Para el miércoles 16 de agosto, a las 18:15, los seguidores de Fernando Villavicencio han convocado a un cacerolazo para reclamar Justicia. Aquí puede leer un recuento de su vida en el periodismo, la política y las últimas denuncias.
Las elecciones generales extraordinarias de Ecuador que tendrán lugar el próximo domingo pasarán a la historia por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, el «irremplazable», como le llaman ahora sus seguidores, víctima de un atentado ocurrido el pasado miércoles, cuando fue acribillado a la salida de un mitin en Quito.
Para Villavicencio (Alausí, 1963), un periodista que con sus denuncias de corrupción se configuró como uno de los acérrimos enemigos del expresidente Rafael Correa (2007-2017), ésta era la primera vez que se lanzaba a la Presidencia de Ecuador, tras haberlo intentado sin éxito en 2017.
Sus inicios estuvieron en el sindicalismo, el activismo social y la izquierda moderada, con la fundación en 1995 del movimiento indigenista Pachakutik. Pero en los últimos tiempos se definía de centro y liberal, con una propuesta de lucha frontal contra la corrupción y las mafias del narcotráfico y la minería ilegal, a las que se le atribuye la crisis de violencia en la que está inmerso Ecuador desde hace más de dos años.
Era uno de los candidatos que más enfáticamente había puesto el foco en las bandas del crimen organizado que operan en Ecuador, y días antes de su asesinato había denunciado amenazas de muerte de «Fito«, el líder de la banda criminal «Los Choneros», a las que desafiaba en sus discursos.
«A mí me han dicho que use el chaleco, pero aquí estoy a camisa sudada, mi chaleco antibalas son ustedes«, llegó a decir de manera desafiante Villavicencio a sus simpatizantes en un mitin pocos días antes de que un grupo de sicarios, presuntamente colombianos, lo esperara a que saliera de otro acto de campaña para descerrajarle una lluvia de plomo a sangre fría.
Persistía en denuncias
Tampoco en plena campaña cesaba de realizar denuncias contra la administración de Correa, pues también días antes de su asesinato denunció presuntas irregularidades en contratos petroleros.
«Es uno de los mayores negociados de la historia petrolera de Ecuador«, aseguraba el candidato, que también se presentaba con el objetivo de evitar que el correísmo vuelva a gobernar en Ecuador, algo que la Revolución Ciudadana, el partido que lidera el expresidente, espera conseguir con la candidatura de la exasambleísta Luisa González.
Y es que Villavicencio llegó a personificar el anticorreísmo en su máxima expresión al enzarzarse legalmente con quien gobernó el país entre 2007 y 2017, quien lo denunció por injurias al no prosperar la querella en la que lo acusaba de la incursión militar al Hospital de la Policía durante una protesta de agentes, lo que acabó con una sentencia de dieciocho meses de cárcel.
Luego de acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en busca de medidas cautelares, pasó a la clandestinidad y se refugió en las comunidades indígenas de la Amazonía hasta que el delito prescribió.
Asilo solicitado a Perú
En 2017 intentó impulsar una primera candidatura presidencial, pero la iniciativa no prosperó por impedimentos administrativos y, ante un nuevo triunfo del correísmo, viajó a Perú para solicitar asilo, un proceso que no llegó a culminar, ya que volvió a Ecuador a la par que el presidente Lenín Moreno (2017-2021) rompía con Correa.
En 2021 fue elegido asambleísta por la Alianza Honestidad y ejerció de presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, donde contra su voluntad salió adelante el juicio político al actual presidente, Guillermo Lasso, quien finalmente decidió disolver el Parlamento y convocar elecciones extraordinarias para completar el período constitucional 2021-2025.
Villavicencio fue de los primeros en anunciar su aspiración presidencial y, fruto del apoyo que dio a Lasso en contra del juicio político, algunos rivales lo han señalado como el candidato encubierto del oficialismo, algo que él siempre negó. Sus familiares incluso han llegado a responsabilizar al Ejecutivo de su muerte por, a su juicio, no proporcionarle suficiente amparo de seguridad.
Zurita continuará su candidatura
A pesar de su muerte, la foto de Villavicencio continuará figurando en las papeletas electorales de los comicios presidenciales, que ya estaban impresas el día del atentado, por lo que su imagen la tendrán presente los ecuatorianos en el momento que ejerzan el voto.
Para los analistas resulta difícil predecir cómo afectará este asesinato a los resultados, a tenor de los estrepitosos errores que tuvieron las encuestadoras en las elecciones locales de febrero pasado.
Antes de su asesinato, algunos sondeos lo ponían en segundo lugar, mientras que otros en tercera o cuarta posición. Ninguno lo posicionaba como favorito y su eventual pase a segunda vuelta era incierto.
Los votos que reúna Villavicencio recaerán en Christian Zurita, su colega y compañero de investigaciones periodísticas, quien lo ha reemplazado en la candidatura presidencial del movimiento Construye, pendiente de una última validación por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Cacerolazo por Villavicencio
En redes sociales se está convocando a un cacerolazo por la Justicia en el caso del asesinato de Fernando Villavicencio. Será el miércoles 16 de agosto desde las 18:15 y dice que será en todo el país.
La convocatoria, sin logos de partidos o movimientos y con el hashtag #JusticiaParaFernando, dice: «Ecuatorianos no podemos permitir una democracia manchada de sangre. Por la paz y la lucha anticorrupción te invitamos a alzar tu voz».
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