido bajo la sombra de su sacrificado padre, LUIS CARLOS GALAN, asesinado por sicarios del narcotráfico para acallar sus propuestas, particularmente las que ponían en riesgo la viabilidad del oscuro y sangriento negocio de los alcaloides.
Ha estado siempre en las vecindades del poder, ha sido funcionario de alto vuelo, concejal, congresista, director de partido, secretario de transparencia de Santos, ha intentado en varias ocasiones llegar a ser el alcalde de su ciudad natal, la última vez se le cruzó en el camino la actual alcaldesa con su mensaje que resultó ser simple demagogia.
En la actual campaña ha retomado las banderas, más no los mensajes ni slogans originales, de un remozado y muy cambiado Nuevo Liberalismo, el movimiento rebelde que creó y lideró su padre, en contraposición al viejo liberalismo artrósico y corrupto, venido a menos, azotado por escándalos de corrupción, alejado de su base popular de los años 80 y 90 del siglo pasado, rebeldía de la cual, bajo la batuta de los hijos del sacrificado caudillo, no queda nada ni en los principios, ni en los métodos ni en la composición y perfil de sus líderes y adeptos.
En el pasado llegó al concejo distrital con 48000 votos como miembro de CAMBIO RADICAL, uno de los partidos más corruptos del país. Cabe resaltar que fue en dos ocasiones director de ese partido.
Con éste ya son tres los intentos que el hijo del prócer lleva tratando de convencer a la ciudadanía de que él representa una opción verdaderamente transformadora, diligente y eficaz que Bogotá, la ciudad de todos, la ciudad matriz de los grandes cambios, la generosa nevera de puertas abiertas a todos aquellos que la miseria y la violencia desplazan a diario desde nuestros atormentados campos y veredas, necesita.
En su discurso inicial ha enfatizado en la necesidad de abordar problemas tales como la seguridad y la movilidad. Parte, por supuesto, de un planteamiento muy próximo al populismo punitivo: Según él, la violencia urbana, la inseguridad, se deben atacar con un remozado y potenciado aparato represor unido a una justicia más eficaz en el castigo y aislamiento de los delincuentes. Ese potenciamiento tiene que ver también con el tema de poner al servicio de la policía mejores instrumentos tecnológicos.
La seguridad es un tema de represión y encarcelamiento para Carlos Fernando Galán, en su discurso, frente a esta problemática, no hay mención alguna de intervención centrada en las causas sociales, económicas y culturales de la violencia. Primera Gran contradicción con el proyecto del cambio.
Busca incidir en el tema del empleo y el emprendimiento a través de la transformación de Bogotá en una ciudad viva y activa las 24 horas del día, está, por supuesto, de acuerdo con el proyecto metro, su avance en las condiciones ya predefinidas por su amigo Peñalosa y perfeccionadas por su admirada Claudia López.
También en este punto juega en su propuesta un papel fundamental la tecnología. No está de acuerdo con introducir cambios en el proyecto del metro actualmente en desarrollo, esto es el cambio propuesto desde la presidencia de soterrar la primera línea. Segunda gran contradicción con el gobierno nacional.
Mi nota también tendrá una nueva delimitación.
Por ser ese mi mayor interés, por mi calidad de médico, por la importancia y transversalidad del tema, me voy a referir en especial a la propuesta del candidato delfín en el tema de salud.
En este tema es hasta el momento bastante vaga la propuesta del candidato delfín, salvo algunos lugares comunes y los señalamientos que ha hecho en contra de la Reforma a la salud, la que, según él, en concordancia con lo planteado por el gremio de las EPS, ACEMI, “destruye” nuestro fantástico sistema de salud al modificar el rol de las EPS y, por supuesto, cambiar las bases y alcances de su negocio con un derecho fundamental de la ciudadanía y quitarles el manejo de los recursos públicos. Tercera Gran contradicción con el gobierno del cambio.
En su propuesta para mejorar el sistema de salud en Bogotá, tradicional laboratorio de los cambios y avances que se van generando en la implementación y permanente transformación adaptativa del sistema de salud incluye, entre otras vaguedades, generación de Indicadores para medir EPS, clínicas y hospitales (Como si ya no existieran y no fueran del resorte de las entidades del orden nacional definirlos para todo el país), ingresar medio millón de personas más al régimen subsidiado (Como si el verdadero propósito no fuera mejorar las condiciones de trabajo de las personas para que puedan hacer parte del sistema contributivo), creación de centros de atención de traumas en cuatro puntos de la ciudad (Como si la idea fuera continuar generando nuevas entidades en vez de fortalecer y diversificar la oferta de las existentes) y hacer de CAPITAL SALUD EPS modelo de eficiencia y atención del paciente (Tal vez olvida que quienes atienden al usuario en las actuales condiciones del sistema de salud no son las EPS, salvo aquéllas que tienen integración vertical, sino las IPS, a menudo víctimas de las primeras por la demora en los pagos y los valores leoninos que pagan por los servicios que se prestan).
El candidato delfín se declara, como todos, defensor del usuario del sistema de salud distrital.
Recientemente publicó un decálogo de propuestas para incidir en la grave situación del sector salud de los bogotanos, parte del mismo consiste en proponer:
Llevar más y mejores servicios de salud a toda la ciudadanía
Convertir a Bogotá en pionera en salud Digital
Garantizar el talento humano necesario para atender las necesidades de los bogotanos
Integrar la salud mental a los programas en todos los sectores
Las otras propuestas fueron borradas por el candidato cuando asumió el liderazgo de su equipo de salud el señor Fernando Ruiz, exministro del sector durante el nefasto gobierno de Duque (porque si tenían alguna duda debemos resaltar que la lumbrera Fernando Ruiz, un sujeto de nefasto paso por el Minsalud, con enormes dudas frente al aumento de su patrimonio y de controvertible desempeño durante la pandemia, aparte de ser defensor a muerte de las EPS, por encima, claro, de la vida y derechos de los pacientes, enemigo acérrimo de cualquier conato de reforma que modifique el negocio para esas empresas, se unió a la campaña del siempre candidato, Carlos Galán Jr. y llegó entonces a dirigir el proyecto de salud del candidato eterno, hijo de un sacrificado humanista y promotor genuino del cambio, …
No somos necesariamente, y mucho menos en política y aún menos en campaña, lo que decimos ser. Habla con más elocuencia de nosotros las compañías y anexiones que se generan en nuestro derredor: “Dime con qué alimaña andas y te diré la sabandija que eres”
Al revisar el decálogo de la salud del candidato Galán, del cual sólo quedaron los cuatro puntos enunciados arriba, resulta Imposible no recordar el famoso “Pacto por la salud” de Claudia López en el que se comprometía en campaña a realizar unos cambios importantes en el sector salud, cambios que se truncaron cuando a la cabeza del sector llegó un sujeto de opaco pasado y cuestionables y controvertibles actuaciones, denunciadas en el Concejo de Bogotá, que han generado una profunda crisis en el Sector a su cargo…
No queda duda de que el “Nuevo Liberalismo” que ellos “reactivaron” no es el mismo por el que ofrendó su vida su padre, sino un movimiento que bien podría llamarse “Neoliberalismo” a secas. La llegada de un alfil neoliberal lo confirma: Con Galán Alcalde la salud en Bogotá sólo podrá ir cuesta abajo.
¿Si Claudia López quebró las Subredes poniendo y respaldando a un inepto y corrupto en cabeza del Sector Salud, qué nos puede esperar de un candidato que se asocia y recibe con bombos y platillos a una de las fichas más preciadas de ACEMI, ficha importante del gobierno más corrupto e ineficaz que ha tenido este país?
No queda la menor duda de qué lado está este candidato que cada 4 años se reencaucha pretendiéndose de arraigo popular. Cantos de sirena, embuste radical, como sus hermanos creció a la sombra del sacrificado líder, no olvidar que fue uno de los que nos metieron a Gaviria y su nefasta apertura neoliberal.
La salud en Bogotá en sus manos tendrá como destino el progresivo debilitamiento presupuestal y patrimonial al que lo sometió la infame Claudia López y su segura y completa privatización. Un proyecto de ciudad en franca contravía del proyecto actual de nación. Otra nueva contradicción con el gobierno nacional
Todo ello como parte de una permanente contradicción con las políticas del gobierno nacional, un permanente tinglado con la interpretación, valoración y propuestas de solución para la grave crisis social que atraviesa el país, entre la postura del ya no tan joven delfín y la del gobierno del Cambio
No hemos llegado a este punto, faltando sólo cuatro meses para que finalice por fin la Nayible noche, para que habilitemos en el poder a un delfín hipócrita y neoliberal que traicionó los principios que llevaron al suplicio al gran Luis Carlos, su padre.
La ciudadanía tiene la palabra. O profundizamos el camino del cambio o simplemente volvemos a la ordalía de corrupción, desigualdad, impunidad y violencia en la que hemos vivido y apagamos de un manotazo la llama azul del cambio.
Las opciones están ahí, son muy claras, aunque los agentes del caos se tratan de maquillar de humanismo y sensatez.
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