El presidente Alberto Fernández reconoció que el aumento de precios es un problema “muy difícil de manejar”.
Argentina volvió a registrar una alta inflación en abril, de 8,4 %, y un acumulado interanual de 108,8 %, la más alta desde 1991 (115 %) y una de las más elevadas a nivel mundial.
Según informó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) indicó que los rubros que más repercutieron en el aumento de precios fueron prendas de vestir y calzado (10,8 %); alimentos y bebidas no alcohólicas (10,1 %); y restaurantes y hoteles (9,9 %).
En marzo, el país sudamericano reportó una inflación de 7,7 % y 104,3 %, hasta entonces el pico máximo de las últimas tres décadas.
Tras conocerse el dato de inflación de aquel mes, la portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, había señalado que se atravesó “el peor momento”, y confió en que comenzaría “una tendencia a la baja” que el Gobierno esperaba ver reflejada próximamente.
“Inflación psicológica”
“Tenemos un problema muy serio con la inflación, muy difícil de manejar“, reconoció en la mañana el presidente Alberto Fernández en una entrevista con Radio 10.
El mandatario afirmó que la noche del jueves mantuvo un diálogo con el ministro de Economía, Sergio Massa, en el que le propuso trazar “un objetivo definitivo para parar esto”.
En cuanto a las causas que determinan el incremento de precios, aseguró que hay “muchas”, entre las cuales mencionó “la especulación” que generan quienes anticipan “una devaluación”, y el alza del dólar paralelo o ‘blue’, que hace que muchos comerciantes minoristas aumenten los precios “por las dudas”.
Para el presidente, de eso se trata la “inflación psicológica” que mencionó el mes anterior y por la que muchos lo “criticaron”.
“Tuvimos un problema muy serio con la inflación en abril, una corrida que llevó el dólar (paralelo) a más de quinientos pesos. En una semana, subió y bajó y volvió a los precios que tenía. Pero esa subida opera en la cabeza de los argentinos y luego baja el dólar y los precios no“, explicó Fernández.
Causas y efectos de un drama económico
A un IPC ya elevado que había dejado el anterior Gobierno de Mauricio Macri (53,8 % en 2019), se han sumado otros factores en el último tiempo como la pandemia de coronavirus, el conflicto en Ucrania y una sequía histórica en Argentina, que repercutió directamente en el precio de los alimentos.
El aumento de precios constante provoca un desfase entre los salarios de los trabajadores y el costo de vida, sobre todo en aquellos empleados no registrados, que no suelen tener actualización de ingresos mediante negociaciones gremiales con las cámaras empresarias.
Este ritmo de aumento en los alimentos impacta directamente en los niveles de pobreza (39,2 %) e indigencia (8,1 %), dado que esos sectores de la población son los que destinan una mayor porción de sus ingresos para comprar la comida diaria.
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