El medio especializado The Economist, en una reciente publicación, señaló que la economía boliviana se encuentra “al borde del colapso”. En esa nota, cita la palabra de expertos que señalan que el Gobierno no podrá negar esta situación por mucho tiempo más.
De acuerdo con el reportaje, la escasez de dólares que se vive en el país es uno de los síntomas de la crisis que se avecina, así como la caída del valor de los bonos soberanos que el Estado colocó en los mercados financieros internacional.
“En febrero, el Banco Central de Bolivia (BCB) dejó de publicar datos sobre sus reservas de divisas. En marzo, tomó la inusual medida de vender billetes verdes directamente al público, después de que las casas de cambio empezaran a quedarse sin ellos. Cuando la cola se hizo demasiado larga, el banco obligó a los bolivianos a reservar cita por Internet. La próxima disponible es en julio. Los inversores están asustados. Los bonos del Estado con vencimiento en 2028 han perdido casi la mitad de su valor desde enero”, se lee en la publicación.
The Economist además hace un recuento de los factores que llevaron a Bolivia a su situación actual, como la nacionalización, el establecimiento de un tipo de cambio fijo, la caída de los precios internacionales de las materias primas y la incapacidad del Gobierno de realizar ajustes a sus políticas de subvención y gasto público.
“Los expertos alabaron el milagro económico de Bolivia. Pero no era sostenible. El Gobierno gastó gran parte de las ganancias inesperadas del gas natural en subsidios a los combustibles, en empresas estatales ineficientes y en apuntalar el tipo de cambio. Estas políticas estatistas y populistas han inhibido la inversión. En 1999, tras la privatización del sector energético del país, las entradas netas anuales de inversión extranjera directa como porcentaje del PIB alcanzaron el 12%. Desde 2014, la media ha sido de apenas el 0,7%. Ese mismo año, el precio del gas cayó, al igual que la producción. La inversión anual en yacimientos de gas cayó de más de 1.000 millones de dólares en 2015 a 300 millones el año pasado”, señala la publicación.
El medio especializado agrega que, debido a la falta de ajustes en el gasto público, el país acumuló deudas y utilizó sus reservas para financiar las subvenciones.
“La deuda pública -se lee en el reportaje- se ha duplicado desde 2014 hasta alcanzar la friolera del 80% del PIB, por encima de la media regional y mundial, y peligrosamente alta para un país de renta media baja. Un estudio de la Fundación Milenio, un centro de estudios de La Paz, la capital, descubrió que, de las 63 empresas estatales de Bolivia, solo YPFB obtuvo beneficios entre 2006 y 2019”.
Ante este escenario, el economista de la Universidad Católica Boliviana (UCB) Carlos Gustavo Machicado, citado por The Economist, señala que “se avecina una crisis de balanza de pagos, como en 1982”.
“Ese año, Bolivia entró en una crisis que acabó en hiperinflación. Hoy los signos de la presión financiera están por todas partes. En las calles de La Paz, los oportunistas venden dólares a un precio muy superior al oficial. Los sindicatos negociarán aumentos salariales en mayo, y exigen una subida del 10%”.
Por su parte, el exdirector del BCB, Gabriel Espinoza, también citado por el medio, calcula que la inflación alcanzará el 6% a finales de año, por lo que el medio concluye que es posible que “el presidente Luis Arce no pueda negar los problemas de Bolivia durante mucho más tiempo”.
Página Siete
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