Agustín Barletti, en su libro “El Hambre del Dragón: el plan de China para comerse al mundo”, detalla el alarmante grado de penetración del régimen en la región. “Ya saquearon África”, advierte.
La investigación de Agustín Barletti recopila una a una todas las incursiones del régimen chino en América Latina. Describe el inquietante modus operandis del gigante asiático para saciar su sed expansionasita y detalla la operatoria sigilosa con la que logra, “a billetera abierta”, como dice él, manipular votaciones en organismos internacionales, y apropiarse de recursos naturales y soberanía en la región.
En diálogo con Infobae, analiza la situación en todos los países del bloque -afines ideológicamente al régimen de Xi Jinping y no tanto-, e implora mirar hacia África para conocer el futuro que nos espera si los líderes latinoamericanos no ponen un freno a Pekín.
“En África ya no hay mucho más para saquear y están buscando los recursos naturales de nuestra región: el litio, el petróleo, el cobre, el oro, las oleaginosas… Todo eso es lo que China está buscando en Latinoamérica”, advierte. “Tenemos que estar muy preocupados”, repite una y otra vez.
— En su libro, “El Hambre del Dragón: el plan de China para comerse al mundo”, usted habla de América Latina como el patio trasero de China. ¿Cuáles son los principales intereses de China en América Latina y cómo podrían afectar a la región?
— La izquierda latinoamericana suele decir que Latinoamérica es el patio trasero de los Estados Unidos y bueno, hoy hay que decir que China se compró todas las baldosas del patio ese y ya lo está manejando. Esto es porque China, en los últimos años, se ha convertido en un prestamista de emergencia para los países que están teniendo más dificultades para acceder a préstamos convencionales, como los del Fondo Monetario Internacional o del Club de París. Entonces, a diferencia del FMI, que presta el dinero y quiere cobrar lo que presta, y que para ello propone algunas recetas de ajuste que a muchos gobiernos, sobre todo a los populistas, no les gusta, China presta a billetera abierta y no le interesa nada. Al contrario, no tiene ningún interés en que le paguen la deuda, tampoco se fija si al gobierno al que le prestan es un gobierno legítimo, si se respetan o no los derechos humanos o la libertad de prensa. A China le interesa que el país quede endeudado para poder influenciarlos, ya sea consiguiendo decisiones a favor en organismos multilaterales como en Naciones Unidas, quedándose con activos o tomando actitudes que violan la soberanía de los países.
— ¿Me puede dar un ejemplo?
— En los organismos multilaterales tenemos un caso relativamente reciente y muy duro: en China se está produciendo una flagrante violación de los derechos humanos con una minoría musulmana en Xinjiang a la que están recluyendo en campos de reeducación para que dejen de ser musulmanes y abracen al Partido Comunista. Y esto no lo digo yo, fue probado por la misión de Naciones Unidas que comandó Michelle Bachelet, que hizo un reporte lapidario contra China con una moción en Naciones Unidas para condenar esta situación y, lamentablemente, a China no se la condenó porque varios países de Sudamérica, y varios de África también, votaron a favor de China. Y ahí se ve la doble vara… Argentina, que es un país que saca pecho en todos los foros internacionales sobre su política de derechos humanos, resulta que no condenó.
En cuanto a quedarse con activos, en Argentina están las 200 hectáreas en la provincia de Neuquén cedidas por 50 años renovables a China para colocar una base espacial que está manejada por el Ejército Popular de Liberación. Allí están exentos de todos los impuestos y si Argentina, dueña de la soberanía, quiere saber qué pasa en esa base tiene que pedirle a los chinos por escrito para visitarla, con tres meses de anticipación, y solo lo dejan estar una hora… Eso solo alcanza para ver la recepción, dónde está la foto de Xi Jinping y la de Mao, nada más. Mientras, tienen una antena con la altura de un edificio de 16 pisos, que pesa 200 toneladas y desde ahí se puede saber todo lo que pasa en el hemisferio sur…
Otro ejemplo es Perú, donde se está construyendo un mega Puerto de Chancay, que está violando todas las normas habidas y por haber desde el punto de vista ambiental, incluso se está haciendo un túnel por debajo de un pueblo arruinando los humedales, y los peruanos no dicen nada. Hay una organización que lleva a cabo un Índice Mundial de Penetración China, y cuando vemos el ranking de Latinoamérica, yo pensé encontrarme con Venezuela o con Ecuador en la cima, pero el país más penetrado por China es Perú, que tiene hasta a funcionarios chinos participando en cómo se arman los planes de estudios en las universidades peruanas, con periodistas peruanos viajando a China para capacitarse en las cadenas de comunicaciones estatales, hay intercambio de militares…
El único país de Sudamérica que resistió a este embate chino, que prácticamente no tiene deuda y que además es el único país de Latinoamérica que reconoce todavía la independencia de Taiwán, es Paraguay.
— En Paraguay, de hecho, el presidente electo Santiago Peña ya dijo que va a mantener su relación con Taiwán y visitó la isla semanas atrás, aun cuando tenía presiones para inaugurar una relación con China…
— Peña dijo que va a tener una relación pragmática, donde se va a comerciar lo que haya que comerciar, pero hasta ahí llega. Taiwán es una isla independiente y democrática, pero para China es una provincia rebelde, que debiera volver al seno materno, y como China es consciente de sus limitaciones y sabe que está muy lejos militarmente de una invasión, porque el presupuesto militar de China son USD 390 mil millones al año, y el de Estados Unidos es de USD 900 mil millones -más el presupuesto europeo- y porque además, y sobre todas las cosas, el Ejército Popular de Liberación hace 50 años que no tiene experiencia en combate. A esto se le suma la situación insular de Taiwán, que dificulta una invasión y la situación climática, porque la ventana posible de una invasión es muy cortita por los monzones. Entonces, como sabe que no puede hacer nada militarmente, lo que hace es presionar con esta billetera a los países para que dejen de reconocer la independencia de Taiwán y lo está logrando.
— Honduras fue el último caso…
— Sí, y está el caso emblemático de Nicaragua. En la pandemia, el régimen regaló 200.000 dosis de vacuna contra el COVID al dictador Comandante Daniel Ortega y 48 horas después, Ortega declaró públicamente que Nicaragua dejaba de reconocer la independencia de Taiwán y que reconocía la única China.
— Vayamos por países o bloques de países porque es súper interesante como distintos tipos de gobiernos, democráticos y no democráticos, terminan sucumbiendo a las tentaciones de China…
— Si nos fijamos en Chile, fue lo mismo con Bachelet que con Sebastián Piñera. En Argentina, fue lo mismo con los Kirchner que con Macri. En Uruguay fue lo mismo con “Pepe” Mujica, con Tabaré Vásquez, en Brasil fue lo mismo con Bolsonaro y con Lula… Lo que hay es una coyuntura de países que gastan más de lo que tienen. Si una familia tiene un ingreso de 1.000, gasta 2.000 y si quiere seguir con el mismo estilo de vida, va a tener que pedir un préstamo a un banco. El banco es un lugar establecido, lo va a recibir un gerente, va a firmar los papeles, se informará la tasa que va a pagar y si no paga el banco va a ir a juicio donde las partes van a tener sus derechos, pero va a llegar un momento en el que si la familia quiere seguir viviendo así, y el banco no le presta más, la única que le va a quedar es ir al usurero de la esquina. Y el usurero quizá nunca te dice el interés y el día que no le pagas va a tu casa, te pega una patada a la puerta, entra y se lleva los muebles, te pide la llave del auto y se lo lleva… China es el usurero, el Fondo Monetario Internacional es el banco. Y China, además, tiene esa picardía, una reacción rápida. Por ejemplo, en Argentina se produjo hace ya unos 15 años un accidente ferroviario muy grave que se conoció como la Tragedia de Once, donde hubo muchos muertos. Una tragedia que también demostró las falencias que tenía el sistema ferroviario argentino. Y al otro día de la tragedia, ya los chinos estaban tocando la puerta y ofreciendo dinero. Pero cuando uno analiza, China presta el dinero pero Argentina no puede comprar trenes en Bélgica, en Alemania o en Estados Unidos. Argentina con ese dinero tiene que comprar trenes chinos, con repuestos chinos y con personal chino. China no presta, China financia así su industria. Y esto se vio también con el Metro de Santiago de Chile, con el Metro de Bogotá, se está viendo con el Tren Maya, que es una obra que en México tiene cada vez más detractores. Fue una de las 100 promesas de campaña de López Obrador y ahora se están dando cuenta de que se está gastando más del doble y hay severos cuestionamientos ambientales.
— ¿Qué es lo que tiene América Latina que es tan seductor para China?
— Sobre todo, los recursos naturales. China tuvo una primera incursión hace ya 50 años en África. En el libro, yo pongo el ejemplo que usábamos de jóvenes cuando uno empezaba a salir con una chica y para saber cómo era el futuro tenía que conocer a la suegra. África es la suegra que tenemos que conocer para ver cómo vamos a terminar. En África ya hay manifestaciones públicas anti China, hay centenares de gobernantes condenados, funcionarios de las empresas chinas condenados. Y hay casos como el de Kenia donde se acordó un intercambio de recursos naturales por inversiones en infraestructura y se frenó todo porque Kenia ya había dado USD 8.000 millones en recursos naturales y no llegaban a USD 1.000 millones las inversiones. Ahora la situación en África se les está complicando porque ya no hay mucho más para saquear y están buscando los recursos naturales dela región: el litio, el petróleo, el cobre, el oro, las oleaginosas… Todo eso es lo que China está buscando en Latinoamérica. Y, además, justo es decirlo, los espacios que alguien deja vacíos se llenan. Ahora Estados Unidos se está dando cuenta de esta situación y están dando cada vez más líneas de crédito e incluso hay líneas de crédito especiales para que los países se desendeuden de China.
— Hablábamos del caso peruano, como paradigmático, porque la penetración es sigilosa, ¿cuál es el grado de penetración china hoy en Latinoamérica?
— Hay que preocuparse mucho. La penetración está en grado creciente. Las empresas chinas son empresas estatales, que son brazos ejecutores del Partido Comunista. No nos olvidemos de que en China todas las empresas de más de 500 personas tienen obligatoriamente un miembro del Partido Comunista en el directorio. China, en su ambición imperialista, ya sancionó leyes de aplicaciones extraterritorial. Entonces, por ejemplo, cualquier empresa china que esté fuera de China está obligada por ley a enviar toda la información que recoja al Partido Comunista Chino, y esto aplica para todas las empresas tecnológicas, para todo tipo de empresas. Hay países que han tomado más conciencia, pero otros siguen adormecidos. Colombia es un caso, todavía no termina de entender el peligro en el que están sumidos. Ecuador, durante los 10 años de la presidencia de Rafael Correa tuvo una penetración china tremenda, pero los gobiernos que siguieron se dieron cuenta. Brasil está en una situación muy especial porque se abre a un proceso muy grande de privatizaciones que inició Bolsonaro y que, al parecer, Lula no estaría frenando y ahí ya los chinos están con la servilleta atada al cuello, con el cuchillo y el tenedor en la mano. Argentina tomó un poco de conciencia y dijo: “Acá China”. Uno es el puerto en Tierra del Fuego que era peligrosísimo y el gobierno ya dijo que no. Otro es el 5G y otro es la hidrovía, que es la vía navegable del Paraná por la cual sale el 80% de las exportaciones argentinas. En este último caso estaba involucrada la empresa Shanghai Dredging, que está cuestionada en todo el mundo y que está haciendo islas artificiales en el Mar de China, desbalanceando la geopolítica de la zona, con funcionarios condenados por más de 50 casos de corrupción de 50 países diferentes.
Y si pensamos en algo común para toda Latinoamérica, es la pesca ilegal. Estamos hablando de buques construidos en astilleros estatales, por empresas estatales, con personal chino, con combustible pagado por el Estado chino y con los radares del Ejército Popular de Liberación utilizados para ubicar los caladeros. Esta flota cruza el Pacífico todos los años, depreda las costas mexicanas, baja y hace lo mismo con Ecuador (lo que han hecho en Galápagos no tiene nombre), baja y depreda las costas chilenas, cruza por el Estrecho de Magallanes y se queda cuatro meses frente a la milla 200 en Argentina depredando de una manera inconcebible. Además, es una pesca rastrera que se lleva no solamente el calamar, que es lo que más buscan, sino también otras especies que ya están en extinción.
— Y muchas denuncias de vínculos con el crimen organizado…
— Hay tremendos vínculos con el narcotráfico: hay trata de personas y hay trabajo esclavo. En el puerto de Montevideo, que a mi juicio está teniendo un rol deshonroso porque le da logística a los buques estatales chinos, es más común encontrar tirados en los muelles cadáveres de ciudadanos chinos, con marcas de los grilletes en muñecas y tobillos. Para que te des una idea, un astronauta desde la estación espacial que orbita a 400 kilómetros por encima de la Tierra puede ver dos lugares en el mundo: Las Vegas en el medio del desierto con todas las luces y la milla 200 en Argentina, por la cantidad de estos buques que tienen luces y que se ven perfectamente con la oscuridad del océano.
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