La cotización paralela de la divisa retomó el alza en los últimos días y pasó la barrera psicológica de los $500, aunque todavía corre por detrás de la inflación. Las razones que aportarán volatilidad al precio en las próximas semanas.
A pesar de la desaceleración de la inflación, el dólar blue sigue subiendo en la City porteña. Aumentó diez pesos este viernes y llegó a los $522, tras tocar un máximo de $525 -un nuevo récord- a primera hora de la tarde.
De esta manera, el dólar blue acumula un alza de $28 en lo que va de julio y un salto de $176 (50,9%) desde que arrancó 2023. Con esa evolución en lo que va del año, la divisa estadounidense en el mercado informal se acerca a la inflación, que avanzó 50,7% solamente en el primer semestre.
Por ese motivo, los economistas afirman que este “despertar” del dólar blue estaba dentro de lo esperado, más aún, a medida que se acercan las elecciones PASO. Aunque la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, le restó importancia al los movimientos del dólar blue, la escalada genera incertidumbre y malestar hacia el Gobierno a solo un mes de las primarias.
A grandes rasgos, se pueden mencionar cuatro factores que están presionando sobre la cotización informal del dólar.
1. La falta de avances en la negociación con el FMI
El viaje de la comitiva argentina para firmar el acuerdo se anunció y se pospuso varias veces, lo que da cuenta de las dificultades del equipo económico para cerrar el entendimiento. El ministro de Economía, Sergio Massa, hizo referencia el punto más conflictivo de la negociación y sostuvo: “No nos vamos a rendir al altar del ajuste fiscal”.
La Argentina no recibió el desembolso del FMI que estaba previsto para junio porque incumplió las metas trimestrales (de enero-marzo) y todavía discute con el organismo una reconfiguración del acuerdo que tome en cuenta el impacto que la sequía tuvo sobre el ingreso de dólares.
Aunque el Gobierno logró cancelar el vencimiento de junio con recursos que tenía disponibles, no le alcanzaría para seguirle pagando el FMI todo el año si no logra un entendimiento que haga coincidir los desembolsos del propio organismo con los pagos pendientes.
2. Reservas en rojo
En sintonía con lo anterior, las reservas del Banco Central están en una situación crítica. Se encuentran en niveles mínimos para los últimos siete años en términos brutos y son negativas en términos netos por alrededor de US$6000 millones, según cálculos privados.
El pago de importaciones, los vencimientos con el FMI, la intervención en los tipos de cambio financieros y la cancelación de compromisos con los bonistas afectaron negativamente a las reservas en los últimos meses.
3. La inflación desaceleró, pero no por mucho tiempo
El dato de inflación de junio, el último antes de las PASO, sorprendió con una baja importante en comparación con las cifras previas y los pronósticos privados. Marcó 6%, como en enero, y ambos meses mostraron la cifra mensual más baja del año.
Sin embargo, analistas consultados afirmaron que no hay razones macroeconómicas para que la desaceleración se consolida en el segundo semestre, dada la emisión monetaria para cubrir el déficit y la dinámica cambiaria.
“Consideramos que la inflación habría tocado un elevado piso en junio y que volvería acelerarse a partir de julio. Al respecto, de acuerdo con datos de alta frecuencia, fue el comienzo de mes más inflacionario desde enero 2016, con una suba semanal de 3,1% para la general y 2,7% para la núcleo”, afirmó el reporte diario de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Aunque aclaró que los aumentos de servicios suelen concentrarse en la primera semana de mes, la casa de Bolsa resaltó que “las mediciones de alta frecuencia son poco alentadoras” y dan indicios acerca de una nueva aceleración en el ritmo de los precios. “Como mencionamos en reiteradas ocasiones, los regímenes de alta inflación no tienen un camino lineal, sino que se observan picos y valles cada vez más altos hasta que se implementa un plan de estabilización”, afirmaron los analistas.
4. Las PASO, cada vez más cerca
La dolarización de carteras es un proceso que suele darse siempre en la previa electoral y 2023 no es una excepción. Con una economía frágil, se sabe que el candidato que gane en octubre tendrá que encarar un plan de estabilización bajo la atenta mirada del FMI, que continuará siendo el principal acreedor de la Argentina.
A un mes de las PASO, tres espacios políticos con proyectos bien diferentes se disputarán el sillón presidencial. Por eso, según quiénes salgan mejor perfilados de las primarias, los argentinos podrán empezar a develar qué plan económico se implementará en cada caso. Mientras tanto, el reflejo es pasar los ahorros a dólares y esperar hasta que se aclare el panorama.
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