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Lun. Nov 25th, 2024
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(Desde Santiago, Chile) . Estuvieron a la deriva por cuatro horas luego de que su lancha se hundiera en las gélidas aguas del extremo sur de Chile. Solo habían alcanzado a rescatar un chaleco salvavidas.

“Gracias a Dios estamos con vida. Es una segunda oportunidad y hay que aprovecharla”, dijo Eugenio Aros.

Su amigo y compañero Ismael Lemus agrega que “hicimos un pacto de por vida, porque los dos nos salvamos. Estuvimos a punto. Yo perdí el conocimiento… me revivieron en Puerto Harris”

La historia de ambos y la resolución de lo que les sucedió es de esas historias que difícilmente se repiten en la vida.

Ambos pescadores artesanales llevaban casi dos meses embarcados extrayendo centolla a bordo de la lancha Cóndor II, cuya temporada partió en julio.

En el diario Las Últimas Noticias , Lemus contó que “íbamos navegando hacia Punta Arenas porque teníamos que recoger a un tripulante, cuando ocurrió el accidente. La cañería, que tiene un espesor de tres pulgadas, y que se usa para enfriar el motor, se rompió. La embarcación no resistió tanto flujo de agua y demoró entre cinco y siete minutos en irse a pique”.

La Cóndor II se hundió frente a Punta Kelp, cerca de Isla Dawson y a un paso de las gélidas aguas del Estrecho de Magallanes. Todo sucedió de forma tan rápida que los dos tripulantes apenas alcanzaron a dar aviso y salvar uno de los chalecos salvavidas. Todo el resto se hundió con la embarcación.

Aros y Lemus se alcanzaron a subir a los bidones de petróleo que llevaban como reserva. Y ahí, tratar de mantener la calma. “Yo sabía que andaban otras embarcaciones a la caza de la centolla, podía ser que nos vieran, era mi esperanza”, relató Lemus a LUN.

El llamado de emergencia fue escuchado por Sandro Cárdenas, quien tiene varias embarcaciones y conocía a los dos pescadores que estaban a la deriva. Así, dio aviso al resto de sus lanchas para ubicarlos.

Quien los encontró fue Sebastián González, primo de Cárdenas, y dueño de la Macarena II, quien era el más cercano de los pescadores que se encontraban relativamente cerca del sector.

Los encontró con hipotermia, a duras penas se pudieron subir a la nave. Una vez a bordo, les entregaron ropa seca, y encendieron la cocina para abrigarlos. “Fue complicado el rescate. Hacía frío, caían chubascos de nieve. Yo creo que fue un milagro”, dijo González.

Los pescadores fueron recibidos por sus familias, quienes los esperaban en Punta Arenas.
Los pescadores fueron recibidos por sus familias, quienes los esperaban en Punta Arenas.

Hipotermia

Eugenio Aros e Ismael Lemus debieron pasar unas cuatro horas sobre los bidones, y a merced del frío mar del Estrecho de Magallanes, donde la temperatura es de poco más de 3°C, pero que se sienten como si fuesen a menos un grado bajo cero, por el viento.

Mientras esto sucedía en el mar, la Armada de Chile activó un operativo de emergencia y dispuso el zarpe de dos lanchas de policía marítima y el despliegue de un avión de exploración y esperó que ambos pescadores fueran trasladados hacia Puerto Harris. “Entre nosotros nos apoyamos. En Puerto Harris me pusieron bolsas para hipotermia y me revivieron. Yo había perdido el sentido, él (Eugenio Aros) estaba bien. Agradezco a todas las personas que estuvieran involucradas. Ojalá conocerlas a todas para darles la mano y un abrazo”, dijo Ismael Lemus.

“Los marinos se portaron súper bien con nosotros. Nos dieron cafecito, porque estábamos con hipotermia”, agregó Eugenio Aros.

Los pescadores solo alcanzaron a rescatar un chaleco salvavidas. Ismael Lemus (a la derecha) se lo cedió a Eugenio Aros.
Los pescadores solo alcanzaron a rescatar un chaleco salvavidas. Ismael Lemus (a la derecha) se lo cedió a Eugenio Aros.

infobae.com


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