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Jue. Nov 21st, 2024
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Los interesados deben ingresar al portal de la Senescyt para acceder a los diferentes planes de estudios.
Los estudios universitarios se convierten en un dilema para algunos jóvenes.

El informe, ejecutado en cuatro países, revela que la vocación (26%) y las oportunidades profesionales (21%) son los motivos fundamentales en la elección de sus estudios. Lea todos los resultados.

Al 53% de los jóvenes les preocupa haber elegido una profesión que sea sustituida por la tecnología, según datos del informe ‘¿Por qué estudiamos?’, la tercera encuesta Flash de la Fundación SM realizada a través del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica.

Aun así, el 52% de los encuestados opina que el sistema educativo se está adaptando «lo suficiente» a los cambios en el mercado laboral para preparar a los estudiantes para los trabajos del futuro.

La encuesta se realizó entre el 27 de marzo y el 3 de abril de 2023 a 1.600 estudiantes de entre 14 y 29 años, de España, Chile, Brasil y México.

Por otro lado, el estudio constata que el 61% de los jóvenes afirma que tener habilidades o conocimientos «no sirve de nada» si no se puede demostrar con una titulación académica y cuatro de cada cinco jóvenes entienden que la sociedad da más importancia a tener un título que a ser una persona formada, aunque tres de cada cinco jóvenes afirman que los profesores han fomentado su interés por aprender.

En este contexto, al 77% de los jóvenes le «apasiona» lo que estudia. Sin embargo, algo más de la mitad reconoce que habría elegido otro tipo de formación si tuviese el futuro asegurado económicamente (54%).

Además, el 79% de los y las jóvenes de clase alta-media alta opina que la oferta de plazas académicas debería estar supeditada a las necesidades del mercado laboral, frente al 66% de los jóvenes de clase baja-media baja.

Las principales motivaciones de los jóvenes hacia el estudio son poder dedicarse a lo que les gusta (29%) y tener más oportunidades de empleo (23%), lo que representa una importancia mayor que las relacionadas con el interés por aprender, formarse o cambiar el mundo.

«Elijo la carrera de Ingeniería informática y Administración de empresas por una proyección futura y para tener salidas laborales. Administración de empresas me gusta también y así no hago solo una carrera, si no que la complemento también de cara al futuro», ha destacado Carmen, una alumna de primero bachillerato del Colegio Corazón Inmaculado.

Por su parte, Jimena ha destacado que las «salidas es algo que esta muy presente», pero que también «hay que tener vocación y estudiar aquello a lo que quieras dedicarte en un futuro«.

Así, la vocación (26%) y las oportunidades profesionales (21%) son los motivos fundamentales en la elección de sus estudios. En este sentido, el trabajo indica que la clase alta estudia en mayor medida para tener mas oportunidades de empleo, mientras que los de la clase media-baja eligen menos sus estudios por vocación y más por obtener un título y opinan que para tener éxito profesional es más importante estar bien relacionado que estudiar.

«La necesidad de insertarse al mercado laboral es más urgente por apoyar a las familias o mantenerse por si mismo«, ha destacado la coordinadora de investigación y evaluación educativa en Fundación SM, Ariana Pérez Coutado, durante la presentación del estudio.

En cuanto a los docentes, el 75% de los jóvenes opina que la falta de vocación de los profesores impacta negativamente en los estudiantes, crítica que se acentúa a partir de los 21 años.

En este sentido, los jóvenes de clase media son los más críticos con la capacidad de los docentes para fomentar el interés por aprender y actualizar sus metodologías de enseñanza.

La formación profesional se adapta más rápido al mercado laboral

El 78% de los encuestados opina que la formación profesional se adapta más rápidamente que la formación universitaria a las demandas cambiantes del mercado laboral. En este caso, los jóvenes que se encuentran entre los 18 y 20 años lo señalan en menor proporción (66%) en comparación con los jóvenes de 25 a 29 años (83%).

Aun así, el estigma sobre el reconocimiento social de la formación profesional está mucho más presente entre los menores de 18 años. Además, es el grupo de edad que se muestra menos de acuerdo con la idea de que la educación pública deba estar al margen de la racionalidad económica.


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