Un ensayo realizado en ratones y publicado en la revista Nature sugirió que podría contrarrestarse el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas en personas imposibilitadas a realizar actividad física.
La actividad física regular puede apoyar la salud y el bienestar humanos al aumentar la masa y la fuerza muscular, promover huesos más sanos, reducir la susceptibilidad a las enfermedades y disminuir el riesgo de mortalidad. La ciencia también ha demostrado que el ejercicio puede producir efectos positivos en el cerebro y contrarrestar potencialmente el deterioro cognitivo que ocurre durante el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas.
Sin embargo, el ejercicio no es posible siempre para todos. Las condiciones de salud, las discapacidades físicas y la carga de un cuerpo que envejece pueden limitar los niveles de movilidad de una persona. Los científicos se han preguntado cómo estas poblaciones aún podrían cosechar los efectos cognitivos positivos del ejercicio.
“Sabemos que el ejercicio aumenta la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria, pero el mecanismo no está claro”, explicó Odette Leiter, investigadora postdoctoral en el Queensland Brain Institute en la Universidad de Queensland (UQ). Ella, junto a Tara Walker, también investigadora del Queensland Brain Institute en la UQ, dirigieron un nuevo estudio, que acaba de publicarse en Nature Communications, y que arroja luz sobre este mecanismo.
Ejercicios para el cerebro
“La producción de proteínas plaquetarias, inducida por el ejercicio, mejora la neurogénesis”, indicó Walker. Ya en otra investigación que data de 2019, Leiter, Walker y sus colegas publicaron un estudio realizado en ratones, que reveló un papel inesperado de las plaquetas en la mediación de los aumentos inducidos por el ejercicio en la neurogénesis del hipocampo.
“Descubrimos que las plaquetas se activan con el ejercicio agudo y liberan factores humorales, incluido el factor 4 de quimiocinas plaquetarias (PF4). También demostramos que PF4 es suficiente para mejorar la neurogénesis del hipocampo cuando se administra directamente al cerebro de ratones jóvenes a través de bombas osmóticas”, indicó Walker.
En este nuevo estudio, en tanto, los investigadores querían explorar si PF4 puede replicar los efectos beneficiosos del ejercicio sobre la neurogénesis en ratones de edad avanzada. En modelos transgénicos de ratones envejecidos, Leiter y sus colegas administraron sistemáticamente P4F a través de la vena de la cola.
“Descubrimos que la exerkina CXCL4/factor plaquetario 4 o PF4, que se libera de las plaquetas después del ejercicio, da como resultado mejoras cognitivas y regenerativas cuando se inyecta en ratones viejos -dice Leiter-. “Ahora podemos apuntar a las plaquetas para promover la neurogénesis, mejorar la cognición y contrarrestar el deterioro cognitivo relacionado con la edad”.
Exerkine es el término dado a las moléculas de señalización que se liberan en respuesta al ejercicio agudo o crónico.
Basándose en los datos preclínicos, Leiter y Walker planean probar la respuesta de la inyección de PF4 en modelos de ratones con la enfermedad de Alzheimer. Después de eso, tienen la vista puesta en los ensayos clínicos en humanos. “Para muchas personas con problemas de salud, de movilidad o de edad avanzada, el ejercicio no es posible, por lo que la intervención farmacológica es un área importante de investigación. Aunque, de todos modos, es importante tener en cuenta que esto no es un reemplazo para el ejercicio”, concluyó Walker.
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