Un estudio de la Universidad de Northwestern, en EE.UU, llamó “superancianos” a las personas con capacidades cognitivas excepcionales para su edad. Cuáles son los detalles de esta condición, según dos expertos consultados por Infobae
La capacidad de la memoria va disminuyendo inevitablemente con la edad. Esto se debe a que a medida que se envejece, el cerebro comienza a encogerse lentamente. Alrededor del 40% de las personas mayores de 65 años tienen problemas de memoria asociados con la edad, y casi el 1% de estos casos progresan hacia la demencia cada año. Sin embargo, un estudio descubrió a un grupo de adultos mayores, a los que llamaron “SuperAgers” o “Superancianos” cuyos cerebros se mostraron resistentes al deterioro cerebral.
¿Qué los hace tan especiales? Tienen más de 80 años pero conservan características cognitivas de un adulto de entre 20 y 30 años más joven.
Según un estudio realizado en la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, y publicado en la revista The Journal of Neuroscience en noviembre pasado, las neuronas situadas en la corteza entorrinal, responsables de la memoria, son considerablemente más grandes en estas personas. Este descubrimiento podría ser la clave para prevenir la enfermedad del Alzheimer.
El doctor Lisandro Olmos, director del posgrado de Rehabilitación Neurológica de Fundación Barceló, explicó a Infobae sobre este descubrimiento: “Este es un estudio muy interesante donde se demuestra que se puede llegar a edades avanzadas de la vida, por encima de los 80 años, con la capacidad cognitiva preservada similar a la de gente joven. La importancia de este estudio radica en que han asociado el número de neuronas en la corteza entorrinal y en el hipocampo y el tamaño de esta corteza respecto a gente joven y han observado que estos “superancianos”, tienen un aumento del número de neuronas en estas áreas del cerebro tan sensibles y que tanto influyen en los mecanismos de memoria”.
Por su parte, el neurólogo y director médico de Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), Alejandro Andersson, dijo Infobae que la longevidad es el mantenimiento de la capacidad funcional de nuestro organismo, nuestro cuerpo y cerebro, a lo largo del tiempo. Es la demora en el proceso de envejecimiento, el cual depende de la genética y del estilo de vida.
“Lo que yo puedo contar desde mi experiencia personal es que conocí a dos mujeres, una de 105 y la otra de 108 años, quienes compartían una serie de características comunes. Eran muy lúcidas, con mucha información, con recuerdos que contaban al detalle, se mantenían activas físicamente, tenían una visión positiva de la vida, les gustaba aprender algo nuevo todos los días, les gustaba mucho la actividad social, y particularmente a la de 105 años le encantaba hacer reuniones en su casa y me contaba que cocinaba y hasta baldeaba el patio”, explicó Andersson.
Sin embargo, señaló que estos hábitos podrían tener una base biológica porque “el “superpoder” que tienen estas personas tan lúcidas tiene que ver con una estructura biológica, neurológica, cerebral distinta, donde hay unas neuronas grandes, “extralarge”, que les permiten ser lo que son. Poseen un grupo de neuronas más grandes que las normales, en una estructura del cerebro que está involucrada en la preservación de la memoria, la capa 2 de los hipocampos de la corteza entorrinal y esto está muy relacionado con la reserva cognitiva. La presencia de estas “superneuronas” en este lugar no la tienen las personas de la misma edad que padecen deterioro cognitivo, ni tampoco los de 60 y 65 años que empiezan a presentar trastornos de la memoria”, describió.
Luego explicó porqué esta característica se asocia con la demencia: “Estas neuronas están justo en el primer lugar del cerebro donde se nota el Alzheimer, o sea, donde las neuronas normalmente se mueren y va avanzando la enfermedad porque se deposita una proteína anormal, la beta-amiloide”, destacó.
Todo lo anterior explicaría por qué la degeneración neuronal no se produce en los superancianos, o por lo menos no al ritmo propio de una persona de edad avanzada, y mantienen las habilidades cognitivas de una persona entre 20 o 30 años más joven.
El doctor Andersson explicó que el tema es cómo lograr tener esas “superneuronas”. “No sabemos si podremos favorecer su desarrollo y además a qué edad habría que hacerlo. ¿Los tratamientos tendrían que ser en los adultos mayores, en los adultos medios, en los jóvenes o es algo que hay que hacerlo en la infancia? Esto es muy nuevo y nos faltan datos todavía”, concluyó.
Tres trayectorias en el envejecimiento
Emily Rogalski es neurocientífica cognitiva en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y directora asociada del Centro Mesulam de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer y formó parte del equipo de investigación que acuñó el término “superagers” o “superancianos” hace 15 años, para esas personas con tan excepcional memoria.
Lo que los investigadores están aprendiendo de ellos y sobre la prevención de la demencia podría permitir descubrir nuevos factores protectores en el estilo de vida, la genética y la resiliencia para los cambios comunes que surgen con el envejecimiento. “Es estimulante saber que hay buenas trayectorias de envejecimiento”, dijo Rogalski. “Es posible vivir mucho y bien”, afirmó.
Según la investigadora, los efectos del envejecimiento en nuestra cognición pueden presentarse de estas formas:
1. Trayectoria patológica: la cognición se deteriora más rápido de lo esperado para la edad, como en el caso de la demencia. Su mayor factor de riesgo es el envejecimiento. Un informe de 2020 de Lancet estima que alrededor del 40 por ciento de las demencias pueden prevenirse.
2. Trayectoria normal o promedio: la memoria y las habilidades cognitivas pueden comenzar a disminuir alrededor de los 30 o 40 años. La mayoría de las personas de 80 años, en ciertas pruebas de memoria, pueden recordar aproximadamente la mitad de cuando tenían 50 años, dijo Rogalski. A pesar de ser menos agudos, las personas mayores que siguen esta trayectoria aún pueden funcionar y prosperar en la vida cotidiana. Pero hay mucha variabilidad individual.
3. La tercera trayectoria: los superancianos, que después de los 80 años parecen tener al menos la misma agudeza mental y memoria que los de 50 y 60 años.
“La palabra que usaría para describir a este grupo es resistente”, dijo Rogalski. Muchos superancianos soportaron dificultades, incluida la pobreza extrema, la pérdida de familiares a una edad temprana o la supervivencia en los campos de concentración del Holocausto, dijo.
El doctor Olmos señaló que los consejos respecto a lograr plenitud en la tercera edad ya son conocidos y destacó: “El ejercicio físico es una de las actividades más adecuadas que se pueden recomendar junto con una dieta saludable, como la mediterránea. También es importante el control de los factores de riesgo cardiovasculares, entre ellos hipertensión, obesidad, diabetes, no fumar. Es sabido también que la interacción social mejora las capacidades cognitivas a largo plazo y ayuda a llegar octogenarios con capacidades intelectuales más preservadas”, concluyó.
Hábitos de vida comunes de los supercentenarios
Los superancianos comparten un estilo de vida, según el estudio de Universidad de Nortwestern. Estas son las actividades que realizan:
1. Se mantienen activos físicamente.
Es una de las mejores cosas que se puede hacer a medida que se envejece. “La actividad física da como resultado una mayor ingesta de oxígeno, lo que ayuda a que el cuerpo funcione de manera óptima. El ejercicio ayuda al corazón y los ejercicios de fortalecimiento muscular reducen específicamente el riesgo de caídas. El ejercicio regular también ayuda a mantener un peso saludable. El riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer se triplica en personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30. Incluso hacer ejercicio dos veces por semana ayudará a reducir las posibilidades de contraer la enfermedad en el futuro”, explicaron los autores del estudio.
2. Desafían su cerebro
La actividad mental puede ser tan importante como la física. Sudoku, leer o hacer un curso para que haga salir de la zona de confort ayudarán a estimular e y hacer “trabajar” al cerebro de nuevas maneras.
3. Tienen fuertes relaciones sociales
Según el estudio, en los “SuperAgers” existen neuronas grandes llamadas Von Economo, que se cree que desempeñan un papel en el procesamiento social y la conciencia. La doctora Rogalski afirmó que en autopsias de los superancianos revelaron que tienen de cuatro a cinco veces más el número de esas neuronas en comparación con el octogenario promedio.
“No es tan simple como decir: ‘Si tiene una red social fuerte, nunca tendrá la enfermedad de Alzheimer’”, dijo la doctora Rogalski. “Pero si hay una lista de elecciones saludables que uno puede hacer, como seguir una dieta sana y no fumar, mantener redes sociales sólidas puede ser una de las primeras en esa lista”. Actividades como visitar familiares y amigos, colaborar de forma voluntaria en alguna organización y salir a diferentes eventos se han asociado con una mejor función cognitiva.
Y, al contrario, una baja participación social en edades avanzadas implica un mayor riesgo de demencia. Estos hechos validan la idea de que el ambiente es un actor principal de nuestro envejecimiento.
4. Disfrutan de la vida
Los superancianos estudiados por los especialistas estadounidenses, dijo la doctora Rogalski, son entusiastas del ejercicio físico y también pueden disfrutar de una copa de vino todas las noches. Según el estudio, los bebedores moderados tenían un 23 por ciento menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer o problemas de memoria que los no bebedores.
La clave aquí es la moderación. Es igualmente importante tener en cuenta que beber más de la cantidad recomendada se considera un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer.
Somos lo que comemos
Aunque no todos los superancianos en el grupo de Rogalski tenían alimentación perfecta, se recomiendan ciertas dietas para una salud cerebral óptima. La dieta MIND, que combina las dietas mediterránea y DASH, ha demostrado reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Consultado por Infobae en una nota reciente, Conrado Estol, especialista argentino en neurología, salud y bienestar y fundador de la Clínica Breyna en Buenos Aires, expresó: “Aunque la genética no se puede cambiar, llevar un estilo de vida saludable y una nutrición protectora cerebral, como la MIND, disminuye el riesgo de demencia y/o alteraciones cognitivas en personas sanas y jóvenes”.
Una dieta mediterránea consiste en consumir alimentos saludables y no procesados como pescado, verduras, frutas y legumbres.
La dieta DASH, menos conocida, exige una ingesta reducida de sodio a través de una alimentación que incluye cereales integrales y verduras.
La combinación da como resultado una dieta que fomenta el consumo de bayas, verduras de hoja verde, aceite de oliva, cereales integrales, legumbres e incluso vino. Una dieta combinada funciona al reducir el riesgo de inflamación y estrés oxidativo, dos posibles causas de enfermedades crónicas y otras enfermedades.
infobae.com
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