En pleno conflicto con el PSG, el astro argentino quedará libre a partir del 30 de junio y su regreso al conjunto culé asoma allanado. Sin embargo, las dificultades económicas y administrativas del Blaugrana plantean un duro desafío para cerrar el fichaje
La historia entre el Fútbol Club Barcelona y Lionel Messi se parece cada vez más a esas películas románticas en las que los dos desean estar juntos pero son demasiados los obstáculos que lo impiden.
Hasta el momento, el Barcelona parece enfrascado en tantos problemas internos. Pese a saber que Messi ya está prácticamente en el mercado, que quiere seguir jugando en Europa, que las condiciones para continuar en el PSG son nulas, y que por ahora no tiene ninguna oferta de ningún otro club del Viejo Continente, igualmente tiene tantas dificultades por resolver que quizá no le alcance ni el tiempo, ni mucho menos el dinero, para conseguirlo.
Cuando todo indica que los tiempos de definición se aceleran por los sucesos en el PSG (la suspensión por dos semanas a Messi para entrenamientos y partidos por su viaje a Arabia Saudita como embajador turístico de ese país pese a haberlo comunicado con tiempo, y las protestas de varios hinchas en la sede del club, con insultos al argentino incluídos), en estas horas, por fin, el actual capitán del Barcelona, Sergio Busquets, comunicó que ya tiene la decisión tomada sobre su futuro, y que al regreso de los entrenamientos (la Liga se para esta semana por la final de la Copa del Rey, el sábado en Sevilla) se la dirá al entrenador y ex compañero suyo, Xavi Hernández.
Esta decisión de Busquets, sobre si irse a jugar a la MLS o a Arabia Saudita, o de quedarse cobrando muy a la baja en el Barcelona, no es una más, sino que está muy estrechamente ligada a lo que pueda hacer Messi en el futuro próximo. La del rosarino con el volante es una gran amistad y, de hecho, cada vez que vuelve al Barcelona para días de descanso (como ocurrió la semana anterior), suelen ir a cenar con sus esposas, así como con Jordi Alba y Pepe Costa (una especie de secretario privado del todavía crack del PSG) y sus parejas.
Esto también indica que si Busquets ya tiene tomada la decisión sobre sus próximos pasos, es altamente probable que Messi también sepa la suya, o, cuanto menos, parte de la suya. Quienes lo rodean insisten en que lo único que hay, por ahora, son las ganas de regresar a vivir en un lugar en el que fue tan feliz, como Barcelona, donde tiene su casa, familiares, amigos y hábitos que no pudieron ser cambiados por la distancia, toda vez que tanto su esposa, sus hijos o él mismo utilizaron el avión de su propiedad para disfrutar aunque sea horas, o un fin de semana, en la ciudad condal.
Hasta el momento, Messi no ha recibido ninguna oferta formal del Barcelona, como de ningún club europeo, aunque desde algunos medios se insiste con que la entidad catalana le hará llegar una propuesta que consiste en 25 millones de euros anuales brutos (lo que significa 13 millones netos), que es justamente la cuarta parte de lo que cobraba al momento de que fuera echado indirectamente por los mismos que hoy desean fervientemente recuperarlo, hasta el 30 de junio de 2021. Ese contrato podría ser por dos años, si el rosarino aceptara, o se incluyera la fórmula del “uno más uno” (con la posibilidad de romperlo el 30 de junio de 2024).
Lo que el Barcelona no explica (porque no puede hacerlo) es cómo podría concretar esta operación cuando tiene tantos obstáculos por resolver. Si tuvo dificultades para inscribir en la Liga a dos de sus jugadores más queridos por los aficionados como el uruguayo Ronald Araujo y a la joven promesa Gavi, si debe rebajar 200 millones de euros de masa salarial y que luego el órgano de Viabilidad de la Liga le dé el último OK, si tiene que jugar toda la temporada 2023/24 (y varios meses más) en el estadio Olímpico de Montjuic (55.926 espectadores) por obras en el Camp Nou (99.354) y si aún queda saber si finalmente la UEFA va a sancionar o no al club para jugar la próxima Champions League por el Caso Negreira, los nubarrones son demasiados como para que en este momento estén dadas las condiciones para el regreso de Messi.
Y sobre llovido, mojado, justo en el mismo día en el que en el Barcelona se enteraban de la sanción a Messi en el PSG que parecía abrirle las puertas de manera definitiva, el director de Fútbol del club catalán, Mateu Alemany, responsable principal de todas las contrataciones de jugadores y ampliamente elogiado por su trabajo al inicio de la temporada por la gran cantidad de refuerzos que consiguió casi con magia, comunicó que se irá el 30 de junio, ante una oferta “imposible de rechazar” por parte del Aston Villa inglés, en donde ataja Emiliano “Dibu” Martínez y cuyo entrenador es un compatriota suyo, Unai Emery.
Esto significa que cuando por fin Messi abandone formalmente el PSG, el gran generador de pases del Barcelona, Alemany, ya no estará en el club y ya le están buscando reemplazante. ¿Acaso por eso es que en las últimas horas desembarcó en la ciudad el muy poderoso agente portugués Jorge Mendes, que lleva la representación del joven delantero Ansu Fati y del volante Nico González, a préstamo en el Valencia? ¿O que también haya llegado casi al mismo tiempo el ex volante brasileño-portugués Deco, que representa a Raphinha?
Todo indica que serán días de enorme voltaje en Barcelona, no sólo porque se lanzará a quemar los últimos cartuchos para traer a Messi (al fin y al cabo, una promesa desde hace más de un año del presidente Joan Laporta, quien hasta llegó a llorar en una entrevista reconociendo que no se había tratado bien al rosarino cuando se lo conminó a partir en agosto de 2021), sino que para conseguir que eso ocurra, tiene que librar mil batallas en otros frentes para generar las condiciones para que recién luego pueda hacer una oferta en firme a la estrella del PSG y la selección albiceleste.
De alguna manera, esas batallas ya comenzaron: van creciendo, por ejemplo, las quejas de los socios porque los abonos para la temporada en el Olímpico de Montjuic o se mantuvieron o se encarecieron, cuando subir a la montaña, donde se encuentra el estadio, es mucho más complicado, y el club quitó las facilidades que había hasta ahora para que los que no concurrieran a los partidos pudieran recuperar parte del dinero revendiendo su asiento (el club se quedaba con una pequeña parte), lo que se denomina en catalán “Seient Liure” (asiento libre). Muchos ya especulan con que esto está relacionado con la posibilidad de que haya cada vez más espacios libres para que esas entradas sean vendidas al club a precios carísimos a los turistas, a los que la oferta de ver a Messi podría subyugarlos más que hoy.
La llegada de Mendes, tan cercano a Laporta (desde ya que el club no contempla reducir el presupuesto de sus opíparos almuerzos o cenas en los mejores restaurantes de la ciudad), puede implicar que ya el club abra la puerta de salida a Ansu Fati, sin importar ya que su gigantografía ocupe un lugar central del Camp Nou. El joven, que no tuvo problemas para jugar con la camiseta “diez” y que llegó a ser representado por Rodrigo Messi, ya parece claro que no cuenta demasiado para las temporadas siguientes porque nunca pudo regresar a su nivel previo a las lesiones que lo marginaron del equipo por muchos meses.
Se cree que Ansu Fati, como el extremo marroquí Eze Abde, de gran temporada en el Osasuna, donde se encuentra a préstamo, y de muy buen Mundial de Qatar, también podría dar muy buenos dividendos en una futura venta, y ahora, como maná del cielo, apareció el Newcastle con una supuesta oferta de 80 millones por Raphinha, que no sería otra cosa que el servicio que Deco, su agente, le presta a los azulgrana (con los que fue campeón de la Champions en 2006) alcanzándoles una oferta de un club interesado en su representado. Se le podría sumar a ellos una paga definitiva del Tottenham por el marcador central, Clément Lenglet (a préstamo en el equipo londinense) y que se le busque otro destino definitivo a Nico González, hoy en el Valencia.
Luego vendrá el capítulo de las reducciones salariales y allí, en primera fila, se encuentran los dos veteranos amigos de Messi, Alba y Busquets, que ya tuvieron buenos gestos en un pasado reciente. El club espera por la decisión de ambos, aunque la valoración no es la misma, porque el entrenador, Xavi, cuenta con el volante, pero claramente el lateral izquierdo perdió la titularidad ante el joven Alejandro Balde, y eso podría generar una intención de emigrar. En el juego de las salidas también se ven con buenos ojos las del defensor Eric García y el delantero Ferrán Torres, que dejaron la disciplina del Manchester City para regresar a la liga española, pero no han terminado de convencer.
Claro que para convencer a Messi no se necesitará solamente de la melancolía o una oferta potable, sino también un proyecto deportivo. En este sentido, se considera que el equipo titular (a punto de ganar la Liga) es competitivo, pero que lo que no hay es un banco de suplentes sólido, lo que en el contexto del fútbol español se suele llamar “fondo de armario”. Para que haya cracks que lleguen, Laporta apela a sus amigos de tantos años, especialmente Mendes pero también el agente israelí Pinjas Zahavi, principal factótum de la llegada del polaco Robert Lewandowski. Se cree que podría regresar del Chelsea Pierre Emerick Aubameyang, que casi no tuvo chances de jugar, están avanzadas las conversaciones con el volante alemán del Manchester City, Ilkay Gundogan, y aún quedaría alguna chance para la llegada del volante de la Real Sociedad Martín Zubimendi (aunque Mendes insiste en colocar a Rubén Neves, su representado, del Wolverhampton, y a Joao Cancelo, del Bayern Munich).
Pero incluso si todos los planetas se alinearan, como por arte de magia, y los problemas económicos se solucionaran, aún queda otra piedra más, y es que se espera para los próximos días una decisión de la UEFA sobre si va a sancionar o no al Barcelona por el Caso Negreira. En este punto, el club bajó a los medios afines un discurso optimista luego de que Laporta visitara hace dos semanas al titular del organismo europeo, el esloveno Alecsander Ceferin, para explicarle los alcances de la actuación de la entidad catalana con el pago durante dieciocho años al vicepresidente de los árbitros españoles.
Lo que se informó en aquellos siguientes días a la reunión es que Laporta habría conseguido que no hubiera sanción al Barcelona, pero ahora esos mismos medios están llamados a silencio y lo que realmente habría respondido el titular de la UEFA (que manifestó repetidamente que se trata del caso más grave de la historia del fútbol del continente), es que esa decisión no depende de él sino de un órgano independiente.
¿Jugaría Messi en un Barcelona fuera de la Champions y como local en el Olímpico de Montjuic? Máxime cuando volvió a ser visitado por David Beckham, que trata de convencerlo para que vaya a jugar a su Inter de Miami de la Major League Soccer (MLS) de los Estados Unidos, que será la sede principal del Mundial 2026 y de la Copa América de 2024, o tiene en la mesa una oferta de Arabia Saudita por 400 millones de euros anuales para vestir la camiseta del Al Hilal de Ramón Díaz, y cuando la Premier League parece encender motores para ir acaso en su búsqueda, Messi comenzará a deshojar la margarita, si no es que ya lo tiene claro desde hace unos días.
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