De los 7 presidenciables que había en la coalición opositora, quedaron dos. Las listas de unidad serán excepcionales, en unas pocas provincias y en dos municipios bonaerenses. El “centro” o la “confrontación”, el cálculo en cada lado.
Con más sorpresas de última hora en el oficialismo que en la oposición, finalmente cerraron las listas de candidatos que competirán en las elecciones de este año. Hace una semana, Juntos por el Cambio tenía media docena de presidenciables declarados. La interna del PRO arrastró a todos sus socios partidarios, que terminaron orbitando las dos candidaturas presidenciales que quedaron en pie: Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se medirán en una PASO casi total, donde las listas de unidad serán raras excepciones. Comienzan dos meses de campaña que concluirán con un líder opositor claro.
Por “convicción” o como estrategia de negociación interna, dependiendo a quién se le pregunte, había hasta el jueves 7 candidatos a presidente en JxC. Además de Larreta y Bullrich, estaban Gerardo Morales y Facundo Manes del radicalismo; el peronista Miguel Pichetto de Encuentro Federal; Elisa Carrió de la Coalición Cívica y el libertario José Luis Espert. Todos, de alguna u otra forma, terminaron confirmando su juego en el armado larretista.
Morales, presidente de la UCR y gobernador de Jujuy, se convirtió en el candidato a vicepresidente del hoy jefe de Gobierno; Manes se bajó, pero terminó incorporando dirigentes en sus listas de Buenos Aires; Pichetto será la cabeza de la lista de diputados nacionales en Provincia, con la promesa de presidir la Cámara de Diputados si hay triunfo en agosto y septiembre; Espert encabezará la de senadores; y Carrió no solo incluyó a sus principales dirigentes en lugares altos de las listas legislativas, también será candidata nacional al Parlasur, es decir, estará en la boleta de Larreta en todas las provincias.
Aunque Morales, en alianza interna con Martín Lousteau, está al frente de la estructura radical, no alineó detrás suyo a la totalidad del radicalismo. En lo que refiere a autoridades partidarias, Patricia Bullrich cerró con el presidente de la UCR en Buenos Aires, Maximiliano Abad, que encabezará la lista de senadores nacionales en la Provincia. El compañero de fórmula de la exministra de Seguridad es Luis Petri, radical mendocino. Todo fue parte de acuerdos más amplios con un sector de la UCR que incluye a figuras como Alfredo Cornejo y Ernesto Sanz, donde apuestan a que un triunfo de Bullrich en las PASO reconfigure el mapa en la UCR.
“De este lado quedaron todos los presidentes de partido, la mayor parte del músculo partidario y experiencia de gestión, y del otro lado Patricia, Macri y si querés Abad. Son dos meses de campaña que habrá que demostrar para los cambios en la Argentina necesitas músculo político y capacidad de pasar leyes en el Congreso. Los cambios no los hacen los ‘ultras’ y las PASO no las ganan los ‘ultras’”, afirmaba, unas horas antes del cierre de listas, un dirigente muy cercano a Rodríguez Larreta.
“Es un análisis poco relevante. Nosotros somos una muestra de mayor renovación y cercanía con la gente y la sociedad civil, ellos son la política más tradicional. Es más renovador un Maxi Abad que un Espert, un Luis Petri que un Morales. Pero son perspectivas. La verdad es que esto para la gente al final va a ser Horacio o Patricia, lo demás tiene importancia relativa”, respondían en la mesa chica de Bullrich.
En el sector que comanda el jefe de Gobierno porteño creen que las PASO y las generales las definirá “el centro”, la masa de entre el 25% y 30% de votantes que fluctúa de elección a elección, y que, creen, suele evitar los extremos. Por eso advierten que habría que tomar nota de la jugada oficialista, con la idea de que al definir a Sergio Massa como candidato también el kirchnerismo reconoció la necesidad de supuesta “moderación”, aunque no existiera chance real de “despegar” a Massa de Cristina Kirchner y del Gobierno. Así y todo, Larreta se rodeó de sus propios halcones: pocos pueden hablar de Morales y Espert como “palomas”.
Algunos referentes del espacio bullrichista consideran que los presuntos niveles de enojo de la sociedad con el Gobierno exigen un perfil claramente confrontativo. “Argentina está en una crisis terminal. Quizás en un momento de normalidad podrías elegir a un administrador, en un momento de crisis necesitas un liderazgo nítido y de convicción. Esa cualidad es la que garantizamos con Luis”, resumió Bullrich ayer en A Dos Voces.
En el equipo de la exministra creen que la presencia de Massa afectaría más a su contrincante en la interna. La misma lectura corre para el hecho de que Juan Schiaretti compita por la presidencia en su propio frente electoral y no en un armado con JxC, algo que los halcones se adjudican como “triunfo”.
El 13 de agosto se verá, en cualquier caso, quién tenía razón. Como se anticipaba en los últimos días, se confirmó finalmente este sábado que Bullrich y Larreta medirán sus fuerzas en una competencia “casi total” que, como informó TN, podría traerle a la coalición algunos problemas luego en el Congreso.
Los 24 distritos del país tendrán listas de diputados nacionales y 8 de ellos listas de senadores nacionales. Solo en un puñado, como en Corrientes, donde gobierna el radical Gustavo Valdés, Mendoza, donde gobierna el radical Rodolfo Suárez -pero el líder local es Alfredo Cornejo-, y Entre Ríos, donde Rogelio Frigerio será candidato a gobernador, se dará el esquema de la “Y”: es decir, habrá una sola lista de legisladores nacionales que estarán pegadas tanto a la lista de Bullrich como la de Larreta.
En el mismo sentido, de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires -22 de los cuales gobierna el PRO y 33 el radicalismo- solo en 2 habrá un candidato de unidad para la intendencia: General Pueyrredón, que gobierna Guillermo Montenegro, y Vicente López, que gobierna Soledad Martínez luego de que Jorge Macri pasara a la Ciudad de Buenos Aires para competir como Jefe de Gobierno.
Tampoco en el caso de los legisladores porteños habrá unidad: Jorge Macri y Martín Lousteau competirán por el Gobierno de CABA cada uno con sus propias listas debajo de su nombre.
El que gana, no se lo lleva todo. Tras las PASO, las listas se integrarán, dependiendo de los porcentajes que obtenga cada una. Probablemente el larretismo triunfará en algunos distritos, y el bullrichismo en otros. El grado de convivencia posterior y la capacidad del precandidato a presidente que resulte electo para alinear a todos detrás suyo dependerá también, en cierta medida, de lo sangrienta que sea la campaña en el próximo mes y medio.
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