Cuando el hombre llegó a la Luna, se propuso participar en una misión espacial. Ya trabajó en muchísimas y prepara las próximas.
El Apolo 11 fue la quinta misión tripulada del programa Apolo de los Estados Unidos y la primera vez en la historia en enviar un ser humano a la luna. Millones de personas en todo el mundo miraban con entusiasmo el acontecimiento. Entre ellos, los jóvenes eran los más emocionados.
El 20 de julio de 1969, un joven ecuatoriano vio por televisión el primer alunizaje y quedó asombrado. Se prometió a sí mismo que algún día sería como los héroes que habían logrado esta hazaña: “Yo quiero ser uno de esos ingenieros”, se dijo.
Este muchacho que bordeaba los veinte años luego se convirtió en un científico e ingeniero mecánico, que hoy vive en California, donde trabaja para la Universidad Estatal de Sacramento y como profesor asociado de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, o NASA por sus siglas en inglés. Se trata de José J. Granda, ingeniero por la Escuela Politécnica Nacional, máster en ciencias y doctor en ingeniería mecánica de la Universidad de California, que se desempeña como investigador en los campos del modelado y simulación de sistemas mecatrónicos, así como biomecánica, dinámica, diseño y reproducción de vehículos aeroespaciales.
José Granda ha sido reconocido como miembro senior de la Sociedad para el Modelado y la Simulación de San Diego California. También es reconocido como experto en simulaciones por computadora, recibiendo el Premio al logro académico sobresaliente de la Universidad de California o el Premio a la Excelencia Académica en Investigación e Innovación de la Universidad Estatal de California entre 2021 y 2022.
José es el hijo privilegiado de un mecánico. Ha dicho en repetidas ocasiones que cuando era niño jugaba con las piezas, herramientas y motores en el taller de su padre. Después de graduarse de una universidad en Quito, ganó una beca de maestría y trabajó como asistente en la Universidad de California, Berkeley. Fue entonces cuando el sueño empezó a cumplirse.
Con 26 años llegó a los Estados Unidos en 1974, el mismo año en que su madre falleció. Granda contó, en una radio local, que su mamá se enteró que él había aplicado a cuatro becas en universidades estadounidenses. Poco antes de morir, su madre lo llamó, le entregó USD 800 y le dijo: “Si te aceptan, te vas”. Dos universidades, Berkeley y Stanford, lo aceptaron. Granda optó por Berkeley y, en ese momento, era el único estudiante ecuatoriano.
Seis años más tarde, luego de graduarse trabajó para la International Business Machines Corporation, también conocida como IBM, un socio estratégico de la NASA en el campo del procesamiento de datos. Sus simulaciones matemáticas lo pusieron en el radar de la NASA y fue invitado al Centro Langley, el más antiguo de los centros de la NASA, se encuentra en Hampton, Virginia.
En la NASA, en donde ha trabajado durante las siguientes dos décadas en investigaciones para varias misiones espaciales y donde se ha convertido en el vocero de la organización de administración espacial para los medios hispanoparlantes, Granda tuvo la oportunidad de trabajar con el Dr. Raymond S. Montgomery, quien se encontraba desarrollando el sistema de control del transbordador espacial Discovery. Él es su mentor, según ha reconocido en varias entrevistas.
El profesor Granda ha participado en 17 misiones espaciales, ha publicado 14 libros, antologías de artículos científicos en su campo y más de 70 artículos científicos.
Fue en el lanzamiento del transbordador espacial Discovery, en 1984, cuando su sueño de estar en el cuarto de control de una misión se cumplió. Granda fue uno de los ingenieros que trabajó en poner al Discovery en órbita.
Desde 2005, estudia la estación y el transbordador espacial, desarrollando modelos matemáticos de la estación y acciones que se pueden tomar para mantenerla estable.
Actualmente trabaja en el programa Artemis, que busca llevar a la primera mujer y la primera persona de color en la Luna y que consiste en una serie de misiones cada vez más complejas que permitirán la exploración humana a la Luna y Marte: “Especificamente, mis alumnos y yo estamos estudiando el módulo de descenso y ascenso, en esta ocasión quieren llevar carga a la Luna y establecer un módulo para que se pueda quedar un tiempo”, dijo Granda para El Universo.
Además, junto con sus estudiantes trabaja en la modelación de nuevos vehículos con los que la NASA pueda explorar asteroides.
A pesar de sus reconocimientos, Granda guarda una enseñanza que le dejó su padre, con quien aprendió el gusto por la mecánica: “Entre más proyectos tengas, sé más humilde”. Según contó en una entrevista con Teleamazonas, su mayor mérito es el impacto que pueda generar en sus estudiantes.
En sus intervenciones, Granda ha animado a los futuros ingenieros a no temer a la complejidad de la profesión. El investigador ha asegurado que practica a diario matemáticas, física y trigonometría.
El profesor Granda trata de transmitir valor y seguridad a los jóvenes ecuatorianos, quiere animarlos para que se decidan a aprovechar las oportunidades y a forjar sus sueños, como el que él mismo cumplió al decidir investigar sobre cómo el ser humano puede conquistar el espacio.
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