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Vie. Nov 22nd, 2024
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“En general, se trata de cuadros que no han sido detectados o siquiera valorados como problemas psiquiátricos en la infancia o adolescencia”, expresó el doctor Enrique De Rosa (Getty Images)

Con frecuencia se cree que afecta solo a los niños y que con la edad desaparece, pero esto es un mito. Cuáles son los síntomas más comunes y qué abordajes dan muy buenos resultados

Muchos adultos se presentan al consultorio con síntomas de ansiedad crónicos, que refieren desde la adolescencia. Han pasado por diversas consultas y en muchos casos han sido medicados, cuando no quizás automedicados. Sin embargo, en una evaluación más profunda se diagnostica otro cuadro, un trastorno atencional, como cuadro de base.

En diversas oportunidades, al referirnos a errores conceptuales frecuentes respecto a un tema, usamos la palabra mitos. En medicina, en salud en general, los mitos son habituales y llevan a errores de diagnóstico y, por ende, terapéuticos, que pueden llegar a tener un costo importante en la calidad de vida de las personas.

En un artículo reciente sobre de los estigmas en salud mental, comentaba cómo esos mitos en psiquiatría, psicología y salud mental son también parte de la estigmatización de la patología psiquiátrica y, en particular, de quienes la padecen.

"En general, se trata de cuadros que no han sido detectados o siquiera valorados como problemas psiquiátricos en la infancia o adolescencia", indicó el psiquiatra
“En general, se trata de cuadros que no han sido detectados o siquiera valorados como problemas psiquiátricos en la infancia o adolescencia”, indicó el psiquiatra

Una de esas concepciones erróneas muy frecuentes es encasillar a los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) únicamente en la infancia, inclusive llegando a una situación extraña en la cual los mismos niños con esta patología al crecer dejarían de tenerla.

El mito entonces es que se trata de una patología a diagnosticar solo en la infancia, que lamentablemente en algunos casos está sobrediagnosticada y, en épocas pasadas, sobremedicada, y al mismo tiempo subdiagnosticada o prácticamente no considerada en la etapa adulta. Sin embargo, existen los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (conocidos también por las siglas en inglés ADHD) en la vida adulta.

En general, se trata de cuadros que no han sido detectados o siquiera valorados como problemas psiquiátricos en la infancia o adolescencia. Así, es frecuente que un adolescente que es considerado “vago”, abúlico o, a la inversa, caótico, desordenado, fue evaluado en su momento más como un tema de comportamiento a reeducar, que un posible cuadro a diagnosticar.

"Un mito muy frecuente es encasillar a los trastornos por déficit de atención e hiperactividad únicamente en la infancia", dijo De Rosa (Gettyimages)
“Un mito muy frecuente es encasillar a los trastornos por déficit de atención e hiperactividad únicamente en la infancia”, dijo De Rosa (Gettyimages)

La tendencia que comentamos en la nota “Los famosos que hablan de sus enfermedades mentales”, en la que personas del espectáculo hablan de sus problemas de salud mental abiertamente, ha llevado a que algunos famosos como el múltiple campeón olímpico Michael Phelps, Jim Carrey, o Elon Musk, entre otros, mencionaran su vida de adultos con TDAH.

Así comienzan a aparecer testimonios de personas que han buscado respuestas por fuera de las del diagnóstico de estrés, ansiedad, o “es mi personalidad” y que son diagnosticados por primera vez en la etapa adulta.

Cómo se manifiesta

Los síntomas son variados y efectivamente se encubren de forma fácil en la vida cotidiana como temas que consideramos normales, o respuestas inevitables frente a una cotidianeidad que a veces nos supera.

Así, la astenia, el cansancio o dificultades para organizar las actividades, en particular el empleo del tiempo (estar siempre superado por los plazos), desmotivación, ansiedad, dificultad para concentrarse, o saltar a diferentes actividades (el engañoso multitasking), olvidos o una preocupación exagerada por temas de la salud física o, por el contrario, una negligencia sobre ellos, como temas alimentarios o consumo de alcohol, son algunos pero no todos los aspectos que pueden detectarse.

"El diagnóstico previo a la estructuración de una respuesta terapéutica es esencial", señaló el psiquiatra
“El diagnóstico previo a la estructuración de una respuesta terapéutica es esencial”, señaló el psiquiatra

En algunos casos en particular en mujeres, se da una baja autoestima y problemas emocionales como distimias, lo que hace que estos cuadros se consideren y sean tratados erróneamente como depresivos. Algunos de los síntomas:

Actividad excesiva o inquietud

Autoimagen negativa

Baja tolerancia a la frustración

Cambios de humor frecuentes

Depresión, ansiedad

Desorganización y problemas para establecer prioridades

Escasa planificación y habilidades para administrar el tiempo

Falta de concentración/ Hiperconcentración

Falta de motivación, fatiga e impulsividad

Inquietud y ansiedad. Olvidos

"Las dificultades para organizar las actividades, en particular el empleo del tiempo, desmotivación, ansiedad y dificultad para concentrarse son síntomas de TDAH", explicó De Rosa
“Las dificultades para organizar las actividades, en particular el empleo del tiempo, desmotivación, ansiedad y dificultad para concentrarse son síntomas de TDAH”, explicó De Rosa

Preocupaciones sobre la salud física

Problemas para enfrentar el estrés. Temperamento irascible

Problemas para realizar tareas y terminarlas

Uso/abuso de sustancias

Como se puede ver, estos elementos parciales se amalgaman fácilmente a “la vida que llevamos hoy”, lo cual es cierto y contribuye, pero no explica el cuadro. Eso lleva a medidas que se reducen también a esa parcialidad como el uso de ansiolíticos o antidepresivos. El resultado es que en la medida que no se haya realizado un diagnóstico específico descartando un TDAH y que se encuentren algunos de los elementos que componen el cuadro, el mismo pasará de manera imperceptible.

Variables de género

En el caso de las mujeres ocurre algo que a veces no se tiene en cuenta y es la manifestación diferente de los hombres en los diversos cuadros clínicos. En general, existe no solo la tendencia, (mito) a esperar que el afectado por TDAH sea un niño, sino que en particular que sea de sexo masculino. También se esperan y se detectan más fácilmente síntomas que tengan que ver con hiperactividad.

"En algunos casos la TDAH está sobrediagnosticada y, en épocas pasadas, sobremedicada, y al mismo tiempo subdiagnosticada", señaló el psiquiatra
“En algunos casos la TDAH está sobrediagnosticada y, en épocas pasadas, sobremedicada, y al mismo tiempo subdiagnosticada”, señaló el psiquiatra

Esa rigidez en la concepción clínica, como la que existe en la depresión, en la cual se espera una manifestación expresa de tristeza en lugar de valorar más las variables modales cognitivas o comportamentales (desconcentración, o menor actividad motora), hace que no se vean las variables de género.

La incapacidad o la dificultad para terminar tareas, o concretar plazos, el procrastinar, o en general síntomas de inhibición cognitiva y comportamental en lugar de la hiperactividad esperada, hacen que el cuadro pase sin ser detectado y diagnosticado.

Un elemento que a veces lleva a la confusión y eliminar el diagnóstico es la capacidad para “hiperconcentrarse” en algo, desligándose completamente de todo lo circundante. Esa aparente paradoja es también un síntoma que no debe quedar de lado al momento del diagnóstico, como siempre en la medida que se acompañe de otros.

"En algunos casos en particular en mujeres, se da una baja autoestima y problemas emocionales como distimias,", dijo De Rosa
“En algunos casos en particular en mujeres, se da una baja autoestima y problemas emocionales como distimias,”, dijo De Rosa

Finalmente, otro mito es que la única respuesta es la medicación y en particular la estimulante, que en la etapa adulta puede presentar diversos inconvenientes. Si bien la medicación es muy útil como complemento a la psicoterapia, en realidad para permitir la realización de una terapia centrada en el problema, es esta la que permitirá abordar los temas específicos.

Desde hace años existen terapias centradas en las resolución de conflictos básicos y que dan muy buen resultado práctico. Estas no buscan evaluar alguna cuestión “de fondo” sino enfocarse en el inconveniente concreto, como la organización de tareas y tiempo o establecer una higiene de sueño apropiada, el control en el uso indiscriminado de medicamentos, estimulantes, alcohol o drogas, etc.

En conclusión, el diagnóstico previo a la estructuración de una respuesta terapéutica es esencial. El costo en caso de pasar desapercibido y/o ser diagnosticado de otra manera, o autodiagnosticado y automedicado incide de manera directa en la calidad de vida. Finalmente, existen abordajes breves, una vez establecido el diagnóstico, que dan muy buen resultado y que generan un cambio que influye de manera fundamental en la vida de las personas.

* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista

infobae.com


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