Un gen particular, que conduce a una nariz más alta (de arriba a abajo), puede haber sido producto de la selección natural cuando los humanos antiguos se adaptaron a climas más fríos.
Los humanos heredaron material genético de los neandertales que afecta la forma de nuestras narices, encuentra un nuevo estudio dirigido por investigadores de la UCL (University College London).
Un gen particular, que conduce a una nariz más alta (de arriba a abajo), puede haber sido producto de la selección natural cuando los humanos antiguos se adaptaron a climas más fríos después de salir de África, según la investigación, publicada en Communications Biology.
El coautor correspondiente, el Dr. Kaustubh Adhikari (UCL Genetics, Evolution & Environment y The Open University) dijo: “En los últimos 15 años, desde que se secuenció el genoma neandertal, hemos podido aprender que nuestros propios ancestros aparentemente se cruzaron con Neandertales, dejándonos con pedacitos de su ADN.
“Aquí, encontramos que parte del ADN heredado de los neandertales influye en la forma de nuestras caras. Esto podría haber sido útil para nuestros antepasados, ya que se ha transmitido durante miles de generaciones”.
El estudio utilizó datos de más de 6.000 voluntarios de América Latina, de ascendencia mixta europea, nativa americana y africana, que forman parte del estudio CANDELA dirigido por UCL, que reclutó a personas de Brasil, Colombia, Chile, México y Perú. Los investigadores compararon la información genética de los participantes con fotografías de sus rostros, específicamente observando las distancias entre los puntos de sus rostros, como la punta de la nariz o el borde de los labios, para ver cómo los diferentes rasgos faciales se asociaron con la presencia de diferentes marcadores genéticos.
Los investigadores identificaron recientemente 33 regiones del genoma asociadas con la forma de la cara, 26 de las cuales pudieron replicar en comparaciones con datos de otras etnias utilizando participantes en el este de Asia, Europa o África.
En una región del genoma en particular, llamada ATF3, los investigadores encontraron que muchas personas en su estudio con ascendencia nativa americana (así como otras con ascendencia del este asiático de otra cohorte) tenían material genético en este gen que fue heredado de los neandertales, contribuyendo al aumento de la altura nasal. También encontraron que esta región del gen tiene signos de selección natural, lo que sugiere que otorga una ventaja a quienes portan el material genético.
El primer autor, el Dr. Qing Li (Universidad de Fudan), dijo: “Durante mucho tiempo se especuló que la forma de nuestra nariz está determinada por la selección natural; dado que nuestra nariz puede ayudarnos a regular la temperatura y la humedad del aire que respiramos, diferentes Las narices con forma pueden adaptarse mejor a los diferentes climas en los que vivieron nuestros antepasados. El gen que hemos identificado aquí puede haber sido heredado de los neandertales para ayudar a los humanos a adaptarse a climas más fríos cuando nuestros antepasados se mudaron fuera de África”.
El coautor correspondiente, el profesor Andrés Ruiz-Linares (Universidad de Fudan, UCL Genetics, Evolution & Environment, y Aix-Marseille University) agregó: “La mayoría de los estudios genéticos de la diversidad humana han investigado los genes de los europeos; la muestra diversa de nuestro estudio de participantes latinoamericanos amplía el alcance de los hallazgos del estudio genético, ayudándonos a comprender mejor la genética de todos los humanos”.
El hallazgo es el segundo descubrimiento de ADN de humanos arcaicos, distintos del Homo sapiens, que afecta a la forma de nuestra cara. El mismo equipo descubrió en un artículo de 2021 que un gen que influye en la forma de los labios se heredó de los antiguos denisovanos.
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