Las cenizas de las personas se ubican dentro de cápsulas herméticas y pueden orbitar alrededor de la Tierra, ir a la Luna o flotar en el espacio exterior. Entre los homenajeados con esta despedida se cuenta el guionista de Star Trek.
La historia de los viajes espaciales ha tenido hitos como el alunizaje con la misión Apolo 11, el 20 de julio de 1969. Desde entonces, otras tripulaciones han salido de la Tierra hacia las estrellas con distintos objetivos, entre ellos uno muy especial: los funerales espaciales. Esta ceremonia ofrece a las personas la posibilidad de despedir a sus seres queridos en el cosmos.
Los funerales espaciales tienen una historia reciente. La primera nave con cenizas despegó en 1992 y recorrió el mundo, seguida años más tarde por dos misiones notables cuya meta fue la frontera del comienzo del espacio exterior. Desde allí las cenizas de algunos científicos y astrónomos, dentro de cápsulas herméticas, comenzaron un viaje eterno entre los astros.
Los restos de casi 1.000 personas han viajado al espacio, y algunos reposan en la Luna. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) se ha mantenido al margen de los funerales espaciales, reservados para un grupo ilustre de investigadores. Es la empresa estadounidense Celestis la que ofrece este servicio. Los interesados pagan entre USD 3.000 y USD 13.000 para despedir a sus seres amados, según el tipo de servicio, hacia las estrellas.
¿Cómo es un funeral espacial y cuánto cuesta?
Un funeral espacial brinda la oportunidad de llevar las cenizas de una persona muerta al espacio. En esta práctica son imprescindibles las cápsulas herméticas, pues están diseñadas para resistir las condiciones extremas fuera de la Tierra. En algunos casos, son depositadas en la Luna o liberadas en la línea de Karman, la frontera donde comienza el espacio exterior; mientras más lejos se llegue, más aumenta el precio a pagar, según publicó la revista Muy interesante y el sitio de Celestis.
Estos funerales aplican diversos métodos para llegar a la órbita terrestre. En los casos en los que se realizan vuelos orbitales, las cápsulas con las cenizas se quedan un breve lapso a ese nivel y al regresar a la Tierra arden hasta consumirse. Sucede lo contrario con las misiones suborbitales, en las cuales es insuficiente la velocidad que alcanzan estas urnas selladas al descender. De esta forma, los restos pueden ser devueltos a las manos de los familiares.
El día del lanzamiento, la cápsula con las cenizas se coloca en una nave específicamente destinada a esta misión y contratada con anticipación por los deudos. Uno de los cohetes conocidos por participar en funerales espaciales es el Pegasus, utilizado en las primeras exequias fuera de la Tierra, celebradas por Celestis en abril de 1997.
Respecto a los precios que establece esta compañía estadounidense, el viaje redondo hacia el espacio y de vuelta a la tierra cuesta USD 2.995. La misión a la órbita terrestre cuesta USD 4.995; mientras que el vuelo a la Luna está cotizado en USD 12.995. Por último, Celestis tiene un programa al que denomina “Viajero”, que contempla un lanzamiento al espacio profundo accesible al pagar desde esa cifra, según el sitio web.
Los primeros funerales espaciales y los homenajes de la NASA
Aunque los funerales espaciales parecen una idea innovadora, tienen sus raíces en una novela de Neil Jones publicada en 1931; sin embargo, pasaron décadas para hacerlos realidad. En 1992, las cenizas de Gene Roddenberry, guionista y productor de la serie Star Trek (Viaje a las estrellas), volaron en el transbordador Columbia en la misión STS-52. El viaje duró 10 días, dio 159 vueltas a la Tierra y devolvió los restos del creador a sus seres queridos.
El segundo funeral espacial privado en la historia fue organizado por Celestis. Con su vuelo Earthview 1 en abril de 1997, un avión salió de las Islas Canarias y liberó al cohete Pegasus que llevaba los restos de 24 personas a una órbita elíptica de más de 500 kilómetros de altura. La misión alrededor de la Tierra tardó cinco años: las cenizas regresaron en mayo de 2002.
En el proceso, se incineraron junto al cohete como los restos humanos. Entre los fallecidos en este vuelo se encontraban el psicólogo y escritor estadounidense Timothy Leary junto a Roddenberry.
La NASA se unió a los funerales espaciales como forma de homenaje y realizó algunos notables. En enero de 1998, Eugene Shoemaker, astrónomo y geólogo estadounidense, codescubridor del cometa Shoemaker-Levy 9, fue homenajeado en una misión hacia la Luna. Tras su fallecimiento en un accidente vial durante 1997, su compañera Carolyn Porco propuso la idea que duró un año, según la institución.
Otro de los homenajes de la NASA se realizó en la nave New Horizons. De esta forma, brindó un servicio conmemorativo hacia el espacio profundo para el descubridor de Plutón, Clyde Tombaugh. Parte de sus cenizas aún viajan hacia la profundidad del cosmos. En 2015, sobrevoló Plutón, también el objeto transneptuniano Arrokoth, y en la actualidad se aleja del Sol, camino al espacio interestelar. Este distinguido científico se ha convertido así en el primer humano cuyos restos saldrán del Sistema Solar.
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