Los desafíos y tendencias se difunden rápidamente en Internet, y aunque muchos de ellos son inofensivos, se debe tener en cuenta que también hay retos que implican riesgos a la salud, seguridad y bienestar de sus participantes, por eso es importante que los padres de familia permanezcan alertas a cualquier cambio en el comportamiento de sus hijos.
Esta semana una niña de apenas 11 años murió luego de ingerir dos pastillas de clonazepam en circunstancias que aún son materia de investigación. Esta tragedia, que ocurrió al interior de la institución educativa Imperio del Tahuantinsuyo en el distrito de Independencia, conmocionó a los peruanos y despertó la preocupación de los padres de familia por un desafío viral en las redes sociales que pone en riesgo a los escolares.
En los últimos años, las redes sociales han cobrado mayor relevancia y cada vez más niños y adolescentes manejan cuenta en Facebook, Instagram y TikTok, y se exponen a los diferentes peligros que acechan en Internet si no cuentan con la supervisión de un adulto responsable. Los denominados retos o challenge que incentivan a los usuarios a realizar bailes o participar en una actividad se han popularizado entre los usuarios.
Sin embargo, hay desafíos que atentan contra la salud e integridad de quien lo realiza como el ‘reto del clonazepam’ o ‘el que se duerma al último, gana’, que consiste en ingerir este fármaco que debe ser utilizado únicamente bajo prescripción médica. Los niños y adolescentes no contemplan que esta acción irresponsable podría resultar perjudicial y hasta causar la muerte.
En entrevista con Infobae Perú, la psicóloga clínica y profesora de Pacífico Business School, Sandra Céspedes, y el sociólogo y docente de la Universidad San Martín de Porres (USMP), Miguel Armesto analizaron por qué los niños y adolescentes son más propensos a los peligros de los retos virales y cómo los padres y profesores deben tomar acciones preventivas frente a los riesgos del ciberespacio.
Sandra Céspedes explicó que durante la adolescencia el sentido de pertenecer a un grupo se acentúa y los likes de las redes sociales se convierten en una meta para sentirse valorados y reconocidos. Es por ello que durante esta etapa de vida, en la que además aún no se tiene conciencia sobre las consecuencias de los actos a mediano y largo plazo, es más recurrente la participación en los retos virales sin tomar en cuenta los peligros que conlleva.
“Los niños y adolescentes todavía no están en la capacidad de evaluar las consecuencias a futuro, solo ven el resultado inmediato y las redes sociales tienen una gran influencia sobre el sentido de pertenencia y valoración”, sostuvo y precisó que en muchas ocasiones los niños y adolescentes actúan de forma automática con la expectativa de que los demás se identifiquen con ellos.
Por su parte, Armesto señaló que en la actualidad nos encontramos inmersos en lo que él llama ‘la era de la viralización’, donde la propagación explosiva de contenido se ha convertido en una fuerza dominante. Como prueba irrefutable de este fenómeno, destacó la realidad de una generación de jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 14 y los 20 años, quienes logran obtener dinero al crear contenido y compartirlo en sus plataformas de redes sociales.
Los padres deben estar al pendiente de sus hijos
Lamentablemente, muchos de los retos que circulan en Internet ha terminado con la vida de niños y adolescentes. Es por esta razón, que los padres, profesores y tutores deben estar al tanto de las redes sociales de los más pequeños.
La psicóloga destacó la importancia de mantener una comunicación cercana en un espacio de confianza entre los adultos y los jóvenes para así evitar que la cifra de muertes, por replicar retos difundidos en redes sociales, se incremente.
“Lo mejor es tratar de comunicarse, hacerles de conocimiento estas situaciones de riesgo y generar controles específicos”, sugirió y enfatizó que ir al extremo como prohibir el uso de internet resultaría un error y causar el efecto contrario.
Por su parte, el sociólogo afirmó que es responsabilidad de los padres mantenerse alerta acerca del comportamiento de sus hijos y los cambios que manifiesten, ya que podrían indicar que algo no anda bien y que su vida podría estar expuesta. “A esa edad son manipulables, y eso ocasiona que, si un niño de 13 años ve que un niño de su edad en otra parte del mundo le funciona algo, va a querer repetirlo, porque quiere la aceptación con su grupo”, argumentó.
Afianzar la comunicación
En esta época, dominada por la tecnología y la conectividad digital, los niños y adolescentes tienen un mayor acceso a celulares y computadoras con Internet, mientras los padres suelen estar menos presentes en la vida de sus hijos por diversos factores, como las largas horas de trabajo. No obstante, se debe trabajar en fortalecer el vínculo y crear un clima de confianza y respeto.
Armesto cuestionó que actualmente los padres vivan intensamente abocados a su trabajo porque a consecuencia de la crisis económica actual, la principal preocupación radica en la necesidad de generar ingresos para hacer frente a sus deudas y cubrir los gastos básicos del hogar.
“Estamos viviendo en una era de tanta rapidez, movimiento e intensidad que nos descuidamos como padres”, señaló y resaltó que la responsabilidad como padres no debe ser dejada de lado.
En esa línea, Sandra Céspedes señaló que no se trata de establecer normas de conversación, sino se debe ir más allá. “Dentro de toda esta especie de vorágine de trabajo,se debe generar espacios con los hijos y no como una regla ni tan estructurado, sino un espacio en el que los padres y los hijos se diviertan, haya distensión y posibilidad de compartir algo como juegos, deportes, cine, comidas; un espacio donde puedan compartir y durante ese momento tratar de comunicarse de qué es lo que el adolescente siente piensa, quiere y desea”, indicó.
Otro punto importante que destaca la especialista es conocer el círculo de amigos de los niños y adolescentes, para que de esta manera se pueda identificar cómo se comporta en su entorno y reconocer ciertas conductas que lleven a la sospecha de que algo anda mal, como por ejemplo: se encierra en su cuarto y no habla con nadie, el nivel de comunicación disminuyó, el tiempo de conectividad con las redes sociales es mayor, no expresa las actividades que realiza con sus amigos, oculta cosas en su dormitorio, entre otras.
Agregó que se debe tener en cuenta que el comportamiento de los hijos variará como parte del paso de la niñez a la adolescencia. “A los padres les frustra saber cómo tratarlos”, manifestó. En ese sentido, reiteró que es fundamental generar espacios de diálogo.
Responsabilidad conjunta
La psicóloga dijo que el desarrollo de la personalidad y autoestima de los niños y adolescentes pasa por la supervisión tanto de padres como de profesores o tutores. “El niño y el adolescente se está formando, está creciendo y el entorno protector es el colegio y la casa. Ambos son responsables en su desarrollo, crecimiento y fortalecimiento y generar herramientas necesarias para afrontar los peligros a los que están expuestos”, argumentó.
En ese sentido, sostuvo que las instituciones educativas se debe incluir en la malla educativa el conocimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que formarán parte de su vida y que las redes sociales pueden incentivar el reconocimiento, pero también la frustración.
El sociólogo destacó que el control y el establecimiento de límites en casa es fundamental, sin caer en los extremos como prohibir el uso de Internet, porque es la forma de interactuar de los menores de edad. “Es complicado decirle a un niño que no tenga redes, porque su mundo y la manera de hasta interactuar va en función a eso, está conectado al teléfono”, puntualizó.
Infobae
- La nieta de Elvis Presley presentó una demanda para paralizar la subasta de la mansión Graceland - 21 de mayo de 2024
- Abinader insta a gran pacto nacional en República Dominicana - 21 de mayo de 2024
- Asamblea General reconoce mayor participación de Palestina en la ONU - 10 de mayo de 2024