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Vie. Nov 22nd, 2024
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Luego de iniciar el año con diferencias producto del tema del ‘cese al fuego’, las dos delegaciones llegaron a México para retomar el diálogo y llegar a nuevos acuerdos.

El clima del comienzo de la segunda fase del diálogos entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en México, pareciera haberse distendido tras la crisis causada por el tema del ‘cese al fuego bilateral’, que impactó en la estabilidad de las conversaciones que mantienen desde noviembre de 2022.

El pasado lunes, las delegaciones del Gobierno y del ELN reanudaron en Ciudad de México la Mesa de Diálogos de Paz, que busca poner fin a las históricas confrontaciones en el contexto del conflicto armado, que se ha extendido por décadas en ese país.

El inicio de esta nueva ronda de negociaciones ocurre tras la resolución de la crisis entre ambas partes luego de que la histórica guerrilla manifestara que no se adheriría a la propuesta presidencial de ‘cese al fuego’, sin que hubiera antes un acuerdo.

Aunque ese tema ya fue abordado en Caracas, resta hablar sobre la más reciente propuesta del mandatario colombiano, Gustavo Petro, que busca cambiar el término de ‘cese al fuego’ por ‘cese de hostilidades’, una denominación más amplia que contempla compromisos para proteger a la población civil, principal víctima de las confrontaciones entre los grupos armados.

Un cambio de tono

El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, abrió su participación en México con la afirmación de que ambas delegaciones están asociadas “para construir una paz integral y duradera“, lo que significó un pronunciamiento más firme, comparado con su discurso en la primera reunión en Caracas, donde expresó que esperaba tener un interlocutor con “puntos comunes” en cuanto a las expectativas de un cambio.

Beltrán dijo que la “mesa de conversaciones de paz es un instrumento del mandato de cambio”, con referencia al Gobierno de Petro, “cuya agenda busca acordar transformaciones y poner fin al conflicto armado”.

En su opinión, el “torrente transformador” producto del estallido social de 2021, “llegó a la Presidencia con el actual gobierno progresista”.

“A este mandato de cambio también obedecemos en el ELN”, aseveró.

Aunque Beltrán ha tenido posturas críticas sobre la ‘paz total’, bandera de Petro, y su alcance, en esta oportunidad responsabilizó al “viejo régimen”, con referencia a los mandatos anteriores, de ser el obstáculo para lograr “una paz integral y duradera”.

Agregó que en esta nueva ronda se realizarán los preparativos para “acordar un cese al fuego bilateral temporal y nacional“, lo que abre una posibilidad de negociación, luego del momento crítico que se vivió por este tema.

Aseveró que no se producirá “una revolución por contrato”, ni “una desmovilización automática de las rebeldías” por decreto.

En declaraciones anteriores, el jefe del ELN mostró diferencias con el acuerdo de paz firmado en 2016 con las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), debido a que, en su opinión, el desarme del grupo guerrillero causó que los excombatientes fueran asesinados.

La crisis de enero

El inicio de esta segunda ronda de acercamientos generó gran expectativa porque estuvo precedida por un mes con visiones encontradas y desencuentros entre el ELN y el presidente que tambalearon la Mesa de Diálogo.

Estas desavenencias causaron que ocurriera una suerte de negociación dentro de la negociación, para desanudar la crisis generada por el ‘cese al fuego bilateral’, informado por el mandatario el 31 de diciembre de 2022 en un trino.

Según un comunicado del grupo guerrillero conformado en los años sesenta, el anuncio presidencial no fue discutido con esa delegación, lo que significaba que la decisión había sido “unilateral“, sin acuerdo. Tras este traspiés, Bogotá suspendió el ‘cese al fuego’ con el ELN y le pidió una “tregua verificable”.

El grupo insurgente volvió a pronunciarse y expresó que el Gobierno “pone en crisis el desarrollo de la mesa” por tomas de decisiones sin consultar. Sin embargo, manifestó que se preparaba para la segunda ronda de negociaciones.

En medio de esta situación ya crítica, el mandatario dio un ultimátum al grupo insurgente al pedirle que escogiera entre el camino de Camilo Torres, pionero de la Teología de la Liberación que se unió a esa guerrilla, o del capo del narcotráfico Pablo Escobar.

En respuesta, la delegación del ELN negó sus vínculos con el tráfico de drogas y respondió que “nada tiene que ver con el narcotráfico ni con ninguna fase de su cadena”. Además, aseveró que EE.UU. y el Gobierno falsean la verdad y encubren a los “verdaderos responsables” al tildarlos de narcotraficantes.

Desescalada de tensiones

A pesar de que los señalamientos no cesaban, a mediados de enero ambas partes acordaron realizar una reunión extraordinaria en Caracas, antes de llegar a México.

A pesar de la tirantez, el ELN apostaba por “tomar correctivos” para dejar atrás la crisis. Finalmente, el encuentro se llevó a cabo y las diferencias fueron aclaradas.

Las delegaciones hicieron hincapié en que “conviene mantener los mecanismos de comunicación” durante los periodos en los que no están reunidas, para evitar futuros desencuentros como el ocurrido.

actualidad.rt.com


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