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Vie. Nov 22nd, 2024
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Un mortífero ataque ruso a una ciudad cercana al frente enmarca el viaje a Kiev del secretario de Estado Antony Blinken, quien insiste en el compromiso sin fisuras de EEUU con Ucrania.

La visita sorpresa del secretario de Estado Antony Blinken a Kiev este miércoles resta peso a los rumores sobre un supuesto distanciamiento estadounidense en Ucrania, pero muestra la exigencia de Washington por conocer de primera mano la cuestionada estrategia militar del Ejército ucraniano y las dificultades de la contraofensiva.

El inesperado viaje de Blinken se vio eclipsado durante unas horas por el bombardeo de un mercadillo en la ciudad de Kostiantynivka, a unos 30 kilómetros de Bakhmut, aún escenario de intensas batallas en el frente bélico de Donetsk. El ataque se saldó con al menos 16 muertos civiles y decenas de heridos.

La capital ucraniana también fue blanco este miércoles de los ataques rusos, así como la ciudad portuaria de Odesa y otras localidades de Ucrania. Blinken llegó a un país en guerra, donde las perspectivas de que los enfrentamientos acaben pronto son cada vez más remotas.

Estados Unidos “está determinado a caminar hombro con hombro” con Ucrania, le dijo Blinken al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la primera jornada de su visita de dos días.

Este es el tercer viaje a Ucrania de Blinken desde que comenzó esa invasión el 24 de febrero de 2022. Blinken es, además, el primer alto cargo estadounidense que visita Kiev desde que el Ejército ucraniano lanzó su contraofensiva hace tres meses.

Blinken lleva a Kiev un cheque de mil millones de dólares

Con los bombardeos de fondo, la visita ha sido muy oportuna para subrayar gráficamente la barbarie de los ataques contra la población civil y de paso comprometer otros mil millones de dólares (unos 932 millones de euros) en armas y asistencia militar al Ejército ucraniano. Si no se sabe cómo parar la guerra, entonces la lógica es alimentar su maquinaria.

Según indicaron este miércoles fuentes del Pentágono citadas por la cadena CNN, en otoño llegarán a Ucrania los tanques pesados estadounidenses Abrams incluidos en el nuevo paquete de ayuda militar. Estos carros de combate están dotados con munición de uranio empobrecido capaz de perforar cualquier blindaje. Esa munición puede contaminar el medioambiente durante años y su uso ha sido denunciado internacionalmente. Tanto Rusia como Ucrania la han empleado en esta guerra.

Washington ha donado a Ucrania 43.000 millones de dólares en armas y asistencia militar desde que comenzó la guerra. El presidente Joe Biden anunció en agosto pasado un nuevo monto de 24.000 millones de dólares adicionales destinados a Ucrania y otros escenarios internacionales vinculados a la estrategia de seguridad estadounidense. Pero la aprobación de este nuevo paquete por el Congreso no parece tarea fácil.

Crecen las reservas en EEUU por el desembolso militar

Al tiempo que aumenta la ayuda militar de Washington a Kiev, son cada vez más las voces que cuestionan en EEUU el papel de la Administración Biden en Ucrania, el saco sin fondo que supone esta guerra para las arcas estadounidenses, la dirección de la contienda por Zelenski y, no menos importante, la creciente certeza de que la contienda va a continuar mucho tiempo, lo que favorecería la estrategia rusa.

Algunas secciones republicanas del Congreso se oponen a ese gasto militar imparable, especialmente cuando los resultados no son los esperados en esa contraofensiva. Altos funcionarios estadounidenses subrayan la lentitud de los avances bélicos ucranianos, critican las tácticas empleadas en el campo de batalla y ven poco probable una decisiva derrota rusa, paso que Zelenski considera como única salida al conflicto e ineludible para sentarse a una mesa de negociaciones.

Las elecciones presidenciales estadounidenses se celebrarán dentro de poco más de un año y el apoyo de EEUU a Ucrania podría convertirse en una patata caliente para la candidatura de Biden.

Pero de momento, toca reforzar ese apoyo, según puso de manifiesto Blinken en Kiev. “Queremos asegurar que Ucrania tiene lo que necesita, no solo para tener éxito en la contraofensiva, sino también a largo plazo, para garantizar su capacidad disuasoria“, dijo Blinken al reunirse con el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba.

Blinken reconoce que el avance ucraniano es complicado

Horas después, Blinken se vio con Zelenski, recién retornado de la línea del frente. Tras departir con él, Blinken se congratuló de que se vieran progresos “muy alentadores” en la contraofensiva, aunque reconoció que el avance “es muy complicado”. Zelenski le manifestó a Blinken la preocupación de su Gobierno ante “el difícil invierno” que se avecina. “Lo lograremos pasar junto a nuestros aliados”, agregó.

En el frente, los partes de guerra no son tan optimistas y hablan de logros muy concretos y de exiguas superficies de terreno ganadas a los rusos en un pequeño sector en Zaporiyia. En el norte, en Járkov, los rusos presionan hacia Kupiansk, en el nordeste los ucranianos no logran recuperar Bakhmut, y en el Mar Negro los bombardeos rusos están poniendo en jaque todo el sistema portuario ucraniano.

La contraofensiva permitió abrir una brecha en las defensas rusas con la toma de la localidad de Robotyne, en la región de Zaporiyia, donde los rusos fueron desalojados a cañonazos aunque ahora su alto mando afirma que fue una “retirada táctica”.

Pero de momento el avance es muy lento, los rusos están contraatacando y, salvo esa brecha de Robotyne, siguen resistiendo las defensas levantadas por el Kremlin a lo largo de la línea del frente de casi 1.200 kilómetros en el este ucraniano. Queda por ver si la captura de Robotyne, reducida a un yermo de cascotes y ceniza, sirve para ahondar en la penetración ucraniana hacia el mar de Azov o, por el contrario, esa grieta es taponada por las fuerzas rusas.

El Kremlin ha replicado al viaje de Blinken con una macabra observación. Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, Washington planea seguir financiando al Ejército de Kiev “para librar esta guerra hasta el último ucraniano”.

Una visita tras tras el cese del ministro de Defensa ucraniano

El viaje del secretario de Estado se produce cuando no se ha apagado el eco del cese del ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Réznikov, inmerso en un escándalo de corrupción en su departamento. El reemplazo de Réznikov por Rustem Umerov es el mayor cambio realizado por Zelenski en su cúpula bélica y no es de descartar que la salida de aquél no tenga que ver también con las dudas planteadas por los aliados ante el curso de la guerra.

Por otra parte, en estos momentos, en la Casa Blanca son conscientes de que es más útil un ministro, como Umerov, que tenga contactos con terceras partes, como los turcos o los saudíes, que, llegado el momento, puedan abrir contactos en la sombra con los rusos.

La figura de Réznikov era importante por su capacidad para gestionar esos miles de millones de euros y dólares en asistencia militar. Pero los fraudes detectados en el abastecimiento del Ejército ucraniano, con ropa y otros enseres, han puesto en evidencia de nuevo la lacra que, si no cambia, impedirá de facto el acceso futuro de Ucrania a estructuras regionales como la Unión Europea o incluso la OTAN.

Y será por sus propios pecados y no por culpa de Moscú. Antes de la guerra, Ucrania era el segundo país más corrupto de Europa, solo superado por Rusia. A pesar de todos los esfuerzos del presidente Zelenski y su cruzada contra la corrupción, la guerra no parece haber mejorado mucho ese escenario.

¿Acelerará la visita de Blinken la entrega de los F-16?

Durante su viaje a Kiev en tren, Blinken coincidió con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, también de visita oficial a Ucrania. Con el beneplácito de Washington, Dinamarca y Holanda se han comprometido a entregar al Ejército ucraniano hasta 60 cazas de combate F-16, reclamados desde hace tiempo por el Gobierno de Zelenski como un arma imprescindible para sostener la ofensiva contra los rusos.

Este caza, de fabricación estadounidense, requiere un entrenamiento especial para sus pilotos. Estados Unidos y varios países europeos han comenzado la primera fase de preparación de esos militares, aunque aún tardarán varios meses en estar listos para el combate.

Por eso es tan importante y pone tan nerviosos a los estadounidenses la consecución de unos objetivos militares básicos y realmente “alentadores” en esta contraofensiva ucraniana. Es preciso consolidar posiciones en los territorios ocupados por Rusia, a guisa de cabeza de puente para una segunda fase masiva de la contraofensiva, en la que la aviación pueda respaldar el avance de los carros de combate occidentales, como los citados Abrams armados con su munición de uranio empobrecido.

Si esto no se consigue, la guerra entrará en un tercer año de estancamiento. No servirán entonces de mucho los miles de millones gastados en esa munición, salvo para perpetuar una interminable guerra de posiciones que acabe convirtiendo la contienda en otro conflicto sin solución entre repúblicas ex soviéticas, y con el previsible riesgo de que algunos países deserten de la actual coalición de ayuda a Ucrania.

 

Fuente de esta noticias es del Diario Desde Abajo Colombia:  Leer más


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