El levantamiento de datos en las áreas agrícolas arrojó un rendimiento total de 9,4 millones de toneladas, lo que significa una salida a la crisis del 2022, cuando la caída alcanzó casi el 70%.
La reciente cosecha culminó con un total de 9.459.133 toneladas de granos de soja, casi tres veces más que el fracasado rendimiento del año pasado y también superior al desempeño del 2019, aunque todavía por debajo del récord de 10,6 millones de toneladas del 2020. El sector agrícola destaca el margen positivo de ingresos que dejó la campaña para cubrir las pérdidas de la temporada anterior e invertir en la próxima siembra.
En la campaña 2022-2023 se sembraron en total 3,68 millones de hectáreas, siendo Alto Paraná, Itapúa, Canindeyú y Caaguazú los departamentos con mayor protagonismo; en conjunto tienen una participación de más del 80% de la superficie, de acuerdo con el estudio que presentaron la Unión de Gremios de la Producción (UGP) y el Instituto Nacional de Biotecnología Agrícola (Inbío).
Como los agricultores echan las semillas por etapas, se detectó que el grueso estuvo en el cultivo medianero con un 41% de concentración, seguido del tempranero en 33% y tardío en 26%.
En cuanto al rendimiento, el presidente del Inbío, Alfred Fast, explicó que el promedio es de 2.565 kilos por hectárea, muy superior a los 979 kilos que se consiguieron en el 2022, cuando los productores no alcanzaron a cubrir los costos de los insumos. El sector estima que a partir de 1.500 kilos por hectárea cierran los números, pero solo para pagar los costos, es decir, quedó un margen positivo de 41% en la reciente campaña.
“Hay un superávit y viene bien para llenar el hueco que dejó a los productores el año pasado”, dijo al respecto Fast.
Sin embargo, hay zonas que reportaron una baja producción, como el caso de San Pedro y Concepción, donde el rendimiento no alcanza los 1.500 kilos.
Algunas sorpresas. El estudio se realizó mediante teledetección satelital y sistemas de información geográfica.
El consultor Antonio Pekholtz comentó que un fenómeno que llamó la atención es el incremento de cultivo de soja en campos bajos que son utilizados generalmente para el arroz. “Eso significa biotecnología”, dijo acerca de la adaptación de la soja a suelos que son considerados no aptos para la oleaginosa.
Sin embargo, aclaró que no reemplaza al arroz, sino que la soja se utiliza como un rubro rotativo que además sirve para eliminar el arroz rojo y aportar nitrógeno a la tierra, permitiendo así un ahorro al productor.
Los datos no contemplan la soja zafriña.
Importantes ingresos de divisas
De mantenerse el ingreso de USD 555 por tonelada de soja exportada, el 2023 podría cerrar con más de USD 5.000 millones a través de los granos y sus derivados como harina y aceites.
Aunque las cotizaciones son fluctuantes y en la Bolsa de Chicago hay una tendencia a la baja en lo que resta del año, el volumen de dinero igualmente será importante.
Potencial. De acuerdo con el presidente de la UGP, Héctor Cristaldo, en la Región Oriental hay un potencial de 8.700.000 hectáreas, el uso agrícola de esas tierras asciende a 5,6 millones de hectáreas, donde los cultivos extensivos tienen una participación de 3,6 millones de hectáreas. El resto está destinado a otros rubros agrícolas y a barbecho.
En ese sentido, el sector sojero recordó que aún hay superficie subutilizada en el país.
Otra particularidad de nuestra agricultura mecanizada es que Paraguay es uno de los pocos países que pueden sembrar cinco cultivos en dos años.
ultimahora.com
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