Falta de infraestructura escolar incide en gasto de las familias más pobres en educación pública. Especialista recomienda analizar insumos que podrían prescindirse, como la compra de uniformes.
En la visión de las familias, sobre todo de clase media, la infraestructura escolar es uno de los elementos fundamentales que necesita una mayor inversión con el propósito de mejorar la educación, sostiene el estudio Gratuidad de la educación pública. Estudios de caso sobre los aportes económicos de los hogares para la educación obligatoria, de autoría de Luis Ortiz.
El libro revela además que la necesidad de aulas nuevas en 9.500 establecimientos educativos es de 6.344.
El MEC en su reporte oficial de noviembre del año pasado destacó que 12.000 aulas requieren de reparaciones, dato que se encuentra igualmente en esta investigación.
Además se requiere de la construcción de 2.854 sanitarios nuevos en las escuelas y colegios públicos.
El autor del libro subraya la necesidad de atender este elemento, pero sin desatender otro fundamental que preocupa a las familias paraguayas. La formación docente.
“Se trata de encarar la inversión de ambos, de manera enlazada”, indica el análisis publicado en formato de libro con la producción de Juntos por la Educación y el apoyo de la Unión Europea.
La semana pasada, Ilda Alcaraz y Blanca Morel, mamás de la escuela pública Clotilde Emilia Paredes, del barrio Capellanía en San Lorenzo, se encontraban pintando la sala del quinto grado debido a que ni el Municipio ni el MEC intervienen en el local.
Primero, le pasaron una lata de creolina que sirve como desinfectante.
“Nosotros de nuestro bolsillo compramos todo, la brocha tenemos en casa y la creolina y la pintura que vamos a pasar después compramos con el aporte que nos hacen algunas familias”, indicaron las madres.
Análisis. La inequidad de la infraestructura escolar reproduce los efectos asociados a la pobreza, reduciendo la capacidad de la educación como herramienta para combatir la desigualdad social, explica Ortíz en su estudio.
“La mayoría de los estudiantes que provienen de familias de clases desfavorecidas asisten a establecimientos educativos que presentan graves problemas de infraestructura”, explica.
Las fallas en la construcción, la ubicación geográfica o el diseño del edificio pueden afectar negativamente en la iluminación, la ventilación y la temperatura del espacio.
Otro aspecto es que la masificación de la oferta y un crecimiento rápido de la población han favorecido un diseño arquitectónico que fomenta la construcción de disciplinas rígidas, cuando las características de la sociedad actual exigen un replanteamiento de este modelo de escuela.
Recomendaciones. La investigación aconseja al MEC y al Estado atender, antes de todo, la escasez y el deterioro de la infraestructura básica para colaborar con una política de infraestructura adecuada.
Luego, debería establecerse una infraestructura que favorezca la operación en red de los centros educativos, generando espacios propicios para realizar un trabajo pedagógico innovador y colaborativo.
Las tasas de finalización, culminación del ciclo e incremento de matrícula serán los efectos positivos de una infraestructura escolar óptima. “Propiciarán el rendimiento acádemico”, sostiene.
El MEC alega que requiere de USD 1.000 millones para atender estas aristas.
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