Investigadores determinaron la causa de un comportamiento inusual en las arañas tejedoras de embudos, que consiste en que las hembras se enroscan como si estuvieran muertas antes de mantener relaciones sexuales.
Las hembras de la araña del embudo adoptan un extraño comportamiento para aparearse: se hacen las muertas durante el acto sexual para que a los machos les preocupe menos la posibilidad de ser devorados, según un nuevo estudio. Esto, a su vez, facilita que las hembras elijan a los mejores compañeros, haciéndose las muertas para atraer a sus parejas y luchar contra los matorrales.
Se sabe que algunas arañas tejedoras de embudos -una familia de arañas rápidas y delgadas que construyen sus telas en forma de embudo- practican el canibalismo sexual, que consiste en que las hembras matan y se comen a los machos una vez que la pareja ha terminado de aparearse. Naturalmente, esto hace que el sexo sea mucho menos atractivo para los machos, que se juegan literalmente la vida cada vez que quieren tener relaciones.
Para evitarlo, algunas especies han desarrollado un comportamiento inusual conocido como catalepsia sexual, en el que la hembra enrosca las patas y permanece inmovilizada como si hubiera muerto. Esto permite a los machos ocuparse de sus asuntos sin tener que preocuparse de convertirse en un tentempié post-sexo para la hembra.
Los investigadores conocen desde hace tiempo la catalepsia sexual en las arañas, pero hasta ahora no estaba claro si las hembras se inmovilizaban voluntariamente en beneficio de los machos o si éstos ejercían algún tipo de control sobre el comportamiento, ya fuera a través de algún desencadenante conductual o mediante una señal química.
Para entender lo que ocurría, los investigadores realizaron experimentos con arañas tejedoras de embudos de la especie Aterigena aculeata para comparar la catalepsia sexual con comportamientos similares y ver si estaba controlada por los machos o por las hembras. Los resultados se publicaron el 21 de marzo en la revista Current Zoology.
Durante los experimentos, el equipo observó a las hembras de A. aculeata en uno de estos tres escenarios: participando en catalepsia sexual de forma natural durante el apareamiento; haciéndose las muertas, también conocida como tanatosis, tras ser sacudidas en un tubo de ensayo; y siendo dormidas mediante anestesia, para imitar una posible señal química producida por el macho.
Después, las arañas morían congeladas y sus cuerpos se trituraban para que los investigadores pudieran analizar las sustancias químicas utilizadas para coordinar las acciones de las arañas. Esto permitió a los investigadores buscar similitudes físicas y químicas entre los comportamientos.
“Si la catalepsia sexual se parecía mucho a la tanatosis, probablemente estaba controlada por la hembra. Pero si era más parecida a la anestesia, sugería que no estaba bajo el control de la hembra y podía haber sido influida por el macho”, dijo a Live Science en un correo electrónico Mark Elgar, coautor del estudio y biólogo evolutivo de la Universidad de Melbourne (Australia).
Los resultados mostraron que la catalepsia sexual parecía casi idéntica a la tanatosis. Los individuos que habían experimentado ambos comportamientos tenían perfiles químicos mucho más similares que los que habían sido anestesiados.
“Este hallazgo sugiere con fuerza que la catalepsia sexual está controlada por las hembras y actúa como una forma de que éstas elijan a sus parejas”, remarcó Elgar. “El apareamiento sólo se produce cuando la hembra entra en catalepsia sexual, de modo que si no se comporta así, el apareamiento no tiene lugar”, añadió.
Aunque las hembras parezcan estar muertas durante el proceso de apareamiento, los machos son plenamente conscientes de que están fingiendo. Poco después de terminar el apareamiento y de que el macho se haya alejado, la hembra se levanta y se escabulle.
La catalepsia sexual también se da en otras especies de arañas tejedoras de embudos, pero es demasiado pronto para saber si la técnica funciona igual en el resto del grupo, según Elgar. “Aún no está claro si ha evolucionado sistemáticamente como un mecanismo femenino de elección de pareja o como un mecanismo masculino de protección contra el canibalismo sexual”, añadió.
Hacerse el muerto no es el único comportamiento que utilizan las arañas para escapar del canibalismo sexual. En abril de 2022, unos investigadores revelaron que los machos de Philoponella prominens, un tipo de araña tejedora de orbes, utilizan un mecanismo similar a una catapulta en sus patas para lanzarse inmediatamente lejos de las hembras después de terminar el apareamiento.
infobae.com
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