Hace cinco años, Chile se propuso liderar el camino en América Latina hacia el desarrollo de energías limpias, empujando la descarbonización de su economía. Ahora busca fortalecer alianzas con Estados Unidos para atender los retos que supone alcanzar la neutralidad en carbono para 2050, como urge la Organización de las Naciones Unidas.
Diego Pardow, ministro de Energías de Chile, llegó esta semana hasta la costa oeste de EEUU para compartir con otros ministros las experiencias del país en el desarrollo de energías limpias durante el Foro de Cooperación Económica del Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) que se celebró en la ciudad de Seattle.
La VOA conversó con el ministro Pardow sobre la colaboración entre EEUU y Chile para la descarbonización, así como el rol del país en abrir vías al resto de América Latina hacia la energía renovable.
¿Cuáles fueron los puntos más importantes que tuvo en agenda?
“La razón principal de la visita fue la participación en este foro pero atendido que íbamos a realizar este viaje, aprovechamos también de viajar con un equipo más nutrido de técnicos y especialistas para hacer reuniones con reguladores de EEUU, tanto a nivel federal como estatal, en el caso de California, y compartir experiencias en los desafíos que supone acelerar la descarbonización del sector de la energía”.
Durante su visita, el Ministerio de Energía de Chile y el Departamento de Energía de EEUU firmaron un acuerdo de cooperación que, según Pardow, “va a habilitar que estas primeras reuniones también tengan seguimiento posterior en una cooperación más intensa”.
¿Podría detallar los puntos del acuerdo?
“El piso de esto es una iniciativa que se llama Net (Zero) Initiative, que fue lanzada por el gobierno norteamericano para que un conjunto de países tengan la oportunidad de interactuar especialmente con los laboratorios de energía nacionales de EEUU y poder plantearles desafíos técnicos”.
Pardow detalló que las tres áreas de prioridad que planteó Chile son, primero, “el proceso de transición justa en la ciudad Tocopilla”, al norte de Chile, donde se están sacando de funcionamiento centrales termoeléctricas que tiene efectos positivos en la disminución de emisiones locales, pero “apaga” una actividad económica. Segundo, “una línea de trabajo de calefacción distrital, estas son bombas de calor que permiten calefaccionar barrios completos” que son utilizados en la zona noroeste de EEUU.
Tercero, “cómo podemos utilizar las líneas de transmisión eléctrica de manera más efectiva. Tanto en EEUU como en Chile, construir líneas de transmisión eléctrica es algo que toma mucho tiempo, pero el cambio climático nos requiere actuar rápido. Estamos trabajando en conjunto con el laboratorio nacional en Denver, Colorado, en desarrollar mecanismos específicos que permitan aumentar la capacidad de las líneas, esencialmente utilizando la misma infraestructura”.
“Nosotros también hemos sido pioneros en el despliegue de algunas políticas que son de interés para EEUU. Algunas que han tenido éxito y otras han tenido más bien problemas, en el caso de las centrales a carbón. Nosotros intentamos moverlas un tiempo a una cosa que se llama estado de reserva estratégica, y eso no funcionó. Eso es una de las enseñanzas en las que autoridades norteamericanas también están interesadas en aprender”.
Además, “los mecanismos de subastas a clientes regulados han sido particularmente exitosos en Chile y esa es una experiencia de éxito que también hay interés en conocer de parte de EEUU”.
¿Cómo puede Chile apoyar una transición a energías renovables en el resto de América Latina?
“Estamos trabajando en dos grandes líneas. Una tiene que ver con la infraestructura física, estamos intentando que las redes eléctricas estén mucho más conectadas en Latinoamérica, especialmente con Argentina, con Bolivia y con Perú, que son nuestros vecinos (…) Obviamente estas son infraestructuras que tienen la dificultad adicional de que son caras y hay que costearlas en más de un país al mismo tiempo”.
Pardow apuntó que en ese caso, están tratando “de que ellos (EEUU) nos ayuden para que en conjunto con nuestros vecinos seamos capaces de cerrar esas brechas de infraestructura y mejorar la interconexión eléctrica”.
En 2022, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un préstamo de 300 millones de dólares a Chile con el fin de acelerar la transición eléctrica.
“La segunda línea de trabajo es que nosotros en Chile hemos conseguido hacer avances significativos en algunos mecanismos regulatorios y tecnológicos de captura de carbono y certificación del uso de electrones verdes (…) estamos visibilizándolos con nuestros países vecinos para que ellos también puedan utilizar estas herramientas”.
“Hemos conseguido multiplicar por cinco la penetración de la energía del sol y el viento. El sol y el viento son las energías más limpias y más baratas que son abundantes en nuestro país. Nuestro país tiene un desierto muy seco, donde la radiación es más fuerte que en cualquier otra parte del mundo, el desierto de Atacama. Y también hay distintos lugares donde el viento es muy fuerte también y tiene una buena frecuencia. Entonces aprovechar esas ventajas naturales es lo que hemos venido haciendo efectivamente desde 2018 (…) el factor solar y eólico juntos pesan más que el carbón por primera vez en nuestra historia”.
“En términos de emisiones, eso significa que en los últimos años hemos sido capaces de ir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero del sector eléctrico en cerca de un quinto, o sea, un 20 % anual”.
Hace unas semanas se reportaba que empresas de energía renovable en Chile estaban en una situación “delicada” tras dos generadoras caer en insolvencia. ¿Está preparado el país para recibir aún más empresas generadoras de energía limpia?
“Estamos intentando de que sea solo un caso aislado de un puñado relativamente acotado de empresas. Producto de la invasión de Rusia a Ucrania, los precios de los combustibles fósiles se dispararon en los últimos años en Chile. En el caso del carbón, se triplicó. A eso se suma una sequía prolongada que duró hasta este invierno. No teníamos disponibilidad de producir energía en los embalses. Eso generó un desequilibrio financiero muy grande en algunas empresas y llevó a que algunas llegaran incluso a la situación de insolvencia”.
El ministro de Asuntos Exteriores de Chile, Alberto Van Klaveren, a la derecha, sonríe a su homóloga peruana, Ana Cecilia Gervasi, tras la conferencia de prensa en la que se anunció la transferencia de la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico a Perú.
“Nosotros presentamos un paquete legislativo al Congreso. Esperamos que esté aprobado para principios del próximo año, que lo que hace es establecer una forma de aseguramiento para este tipo de eventos. Tenemos empresas de energía limpia que en las subastas hacen ofertas muy competitivas, pero si esa oferta está destinada a durar 20 años, puede ser que alguno de esos sea un año particularmente malo. Si queremos que nuestro sistema de subastas siga siendo tan competitivo como ha sido hasta ahora, tenemos que encontrar una forma de asegurar esos malos años. Lo que estamos haciendo es desarrollando una herramienta regulatoria específica para proveer un seguro para ese tipo de situaciones”.
“El litio juega un rol importante en la transición energética porque es uno de los componentes principales de las baterías, y las baterías a su vez tanto a nivel residencial para descentralizar la dependencia de los hogares, como para la movilidad, para la penetración de vehículos eléctricos… también a nivel industrial con sistemas de almacenamiento a gran escala”.
“Obviamente queremos contribuir con el mundo a través de formas eficientes y costo efectivas de proveerle litio al mundo, pero también necesitamos avanzar en nuestra cadena de valor. Seguramente la producción de baterías es algo que está tecnológicamente bastante lejos de las posibilidades de nuestra industria, pero al menos el enriquecimiento del litio, acercarnos en términos de la cadena de valor un poco más hacia el producto final”.
“Nosotros tenemos participación de empresas controladas por capitales chinos, por empresas estatales chinas, tanto a nivel de generación como a nivel de transmisión y también de distribución. Nuestra experiencia con ellas ha sido buena. Estamos contentos de tenerlos en Chile, son parte de este ambiente de negocios muy innovador y muy vivo que tenemos en nuestro país. Tenemos jugadores de todas partes del mundo, y eso significa que tenemos aproximaciones tecnológicas distintas y aproximaciones financieras distintas y eso le da más resiliencia al país en su conjunto… Esa diversidad es un valor del cual estamos muy orgullosos en nuestro país y que estamos intentando no solo conservar, sino profundizar”.
Voa
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