Tal vez no hace falta describir lo que pasó, ya que todos vieron la noticia. Hoy se produjo por primera vez en Paraguay. El hecho, un alumno de 16 años. La víctima, la profesora y directora de 44 años. Toda la comunidad educativa de la institución de Colonia Independencia, es víctima. Los 14 alumnos que presenciaron el hecho. Los familiares de la profesora; los familiares del alumno; y si seguimos ampliando el anillo de afectados, podemos decir que todas las instituciones educativas del Paraguay están conmocionadas. Y al final de cuentas, todo el país.
Mi esposa es docente de aula desde hace muchos años, y tenemos un amplio círculo de amistades que trabajan en el ámbito educativo. Nuestra iglesia tiene varias instituciones educativas en Paraguay.
Con mi esposa estudiamos los sábados en el Centro Regional de Educación Saturio Ríos, donde hace un par de semanas se dio una amenaza de masacre por parte de un estudiante de otra institución que ya fue identificado.
Ahora, me pregunto; ¿Qué pasos deben seguir las instituciones educativas?
Nuestra institución ya ha tomado algunos protocolos de seguridad, pero no deberíamos quedarnos con protocolos únicamente. Me pregunto si mañana, ¿Se sentirán seguros los profesores dando clase? ¿Y los estudiantes?
La idea de la mochila transparente es interesante. Tal vez los alumnos deberían asistir únicamente con un cuaderno y el celular en el siglo XXI. No sé porqué llevar tantas chucherías al colegio.
Pero de todas maneras, un estudiante puede utilizar cualquier estrategia si quiere ejercer algún tipo de violencia. Ojalá que podamos dialogar sobre esto. No creo que el problema se solucione contratando a 100 psicólogos por el MEC.
La violencia es un germen que está en el ser humano desde los tiempos de Caín que asesinó a su hermano con un cuchillo. Y toda la sociedad está muy violenta; empezando por los políticos que se pasan insultando y tirando cosas en el palacio de la «democracia».
Y pasando por los matrimonios o parejas cabeza del hogar; Posiblemente la violencia también tiene componentes sociales, culturales y espirituales.
Veo que el chico del caso de hoy era hijo de padres, funcionarios del estado en el área de salud, personas muy religiosas, y el mismo alumno muy involucrado en las actividades de su capilla.
Pienso que es tiempo de abrirnos como sociedad, abriendo espacios de diálogo, y de diálogo personal con las personas y jóvenes. Antes eran los curas o los pastores. Hoy los psicólogos; pero pienso que cualquier persona, especialmente los docentes, deben hablar con sus alumnos, permitir que fluya en el aula un espíritu de cordialidad, donde el docente puede hablar sinceramente sin autoritarismo, y permitir que los alumnos exterioricen sus pensamientos, sus actitudes, sus preocupaciones, sus temores, sus dolores, sus alegrías; en un ambiente de confianza.
Tal vez esto no sea una solución total. Es solamente el inicio. Padres y psicólogos debieran hablar sobre las señales de alarma a las que hay que estar atentos. Y seguramente habrá muchas otras cosas que se pueden hacer.
Pienso que en las instituciones debieran existir expertos en resolución de conflictos, ya que esto también puede ser una acción preventiva y que busque soluciones a tanta violencia.
Todos juntos deberíamos trabajar activamente por construir centros educativos que tengan como fin primordial construir la paz entre todos los integrantes de la comunidad.
Cómo teólogo, pienso que Jesucristo es el Señor de la paz. Lastimosamente la religiosidad ha creado más conflictos de lo que podemos pensar. En los países más religiosos hay matanzas en las escuelas. Por eso, también me pregunto, qué tipo de religión estamos predicando.
Hasta aquí. Sigamos reflexionando en este tema.
- Wolfgang A. Streich
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